El ‘pujolismo’ del 3% llega al banquillo por una fortuna en el extranjero que el propio Pujol reconoció, pero que limita a una herencia sin regular
Este lunes ha dejado una imagen para la historia: el inicio del juicio al 23 años de corrupción de Pujol y el pujolismo. A sus 95 años, sus problemas de salud no le han ayudado a escapar, ni siquiera por videoconferencia. Porque Jordi Pujol tendrá que explicar el origen de la fortuna familiar, millonaria amasada a base de comisiones que recibió durante años de empresarios catalanes a cambio de contratos públicos.
Eso tiene que ser certificado por la Audiencia Nacional a partir de este lunes. Es un juicio sobre la fortuna creada gracias al 3%. La que la familia Pujol escondió en el extranjero y que el propio Jordi Pujol reconoció, a través de una carta hace más de una década. Una carta en la que decía que, en 30 años, nunca había encontrado tiempo para regularizar una supuesta herencia de su padreFlorencio.
Fue en 2014 cuando una declaración de Jordi Pujol hizo saltar por los aires su reputación. El expresidente catalán, con esas 575 palabras, admitió tener dinero escondido en el extranjero. Pese a confesar esa fortuna millonaria, Pujol negó cualquier actividad ilegal. «Hay una herencia que viene de muy lejos, que viene de mi padre», así justificó esas cuentas en Andorra.
Un argumento, que la fortuna fuera de España es gracias a una herencia, que choca con las pruebas de la UDEF. Al parecer, el expresidente catalán -también su familia- se habrían hecho ricos durante años con la adjudicación de contratos realizados por su propio Gobierno.
Pujol nunca lo ha reconocido
pero el nunca lo ha reconocido. Siempre ha mantenido la teoría de que el dinero se lo dejó su padre, Florenci. En 2022 en una entrevista en Ser Catalunya dijo que le dolía que le llamaran corrupto. «Lo importante es que nunca se coja ni una peseta», afirmó. Ante esto, el periodista le preguntó si no había cogido alguna peseta. «No», respondió sin rodeos.
Una trama en la que su esposa, Marta Ferrusola, habría jugado un papel clave. Usó lenguaje religioso para ordenar los traslados. Ella era la madre superiora. Y pese a que todo el clan Pujol negó las mordeduras, el expresidente, nervioso ante el Parlamento, optó por amenazar. Siempre se ha interpretado que estas palabras iban dirigidas al rey emérito. “Si cortas la rama de un árbol, al final se cae toda la rama con todos los nidos que hay. Pero no sólo se caerá esa rama, no. Se caerán todos”, dijo en 2014.
Ahora, 11 años después de la declaración, comienza este juicio donde La Fiscalía pide nueve años de prisión para él. Un expresidente que seguirá el juicio desde casa por videollamada.
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