nuevas claves sobre la montaña artificial de Emiratos que agitará el Mundial
La pregunta no se originó en un comentario de oficina o cafetería: fue planteada por Tim Merlier, uno de los velocistas dominantes en el pelotón, cuando dijo que ve una colina «creciendo cada año» justo al lado de las áreas a través de las cuales se planifica la carrera. Sus palabras, pronunciadas durante una conversación informal con Jan Bakelants, encendieron la mecha. Y, en este caso, el rumor ha encontrado un terreno bastante fértil: el cerro existe, está documentado y forma parte de un complejo deportivo que se ha ido elevando capa a capa, vertiente a vertiente, como si el emirato quisiera modelar su propio relieve donde antes solo había una llanura infinita.
Una montaña hecha a mano… y con miles de toneladas de materiales
La estructura de Al Wathba comenzó de forma casi anecdótica en 2023: una pendiente de 1,4 kilómetros cercana al 6% y con unas cuantas rampas aisladas que rozaban el 9%. Suficiente para un KOM discreto en medio del desierto, pero insuficiente para una selección seria. Era, un poco más, una moda pasajera “mover las piernas” en las etapas llanas del UAE Tour.
Pero eso cambió muy rápidamente. Para 2026, la colina medirá A lo largo de 2 kilómetros acumula 92 metros de desnivel positivo y se vuelve muy duro en los últimos 500 metros, donde sube hasta rondar el 11%. Esto no es una coincidencia: el montículo fue construido con arena de antiguas dunas fósiles, agregados extraídos del propio desierto, capas de geotextil para evitar desplazamientos y asfalto especialmente compactado, diseñado para soportar altas temperaturas sin que la superficie «flote».
Y lo más llamativo es lo que se avecina: según documentos internos del emirato consultados por empresas de ingeniería civil, de aquí a 2028 la idea es lograr una ascensión mucho más seria, de unos 3,8 km, con una pendiente media cercana al 6,5% y una llegada que rondará el 11% en casi un kilómetro. Los últimos 250 metros podrían llegar incluso al 13%. Una subida corta, ciertamente, pero sostenida, quemada por el calor y expuesta al viento: precisamente este tipo de terreno donde un velocista puro empieza a ver cómo el ácido láctico dicta su sentencia.
Hudayriyat: la colina que muestra la nueva cara de Abu Dhabi
La otra gran novedad está en Hudayriyat, una isla transformada por el dragado y un urbanismo agresivo, que albergará un velódromo cubierto, parques deportivos, rutas ciclistas permanentes y, para colmo, una serie de pistas artificiales que ya superan varias decenas de metros de altura. Aquí la pendiente es más variada: desde suaves rampas del 4 al 5% hasta muros que en ocasiones llegan al 10%. Estas no son montañas alpinas y no pretenden serlo. Se trata de colinas de diseño, diseñadas para dar al paisaje una tercera dimensión y ofrecer al ciclismo un elemento que simplemente no existe de forma natural en el Golfo.
Cada nueva capa de trabajo confirma que no se trata de un conjunto temporal. Las laderas están estabilizadas mediante sistemas de drenaje capaces de soportar lluvias torrenciales raras pero violentas, y el acabado incluye vegetación, senderos y zonas de paso público resistentes a la sal. Si finalmente el circuito del Mundial pasa por allí, la isla se convertirá en un estadio al aire libre para miles de aficionados… y una prueba de esfuerzo para los ciclistas.
Tensión deportiva: los velocistas contra la nueva geografía
Merlier lo expresó sin rodeos: «Lo aumentan cada año. Para mí, el arcoíris nunca llegará». Su frase ilustra el cambio de tendencia: desde Bergen 2017, casi no hay campeonatos del mundo para velocistas puros, y Montreal 2026 y Alta Saboya 2027 Seguirán la misma línea. Abu Dhabi, en teoría, debería haber sido la excepción: la UCI vetó la meta en Jebel Hafeet y solicitó específicamente un recorrido llano.
Pero la presión del propio emirato para que muestre su músculo urbano y deportivo ha reabierto la puerta a un final diferente. Y en un ciclismo cada vez más dominado por corredores totales (Pogacar como ejemplo supremo), un límite artificial repetido vuelta tras vuelta podría detener la carrera debido al desgaste. Con 40 grados, viento cruzado y pendientes a razón de vatios/kilo, un sprint masivo no está garantizado.
El mapa, el tesoro que nadie suelta
Hasta la fecha no existe ningún contador de ruta oficial. El Consejo de Deportes de Abu Dabi muestra el velódromo, la isla, los polideportivos… pero no desvela la vuelta del Mundial. Todo está discretamente acordado con la UCI, que encuentra un delicado equilibrio: exigir seguridad, espectáculo y, cuando sea posible, pluralidad deportiva.
Lo único que está claro es que, ya sea que la carrera entre en Hudayriyat o en Al Wathba, la lucha será entre pegadores y pilotos todoterreno. Si se mantiene un circuito urbano cerca de la Corniche, Yas o Saadiyat, el viento será protagonista y los trenes sprint tendrán más opciones. El resto es ruido. Pero un ruido que crece, como el propio cerro.
Pogacar sonríe, Merlier suspira y Abu Dhabi gana la conversación
En el ciclismo donde cada detalle cuenta, Emirates ha conseguido algo que pocos sitios consiguen con tres años de antelación: situar un proyecto civil en el centro del debate deportivo mundial. Mientras los compactadores siguen dando forma a Hudayriyat, Pogacar observa con una media sonrisa. Merlier, frunciendo el ceño. La UCI, bajo el microscopio. Y el aficionado, curioso por saber si en 2028 el arcoíris se decidirá en un sprint de 70 horas o en una colina lanzada a mano, piedra a piedra, por uno de los países más ambiciosos del planeta. La única certeza es que la montaña ya existe. Y que el debate, gane quien gane, también tenga repercusión.
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