El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó este miércoles que su país «ha dado al mundo una lección de democracia» después de que el Tribunal Supremo confirmara la sentencia del expresidente. Jair Bolsonaro, condenado a 27 años y tres meses de prisión por intento de golpe de Estado. «Por primera vez en los 500 años de historia de este país, hay una persona encarcelada por intento de golpe de Estado.

Hay un expresidente de la república y cuatro generales presos. Esto demuestra que la democracia es para todos», subrayó. Lula reiteró que «la democracia no es un privilegio», sino un «derecho». ejercido por 215 millones de brasileños. «Estoy feliz, no por el encarcelamiento de nadie, sino porque este país ha demostrado que tiene la madurez suficiente para ejercer la democracia en su sentido más pleno», afirmó, según informó ‘O Globo’. El presidente también ha destacado que «el sistema de Justicia brasileño demostró su fortaleza» y «no se dejó intimidar por amenazas externas».

«Hizo un excelente juicio, donde no hay una sola acusación de la oposición, todo son acusaciones dentro del mismo escuadrón que intentó dar un golpe de Estado en este país», afirmó. El Tribunal Supremo determinó la víspera que Bolsonaro cumpliría su condena en la sede de la Policía Federal en Brasilia, donde permanecía en prisión preventiva desde el sábado por un posible intento de fuga después de que intentara quitarse su tobillera electrónica mientras se encontraba bajo arresto domiciliario. El expresidente, declarado culpable de organizar un complot para perpetuarse en el poder, permanecerá recluido en una pequeña habitación de doce metros cuadrados que cuenta con una cama individual, aire acondicionado, frigorífico, baño y televisión.

Según informa Europa Press, la condena a Bolsonaro -condenado por los delitos de golpe de Estado, abolición del Estado de derecho, constitución de organización criminal armada, daño agravado a los bienes públicos y deterioro del patrimonio histórico- incluye también una inhabilitación de hasta ocho años tras el vencimiento de su condena, plazo que, de no producirse reducciones de la misma, se espera que expire en 2060, cuando tendría, hipotéticamente, 105 años.