Así vive Paula, una persona cuidadora, el cambio de rol con su madre: «Ha beneficiado nuestra relación»
En el cuidado hay un momento que muchas familias reconocen: cuando los hijos o hijas empiezan a cuidar a quienes antes los cuidaban. Este tránsito, tan emotivo como práctico, define el día a día de Paula Lorbés, que cuida de su madre y sus dos hijos. Vivir plenamente la realidad del llamado “generación sándwich”: adultos que apoyan simultáneamente a sus hijos pequeños y a un familiar anciano. Este doble papel, lejos de romperlo, ha reconfigurado su forma. tener relaciones con la madre en un momento crucial en el que los papeles se han invertido.
Paula describe honestamente cómo convivencia y responsabilidad en el cuidado Cambiaron la forma en que ve a su madre. “Somos la misma gente, siempre hemos luchado como buena madre y buena hija, pero es cierto que hay una parte de mi madre que he dejado de ver ahora, que es la parte más fuerte y segura. Antes se echaba el mundo a la espalda y ahora la veo más gentil».explica en una nueva edición del debate digital ‘¿Estamos hablando de eso?’.
Esta nueva fragilidad tuvo un efecto inesperado, admite: “Benefició nuestra relación porque éramos dos mujeres fuertes y ahora una es menos fuerte y la otra se está ablandando”.
Un proceso que, según Alicia López de Ocáriz, presidenta del Observatorio de Cuidados Cinfa, no es excepcional: “Más de la mitad de los cuidadores entrevistados en este estudio “Radiografía de los cuidados familiares en la sociedad española” nos dijeron que Fortalecieron la relación con la persona ayudada. En este camino, que muchas veces es un proceso de aprendizaje, se desarrolla la paciencia, la empatía, la capacidad de escucha y la fortaleza emocional.
Cuidarse es importante, pero también dejarse ayudar
Aunque Paula se considera afortunada de contar con una gran red que la apoya, “como mi mamá, mis suegros, mis cuñadas”, también expresa que pedir ayuda no siempre le resulta fácil. “Hay momentos en los que me da rabia pedir ayuda porque me gustaría hacer estas cosas yo mismo”, admite.
No es sólo una cuestión práctica: para ella, estar presente es también cuidar. “Quiero ver la cara de mis hijos cuando salen del colegio, hablar con sus profesores, poner brillantina en las tarjetas y también ayudar a mi madre”, admite, expresando este sentimiento ambivalente entre la responsabilidad, el deseo de lograrlo todo y la inevitable culpa de no hacerlo siempre.
Alicia señala que esta dificultad es muy común: Dos de cada diez cuidadores sienten soledad o falta de apoyo.
La familia, un eje que sustenta
En casa de Paula, la convivencia entre generaciones tiene un visible impacto emocional. “Mis hijos son el mejor antidepresivo de mi madre”dijo con orgullo, enfatizando el beneficio mutuo que existe en la relación entre abuela y nietos. Pero no siempre todo es bonito.
Paula reconoce que la acumulación de tareas hace que no siempre pueda dar lo mejor de sí misma y que “mis hijos y mi madre sufran el peso invisible de los cuidados”. «Hay ocasiones en las que, debido a la cantidad de tareas que tengo entre manos, no las manejo tan bien como debería».
Según Alicia, esta tensión se encuentra en muchos hogares: «El 85% de los cuidadores comparten responsabilidades de cuidado con hermanos, pareja u otro familiar. Además de compartir tareas, la familia es su principal apoyo emocional, y la persona cuidada también les apoya emocionalmente. Pero los vínculos, aunque fuertes, conviven con tensiones porque no siempre el reparto es equilibrado y porque hay muchas formas de cuidar».
El experto añade que otra preocupación común es el impacto que estas responsabilidades pueden tener en la vida familiar, preocupación que aparece de forma recurrente en los testimonios del Estudio I del Observatorio Cinfa Care.
El caso de Paula es un sincero reflejo de Cómo la bondad cambia las conexiones: los suaviza, los desafía, los reorganiza. Lo que alguna vez fue un choque entre dos mujeres de carácter se ha convertido en un espacio diferente, más tierno, donde el rol de hija se mezcla con el de cuidadora sin que uno ni el otro anulen al otro.
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