Zelensky vs. Putin
Hace algún tiempo la izquierda más extrema de «este país» y sus voceros, tonteaban con la opción de dibujar a un Zelesky más cercano a un payaso de circo que a un mandatario occidental, defendiendo, además, el «derecho» ruso de proteger lo que quedaba del naufragio de la URSS en Ucrania, como anteriormente se había hecho en otras exrepúblicas soviéticas.
[–>[–>[–>Para ello utilizaban la imagen icónica de un Zelensky vestido de payaso, haciendo alusión así a su pasado como comediante e intentando ridiculizarlo por ello. Pero hay que reconocer que Zelensky superó esta prueba con éxito e incluso salió reforzado. En el primer encuentro que tuvo con Donald Trump en la Casa Blanca, en el «bochornoso directo» que todos vimos y en donde fue cercado por el vicepresidente Vance y el propio Trump, se mantuvo firme pero educado en unos momentos tensos, cosa que no se puede decir de sus oponentes.
[–> [–>[–>Las últimas noticias sobre la corrupción del gobierno de Volodomir Zelensky, ligadas al enriquecimiento ilícito de un antiguo empresario amigo suyo, Timur Mindich, que han afectado a personas de su círculo cercano (la titular de energía, Svitlana Hrynchuk; el de Justicia, Herman Galushchenko, y el considerado cerebro gris del régimen, Andrii Yermak), han reactivado aquellas críticas y hecho saltar todas las alarmas, al menos en los medios más ligados a posiciones ideológicas de extrema izquierda.
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Les ha faltado tiempo a algunos dirigentes rusos –María Zajárova, directora de Información y Prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, o Dimitri Medvédev, Presidente y Primer Ministro sucesivamente de Putin– para salir a criticarlo aduciendo que, en estas circunstancias, Zelensky no es el hombre más idóneo para llevar la presidencia de Ucrania.
[–>[–>[–>Esta idea de apartar a Zelensky del gobierno ucraniano es muy de Putin, es una intención que ya tuvo desde el minuto uno de la invasión rusa cuando lanzó directamente una tropa de tanques hacía Kiev para asaltar el palacio presidencial y poner en su lugar a un gobierno títere, como ya había hecho en otras exrepúblicas soviéticas. El propio Viktor Orban, presidente de Hungría, se unió rápidamente al «coro» pidiendo de inmediato la suspensión de la ayuda financiera europea a Ucrania.
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Aducen además esos «medios» que el plan de Trump para Ucrania conocido este jueves les da la razón (¡a ellos, que son anti USA!), al considerar la cesión de gran parte del territorio disputado a Rusia además de apartar a Ucrania de cualquier veleidad «alianzoatlantista». Colocando a Zelensky en un dilema táctico-moral: perder la dignidad como Estado o el apoyo estratégico de los EE UU.
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[–>Resulta ciertamente paradójico que dichos «medios y posiciones políticas» denuncien la corrupción y falta de transparencia en Ucrania, y que no digan ni una palabra de la corrupción y falta de transparencia en Rusia y países adláteres (como Hungría, dicho sea de paso). En verdad a la corrupción hay que perseguirla en cualquier caso, sea en Ucrania, Rusia o España. El tema es que mientras que en Ucrania la corrupción fue destapada por varias agencias independientes, en Rusia y similares no ocurre así, sencillamente porque la independencia es una entelequia. La corrupción como tal solo es posible en democracia, porque solo la Democracia garantiza los instrumentos para que dicha corrupción sea desvelada. Donde no hay democracia no hay corrupción, porque no hay mecanismos de control.
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Desafortunadamente este tipo de escándalos repercuten más en las democracias que en las dictaduras (aunque estén disfrazadas o precisamente por eso) hasta el punto de que en estos momentos la jefa del Departamento de Relaciones Internacionales del Centro de Acción contra la Corrupción, CEDIDA (uno de los organismos que destapó el escándalo), Olena Halushka, ha declarado estos días a un medio nacional español que «por desgracia siempre habrá personas que apoyen a Rusia y que utilicen cualquier escándalo como este para socavar a Ucrania. Tenemos que contrarrestar esta propaganda. Tenemos que explicar a los europeos que la sociedad ucraniana está profundamente comprometida con las reformas y la lucha contra la corrupción».
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