Hermanos Sepúlveda: «La ciencia ficción es sólo una excusa para hablar de lo humano»
En pocos meses, ‘Idilia’ ha pasado de ser una apuesta arriesgada a convertirse en uno de los fenómenos cinematográficos del año. Dirigida por los hermanos Javier Canales Sepúlveda y José Taltavull Sepúlveda, la película ha conquistado Madrid —donde se alzó con los premios a Mejor Película y Mejor Dirección— y Nueva York, donde obtuvo el galardón a Mejor Fotografía y el premio a Mejor Actriz Protagonista para Norma Ruiz, con Alfons Nieto nominado a Mejor Actor Secundario. Un recorrido fulgurante que sitúa a los Sepúlveda como una de las revelaciones más estimulantes de la dirección nacional.
[–>[–>[–>Pero más allá de los reconocimientos, lo que llama la atención es la madurez de una ópera prima que combina retrofuturismo, emoción, crítica social y una puesta en escena que aspira a perdurar. «La ciencia ficción es solo una excusa para hablar de lo humano», dicen al inicio de la conversación. Y esa declaración, casi un manifiesto, atraviesa toda la película.
[–> [–>[–>La idea de ‘Idilia’ nace, cuentan, de una inquietud compartida: la necesidad de reflexionar sobre nuestra relación con la tecnología. No desde el espectáculo, sino desde la introspección. «Queríamos alejarnos del gadget futurista, del artificio», explican. «La ciencia ficción es un espejo; un modo de amplificar las tensiones que ya vivimos hoy: dependencia tecnológica, pérdida del pensamiento crítico, desigualdad».
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Esa vocación humanista es la que dota a la película de una profundidad inesperada. ‘Idilia’ no especula: interpela.
[–>[–>[–>Por otra parte, el título, aparentemente suave y sugerente, esconde un juego semántico. ‘Idilia’ es una corporación con aspiraciones filantrópicas…. o eso dice. Nos gustaba la idea de un nombre que sonara idílico, pero que tuviera resonancias digitales. Una palabra inventada, llena de paradojas». Y es precisamente ese tono —entre amable y perturbador— el que define el mundo visual de la película.
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Desde el primer plano, la puesta en escena crea un universo reconocible pero desplazado, con ecos de futurismo clásico y diseño contemporáneo. «Queríamos una estética retrofuturista, elegante y atemporal», cuentan. OHLAB, uno de los estudios de arquitectura más premiados de España, firmó el diseño del espacio principal, concebido casi como un personaje más.
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[–>La fotografía de Beñat y la iluminación de Carlos Ramírez aportan esa tensión silenciosa que recorre todo el film. Y bajo la dirección de arte de José, cada objeto, cada textura y cada ausencia está milimetrada.
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Todo ello crea un espacio visual que no pretende deslumbrar, sino generar una inquietud sutil, un desajuste emocional que acompaña a la historia.
[–>[–>[–>En cuanto a la actriz protagonista, Norma Ruiz, columna vertebral del relato, fue una elección inmediata. «Desde el principio vimos que tenía la capacidad de sostener monólogos largos, transmitir fragilidad y a la vez una fuerza que te desarma». La Diana Leiva de Idilia es eso: un personaje atravesado por contradicciones. «Queríamos mostrar que vulnerabilidad y resiliencia pueden convivir. Diana está rota, pero también es un motor de esperanza».
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El reparto se completa con Andrew Tarbet, Raúl Prieto, Eva Isanta y un conjunto de actores que aportan autenticidad y matices. Para los hermanos, trabajar con intérpretes capaces de habitar el mundo emocional de la película era crucial.
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Y es que se trata de una distopía profundamente social. Aunque la historia se sitúa en un futuro indeterminado, los paralelismos con la realidad son claros. «La película habla de dependencia tecnológica, de sistemas que se tambalean, de cómo delegamos nuestras decisiones en entidades abstractas». La distopía funciona así como un prisma: lo que vemos es ficción, pero las tensiones son del presente.
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Dirigir una ópera prima ya es un reto; hacerlo entre dos hermanos añade inevitablemente nuevas capas de complejidad. Y más aún cuando ambos insisten en que son muy distintos, casi opuestos en su manera de crear y de mirar el mundo. Pero esa diferencia, lejos de separarles, es lo que define su método. «Somos muy distintos, pero eso nos enriquece», explican. «José aporta la mirada estética; Javier, la estructura narrativa. Somos como dos trenes que avanzan en paralelo: distintos en forma y velocidad, pero encaminados hacia un mismo destino». El trabajo conjunto —discutido, negociado, pulido— es parte esencial de la identidad de Idilia.
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El guion no fue un documento cerrado.»Mutaba», reconocen. «Incluso usamos inteligencia artificial para generar imágenes que después se convirtieron en la secuencia de créditos iniciales. Fue casi como hacer un corto dentro de la película».
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Ese diálogo entre tecnología y creatividad está en el ADN del proyecto.
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Aunque ‘Idilia’ tiene vocación internacional, su alma es mallorquina. «Era fundamental integrar talento de la isla: actores, técnicos, creativos. Nuestras raíces están aquí, y eso da a la película una identidad única». Quizá ahí reside parte de su fuerza: en la combinación de ambición global y sensibilidad local.
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La banda sonora —compuesta por Elián y Elías Fabré— y la canción original con la voz de El Niño de Elche completan el imaginario emocional del film. «La experiencia sonora es fundamental. El Niño de Elche aporta algo que no se puede explicar: un timbre que abre capas nuevas de significado».
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El recorrido internacional está siendo un regalo: «Ver que conecta con públicos tan distintos nos confirma que la historia toca fibras universales». Lo que más les sorprende es la reacción del público: «Muchos salen preguntándose qué sociedad queremos construir. Eso es lo más valioso: provocar preguntas más que dar respuestas».
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Sobre lo que viene, son prudentes: «No descartamos otros géneros, pero la distopía sigue siendo un terreno fértil para hablar de lo humano. Aún tenemos mucho que investigar ahí». Y aunque no desvelan su próximo proyecto, adelantan que seguirá explorando «qué significa ser humano en un tiempo dominado por la tecnología, el poder y la contradicción».
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