Esteban González Pons y Javi López advierten contra la centralización de Europa y la pérdida de peso de las regiones
El fortalecimiento de los nacionalismos en Europa ha cambiado sustancialmente las dinámicas políticas en una Unión Europea políticamente cada vez más fragmentada y en la que las regiones están perdiendo peso, sobre todo después de la centralización de la distribución de los fondos comunitarios propuesta por la Comisión Europea, han advertido los vicepresidentes de la Eurocámara Esteban González Pons y Javi López durante una una nueva edición de European Bridges, el foro organizado por EL PERIÓDICO en colaboración con beBartlet.
[–>[–>[–>«Cuanto más nacionalista se vuelve Europa, más regionalismo se pierde», ha dicho González Pons. Esa recentralización de la UE se ve sobre todo en la propuesta de Bruselas para un nuevo presupuesto plurianual que pasa por dejar en manos de los gobiernos nacionales la distribución de los fondos comunitarios. De manera que el papel de los ejecutivos locales y regionales «dependerá de la voluntad descentralizadora del gobierno nacional de turno», ha advertido el eurodiputado popular.
[–> [–>[–>El Parlamento Europeo ha plantado cara a la Comisión y su presidenta, Ursula von der Leyen, se abrió a hacer ciertas concesiones para corregir el desequilibrio ante las quejas de los principales grupos políticos. López ha defendido que los intereses de las regiones y la Eurocámara «pueden ir de la mano» y que existe «una alianza estructural» para afrontar retos que se consideran comunes.
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El debate sobre el presupuesto, ha asegurado el socialista, «es un debate sobre qué tipo de Europa queremos». En este sentido, López ha advertido que «si cambiamos los fondos europeos por cheques nacionales, estamos impugnando la comunidad política europea multinivel». Porque lo cierto es que esa recentralización de la política comunitaria no solo afecta a los gobiernos regionales sino también al propio Parlamento.
[–>[–>[–>Una Europa inusual
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«Hemos pasado de una aspiración federalista a una realidad intergubernamental«, ha reconocido González Pons. La aspiración a que los dos órganos legislativos de la Unión Europea, el Parlamento y el Consejo -donde están representados los gobiernos de los Veintisiete- se constituyeran como una estructura bicameral ha desaparecido. «Hoy es el Consejo quien dicta la política europea», ha añadido el popular.
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Este cambio en el equilibrio de poderes no es solo institucional sino también político. Porque por primera vez, el Partido Popular Europeo tiene mayoría absoluta en la Comisión y una mayor representación que el resto de grupos tanto en la Eurocámara como en el Consejo. «La política europea estaba construida sobre el consenso y sobre la coalición, sobre la conciliación de intereses», ha explicado González Pons, pero «es muy difícil construir esa conciliación de intereses cuando hay un interés prevalente de una de las fuerzas«. En este caso, son los populares.
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[–>«Los automatismos que funcionaban en la política europea han dejado de funcionar», ha reconocido Javi López, «las coordenadas sobre las que operábamos» no existen, y nadie o casi nadie respeta ya el cordón sanitario. «No hay ningún gobierno del mundo que funcione con dos mayorías diferentes», ha reconocido López. Excepto la Comisión, que puede apoyarse bien en consenso a la izquierda de los populares, bien a la derecha. «Durante el último año no hemos aclarado con qué mayoría vamos a gobernar Europa«, ha añadido el socialista.
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Porque lo cierto es que Von der Leyen no ha dudado en buscar el respaldo de conservadores y de la extrema derecha para sacar adelante legislaciones que consideraba importantes. Por ejemplo, lo hizo el pasado mes de noviembre para rebajar las exigencias de sostenibilidad para las empresas. Una práctica que no ha sentado bien a los partidos de centroizquierda que participaron en la coalición que hizo presidenta a la alemana.
[–>[–>[–>¿Una moción de censura?
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Desde que Von der Leyen inició su segundo mandato hace ahora un año, la alemana se ha enfrentado a tres mociones de censura: dos de la extrema derecha y una de la izquierda. Ninguna tenía visos de prosperar, pero lo haría si socialistas, verdes y liberales, muy críticos con la gestión de la presidenta, se sumaran. Para López, el poder del PP europeo exige responsabilidad.
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El eurodiputado ha insistido en que el grupo socialista «es imprescindible para la gobernabilidad de Europa» y ha reconocido que no se puede dar por sentado el apoyo a Von der Leyen. Sin embargo, también ha apuntado que «el escenario de la caída de la Comisión Europea tiene consecuencias gigantescas para la política europea. Esto no es un juego de fichas».
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En un contexto en el que Europa se enfrenta sistemáticamente a amenazas, las alianzas tradicionales no se pueden dar por hechas, y todo está interconectado, la parálisis institucional a la que llevaría un cambio de gobierno comunitario resulta impensable. González Pons reconoce que no entendería el apoyo de los socialistas en apoyar a Von der Leyen si los populares no hacen un esfuerzo por integrar sus intereses.
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El popular alega que su partido se ve limitado por la tendencia ascendente de la extrema derecha y se ve «obligado» a «hacer políticas más alejadas de los socialistas». En este contexto, sin embargo, ha destacado la importancia de que «los europeístas» salgan «del agujero» y confiesen «abiertamente que el europeísmo es también una posición».
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¿Qué pinta España en todo esto?
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Tanto González Pons como López coinciden en el importantísimo papel de España en la política europea, tanto por su peso político como económico. «Nos preguntamos mucho más qué pinta España en Europa en España que en Bruselas», ha dicho el socialista, añadiendo que hoy en día «no se puede construir Europa sin España».
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Por su parte, el popular ha alegado que en un lugar donde prima la política transaccional como Bruselas, «los favores se pagan», y España ha tenido que pedir unos cuantos desde el procès. Ambos han lamentado la «españolización» de la política europea, a menudo arrastrada a los debates nacionales, y llaman a gastar más energía defendiendo los intereses comunes, dejando a un lado las diferencias.
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