Seguiré ayudando siempre a todo el que lo necesite
«Confié, confío y confiaré en la Justicia y estaré donde quieran que esté, pero siempre al lado de los más necesitados». Son palabras de Jesús María Menéndez, conocido como el padre Chus, tras hacerse pública la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) que le absuelve del delito de corrupción de menores por el que se le había condenado a seis años de cárcel. En conversación con LA NUEVA ESPAÑA, el exsacerdote, que todavía tiene una causa abierta por una denuncia de presunto abuso sexual a un menor el pasado mes de abril, asegura que está «tranquilo» y que seguirá «ayudando siempre a todo el que me lo pida, especialmente si lo necesita de verdad».
[–>[–>[–>La acusación del delito de corrupción de menores –la Fiscalía defendía que el exreligioso ofrecía drogas o dinero a menores a cambio de favores sexuales– ha quedado sin efecto al estimar el TSJA que el testimonio de los jóvenes que declararon en la vista oral contenía «fisuras» y «ambigüedades». Optó el tribunal por el «in dubio pro reo» ante las dudas para enervar su presunción de inocencia. «En el juicio tuve que escuchar cosas tremendas contra mí, pero ya estoy acostumbrado. Me sorprende que se siga utilizando a personas para que hablen mal de mi sin saber a qué intereses responden. Prefiero no pensarlo», reflexiona el padre Chus.
[–> [–>[–>El exsacerdote fue expulsado del estado clerical en 2015 después de una investigación interna de la Iglesia, a través del Arzobispado de Oviedo, fruto de la denuncia de una gijonesa que aseguraba que este hombre había abusado sexualmente de sus dos hijos, gemelos y menores de edad. Aquel proceso judicial que llegó a iniciarse se archivó, pero la decisión de la Santa Sede era «irrevocable e inapelable», según se publicó entonces. El padre Chus, coinciden en su entorno más próximo, «siguió ayudando a personas necesitadas, a sabiendas de que eso pudiera provocarle algún problema».
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Ese «problema» llegó en noviembre de 2021. Tras meses de escuchas y vigilancias la Policía Nacional entró en su domicilio de la calle Donato Argüelles y le detuvo como sospechoso de un delito contra la salud pública y otro de corrupción de menores. Durante el registro, los agentes encontraron cierta cantidad de hachís en su domicilio. Tras el arresto, ingresó en prisión provisional, comunicada y sin fianza al entenderse que existía riesgo de fuga, de reiteración delictiva y de destrucción de pruebas. Era el 13 de noviembre de 2021. El 24 de marzo del año siguiente, poco más de cuatro meses después, Jesús María Menéndez, defendido por Javier Díaz Dapena, quedaba en libertad a la espera de juicio. «Estoy bien, estupendamente. Han sido respetuosísimos conmigo, me querían», desveló a este periódico a la puerta del Centro Penitenciario de Asturias.
[–>[–>[–>Entre medias, una de esas personas a las que ayuda en su piso intentó matarle tras una discusión. «Estoy arrepentido. Cometí un error», confesó M. H., el joven marroquí de 21 años que apuñaló en el cuello y en el estómago al padre Chus en julio de 2022. «Yo ese día le vi acelerado. Tenía confianza con él. Sabía que se había radicalizado en lo religioso porque había estado en Francia, pero no le di importancia», declaró el exsacerdote en el juicio en el que ese joven aceptó una condena de tres años y nueve meses de cárcel.
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El padre Chus volvió al Palacio de Justicia en abril del año pasado, pero como acusado. Se sentó en el banquillo en un juicio que se celebró a puerta cerrada al existir menores e incluso testigos protegidos llamados a declarar. El tribunal de la sección octava de la Audiencia le condenó a diez años de cárcel, cuatro de ellos por el delito contra la salud pública y otros seis por corrupción de menores. El recurso ante el TSJA se demoró tiempo. Por el camino, hubo dudas de la indefensión que generaba el no saber quién le acusaba. Finalmente, este tribunal le absuelve de los delitos sexuales, pero sí mantiene la condena por el delito vinculado a las drogas. Una pena que el procesado llevará en casación al Tribunal Supremo. Y sobre el que responde a preguntas de este periódico. «Debo de ser el único traficante de drogas que no llega a fin de mes», responde el Padre Chus, que todavía tiene otra causa en fase de instrucción. n
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