Más Europa, no menos, frente a Trump y Putin
Fustigar a Europa vuelve a estar de moda en el debate público. El relato dominante es que el continente ya no pinta nada, como dijo ayer Donald Trump. Las grandes decisiones se toman en Washington, Pekín y Moscú, mientras Bruselas queda condenada a la irrelevancia. Esta lectura triunfa al simplificar un mundo complejo y satisface la necesidad de buscar culpables. Pero su potencial destructivo es claro: cuanto más se repite que Europa no importa, menos importa.
[–>[–>[–>Esteban González Pons y Javi López, vicepresidentes del Parlamento Europeo, lo tienen claro. Así lo verbalizaron el miércoles en Bruselas en nuestro foro de debate European Bridges. Tres ideas que conviene recordar: es responsabilidad de todos ser europeístas; hay que estar unidos para ser relevantes y no se trata de ir contra la extrema derecha o la extrema izquierda sino de combatir el antieuropeísmo estructural que ambas posiciones alimentan desde trincheras opuestas.
[–> [–>[–>Sí, la UE avanza más lenta de lo que exigen estos tiempos de decisiones rápidas y coordinadas, y los desafíos a los que se enfrenta no son menores. China avanza con una estrategia industrial indisimulada, Rusia amenaza con la desestabilización constante y Estados Unidos amaga tanto con el compromiso como con el repliegue. Pero reducir a Europa a un mero papel de figurante internacional es una crítica fácil y cómoda.
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En este contexto, la UE solo tiene un arma real: su poder de actuar como bloque. El problema es que esta convicción se está estrechando cuando debería ensancharse. Los extremos lo saben, explotan cada duda y erosionan la confianza en las instituciones. En el medio, socialdemócratas, liberales y conservadores que sí creen en la UE están atrapados en lógicas partidistas, en lugar de actuar con la altura de miras que exige un momento tan incierto.
[–>[–>[–>Esta fragilidad debe tomarse como un aviso. La UE necesita avanzar sin ruido y sin pedir permiso, con estrategia clara y con valentía política. Más Europa, no menos. Si no, lo construido puede desmoronarse, como quieren sus enemigos.
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