Doce meses después de su inesperada y triunfante entrada en Damasco, el ex yihadista de Al Nusra y autoproclamado presidente sirio, el inescrutable Ahmed al SharaaVolvió a ponerse el uniforme militar para regresar a la gran mezquita omeya de la capital siria y celebrar entre su hermoso arco el aniversario de la caída de la dictadura de Bashar al Assad y su llegada al poder. «De norte a sur y de este a oeste, reconstruiremos una Siria fuerte y digna de su presente y de su pasado, una Siria orgullosa de su legado ancestral», afirmó ayer el presidente sirio en declaraciones recogidas por la agencia estatal SANA.

En un discurso de apenas siete minutos, Al Sharaa también aseguró que la reconstrucción debe ser sostenida en el apoyo a los sectores más vulnerables y en la consolidación de la justicia para todos los ciudadanos. «Lo reconstruiremos apoyando a los oprimidos y estableciendo justicia para todos», concluyó el presidente. Según una estimación del Banco Mundial hecha pública a finales de noviembre, será necesario al menos 216 mil millones de dólares para la reconstrucción de un país devastado tras 14 años de guerra y sujeto a sanciones durante todo ese período.

No es el único desafío para las nuevas autoridades que aún no han logrado avances en el proceso de justicia transicional. Además, alrededor 300.000 sirios siguen desaparecidos en Siria. Por otro lado, y aunque desde su llegada al poder hace un año, Al Sharaa y su Gobierno -nombrado a finales de marzo pasado- han insistido en la idea de transición, lo cierto es que no habrá elecciones libres ni proceso constituyente hasta dentro de al menos cuatro años, como reconoció en su momento el propio presidente.

La oferta rusa

Mientras tanto, en una entrevista concedida a la cadena qatarí Al Jazeera con motivo del primer aniversario del colapso definitivo del régimen anterior, Al Sharaa reveló algunos detalles de lo ocurrido hace doce meses. «Después de liberar Alepo, Rusia me envió una oferta para parar y conservaríamos lo que habíamos liberado. Interpreté el mensaje como que el régimen de Assad se estaba derrumbando, así que no respondí y seguí adelante», explicó el presidente sirio. Desde entonces, aparte de encontrar refugio con su familia en Moscú, no se ha sabido nada del anterior presidente sirio.

No fue la visita y el discurso de Al Sharaa en la mezquita omeya el único evento festivo en el primer año de la nueva Siria islamista. Miles de personas salieron ayer a las calles de varias ciudades sirias para celebrar la caída de la autocracia del clan Assad con canciones, fuegos artificiales y ondeando la bandera verde, blanca y negra de la revolución.

En Damasco, la carretera de Meze fue escenario de un desfile militar, el principal de cuantos se celebran en el conjunto del país, al que asistió el propio presidente junto a varios ministros. También se realizaron actos militares en las provincias de Homs, Hama, Alepo, Idlib -de cuya capital partió la brillante operación militar comandada por Al Sharaa y sus fuerzas Hayat Tahrir al Sham-, Latakia y Deir ez Zor. El día culminó con un segundo discurso del presidente a la nación desde el exterior del palacio presidencial en Damasco.

una nueva pagina

Desde la red social X, el Ministro del Interior sirio, Anas Jataba, Aseguró ayer que su país está «escribiendo una nueva página» de su historia. «El amanecer de la liberación ha surgido después de la oscuridad a través de grandes sacrificios y hazañas heroicas que no se borrarán de la memoria (…) Es un día de alegría y orgullo, pero debemos darnos cuenta de que la liberación no es el final, sino el comienzo de la batalla de la construcción», concluyó Jataba.

Desde Estados Unidos, que se ha convertido en uno de los principales partidarios del presidente Al Sharaa, el enviado de Trump para el país, Tom Barrack, envió un mensaje de apoyo al nuevo régimen también a través de su parte, el secretario general de la ONU. Antonio GuterresInstó a la comunidad internacional a «apoyar firmemente esta transición liderada por Siria».