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El equipo tenía 42 millones de deuda y te embargaban hasta los trofeos

El equipo tenía 42 millones de deuda y te embargaban hasta los trofeos
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  • Publisheddiciembre 11, 2025



Fernando Sanz Creció en la élite del fútbol, ​​primero como juvenil en el el verdadero madrid luego como jugador del primer equipo, coincidiendo con la histórica conquista de la séptima Copa de Europa.

Sin embargo, su carrera estuvo marcada por la presión constante de ser «hijo de» y una realidad económica muy alejada del lujo que se espera de un futbolista de su nivel.

En una larga entrevista en el podcast Los fulaniel ex defensor y ex presidente de Málaga CF revela los entresijos de una carrera donde los contratos no siempre se pagaban y donde las decisiones se tomaban más con el corazón que con la calculadora.

Sanz dice que su última parada en el Real Madrid fue un calvario personal. Aunque ganó el LigaEL Campeones y el IntercontinentalLa presión de los medios y de las gradas era insoportable. “La prensa me golpeaba sistemáticamente”, explica, situación que le llevó a tomar una decisión drástica en 1999: “Teniendo un contrato de 4 años en Madrid, decidí irme porque no podía más”.

Se marchó al Málaga, club recién ascendido, en una operación que, lejos de mejorarle económicamente, le hizo abandonar a un elemento importante del club blanco. “Era en Madrid donde menos ganaba”, afirma, pero pese a ello, su contrato allí era muy superior al que le esperaba en el Málaga.

la aventura en Costa del Sol Era una montaña rusa. Como jugador vivió la consolidación del equipo en Primera División, pero tras su retirada asumió la presidencia en un momento crítico, convirtiéndose en el máximo accionista que salvó al club de la desaparición.

Y allí descubre la dura realidad del fútbol modesto. “Me convertí, con diferencia, en el mayor acreedor”, afirma, explicando que cuando era futbolista del Málaga hubo tantos impagos que la deuda del club con él era gigantesca. “No me pagaron, no me pagaron, no me pagaron…”, recuerda.

Fernando de Sanz, durante un partido contra el Málaga.

Fernando de Sanz, durante un partido contra el Málaga.

Cuando tomó las riendas la situación era dramática: el Málaga tenía una deuda de 42 millones de euros y los ingresos de la temporada ya se habían gastado en años anteriores pidiendo adelantos televisivos. “Te confiscaron la taquilla, te confiscaron los trofeos, te confiscaron todo”, describe.

Para conseguir el ascenso tuvo que montar un equipo con un presupuesto de sólo 3 millones de euros para fichajes y salarios. «¿Sabes qué es eso? Es imposible», dijo. Ya en Primera División, los ingresos televisivos eran de sólo 8 millones y el club se veía obligado a vender a cualquier jugador que destacase para sobrevivir.

Sanz se enorgullece de haber sido pionero del control económico, adhiriéndose a la máxima de no gastar más de lo que se gana. «Fuimos los primeros en adaptarnos. Los sueldos eran completamente normales, pero yo los pagaba», afirma, señalando que durante su presidencia hubo «uno de los mejores momentos en Málaga para cobrar».

A pesar de ello, la gestión representó para él una sangría financiera. Después de vender el club al jeque Abdallah Al Thani por 36 millones (deuda incluida), el saldo final fue negativo: «Terminé casi perdiendo dinero, no sé si fue un millón más o menos».

Su relación contrasta entre la precariedad de la clase media del fútbol y la opulencia que vivió cerca, con su padre, Lorenzo Sanz, en el Real Madrid.

Recuerda que, aunque el club blanco tampoco atravesaba su mejor momento económico, su padre tuvo que poner dinero de su propio bolsillo para garantizar fichajes como el de Fernando Redondo. Los “primeros galácticos” como Suker, Mijatovic o Seedorf Llegaron por cifras que hoy parecen irrisorias. “A Roberto Carlos lo compraron por 3 millones de dólares”, recuerda.



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