La flexibilidad laboral para atraer a los mejores
Escribía recientemente Mas Colell que España debería aprovechar la oportunidad brindada por la política xenofóbica de Trump para atraer talento. Recomendaba emplear las palancas que tiene a disposición el Estado para hacer atractivo a los investigadores trabajar en España.
[–>[–>[–>Asturias supo hace más de 80 años retorcer la rígida regulación para contratar médicos con una formación extraordinaria que hicieron del modesto proyecto previsto del Hospital General de Asturias un centro de excelencia, pionero en muchas áreas. Tuvo una segunda oportunidad cuando se abrió el HUCA, pero ni la visión de los dirigentes ni la rigidez administrativa facilitó el posible camino a la excelencia. Es un buen hospital, no cabe duda, pero no se puede comparar con los otros de su grupo. Baste saber que actualmente Asturias solo es referencia nacional para cardiopatías familiares de adulto, cirugía del plexo braquial, cirugía de trastornos del movimiento y neuromodulación para dolor neuropático. Cantabria es referencia para ocho patologías o procedimientos, Murcia, con los mismos habitantes, para siete.
[–> [–>[–>El profesor Mas Colell aceptó en 1995 la propuesta de la naciente Universidad de Pompeu i Fabra para dirigir la cátedra de economía. Antes había sido profesor/catedrático en Harvard. Fue uno de los muchos y excelentes fichajes que hizo esa universidad. Tuve la ocasión de hablar con la secretaria a quién pregunté cómo se las arreglaban: es una universidad pública, los salarios están regulados, lo que hacemos es darles facilidades laborales, me dijo. En ese ecosistema de excelencia está también el Hospital del Mar, asociado a la facultad de medicina de la UPF y el IMIM, una fundación de investigación que visité hace años y me sorprendió que el idioma vehicular era el inglés: atraía investigadores de todo el mundo.
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En una entrevista excepcional donde se reúnen tras varios años de desencuentros James Watson y Francis Crick, Watson dice que lleva muchos años dedicado a la gestión, que su papel es facilitar el desarrollo científico en Cold Springs pero que él no hace investigación. Que un investigador dirija un centro de investigación, y sacrifique en parte su carrera, es frecuente. Se aprovecha así su ascendencia sobre los científicos, su saber, sus contactos, su capacidad para encontrar financiación. Son virtudes que superan sus posibles déficits en la gestión.
[–>[–>[–>Asturias tiene ahora una oportunidad para contratar a un investigador de prestigio como director de la FINBA. Creo que la institución está en el buen camino, el salario es muy jugoso y Asturias puede ser un buen sitio para vivir. La experiencia de la convocatoria para el puesto de dirección del museo de bellas artes nos hace ser optimista. Sería formidable que se presentaran investigadores de todo el mundo. Todo depende de cómo se haga y publicite la convocatoria.
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La otra oportunidad es la cobertura de vacantes de varias jefaturas de servicio en el HUCA. Es un hospital con una infraestructura y un equipamiento de lujo. No hay ninguna razón para que no se sitúe entre los mejores de España y que se convierta, junto con la FINBA, en un polo de atracción, en un generador de empleo. Se debería conseguir que a esas plazas aspiren profesionales, ambiciosos, con una visión ilusionante y enriquecedora del servicio y, naturalmente, con una sólida formación y trayectoria. Pero las circunstancias lo hacen difícil.
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[–>En los albores de la creación del sistema nacional de salud, cuando la seguridad social contrataba a los médicos hospitalarios con horarios reducidos y que para conseguir un buen salario tenían que compatibilizar varias plazas, defendíamos la dedicación plena y exclusiva. Con plena queríamos decir, 40 horas semanales. Con exclusiva, que no se trabajara en otro sitio para así dedicar todos los esfuerzos al hospital. Y además así evitar que se aprovecharan del sistema público para la atención de los privados. Era otra sociedad, otro momento histórico. Trabajar en un buen hospital era un lujo, los mejores aceptaban las condiciones. Ya no es así. Si queremos excelencia en los puestos de decisión tenemos que ofrecerles ventajosas condiciones. Bien hecho se deberían beneficiar todos: los pacientes, el sistema sanitario, el resto de los profesionales y naturalmente, el médico implicado. Pero la regulación en Asturias es muy estricta y limitante. Ocurre también en otros ámbitos: los profesores del conservatorio tienen prohibido participar como interpretes en conciertos remunerados.
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He conocido servicios considerados los mejores del país, con jefes creativos, líderes con alta implicación que tienen una rica consulta privada. Publican, son profesores universitarios, muchos catedráticos y, sobre todo, su servicio atiende con excelencia a los pacientes.
[–>[–>[–>Trabajar en el sistema público es lo más enriquecedor profesionalmente. Formar parte de un equipo, la disponibilidad de recursos y tiempo para pensar, discutir el caso con compañeros, el compromiso con la calidad por encima de los beneficios económicos que obligan a las instituciones privadas, todo hace que el trabajo sea una fuente de crecimiento y satisfacción laboral y personal. Pero las condiciones laborales tan rígidas para la jefatura de servicios hacen muy difícil que Asturias atraiga a los mejores de España, cuando esa debería ser la aspiración.
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