Otros placeres de la villa y corte
Estos días la gente acude en masa a la gran capital de Manzanares, inundando su centro con decenas o cientos de miles de personas, especialmente los fines de semana, en busca del calor de las multitudes y la fascinación de las luces navideñas. Un fenómeno casi hipnótico contra el que no hay nada que decir: también se vive de ilusión. Por otro lado, así como en el polo magnético no hay magnetismo, en el generador central de polarización ya no hay bipolaridad: la ciudad se ha vuelto monocromática y sólo saca el genio para ratificarse. En cualquier caso, quienes la conozcan desde tiempos antiguos podrán encontrar sus antiguos encantos, como el de ser una ciudad arbolada en la que por estas fechas se produce una fastuosa defoliación, con lluvias de hojas que caen de repente suavemente sin saber por qué, sin que sople el viento, tocando al transeúnte con gran cortesía, acompañadas de un suave crujido.
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