Guerra en Ucrania | Los premios Sajárov de 2025 advierten que la guerra híbrida y la desinformación rusas se acercan «al corazón de Europa»
«La fuerza brutal detrás de los horrores de Bielorrusia, Ucrania y Georgia«, con sus métodos de guerra híbrida y sus tácticas de desinformación y propaganda, «se acercan al corazón de Europa… tenemos que emplear cada mecanismo (para contrarrestarla) y debemos hacerlo antes de que sea tarde». En medio de una atronadora ovación de la gran mayoría de los diputados presentes en el hemiciclo de Estrasburgo, Ima DImitradze, amiga y compañera de la periodista Mzia Amaglobeli, en prisión en Georgia, ha aceptado este martes el premio Sajárov a la Libertad de Conciencia del Parlamento Europeo, ganado ex aequo con el periodista bielorruso de origen polaco Andrej Poczobut. La edición del presente año del máximo galardón que concede el Parlamento Europeo ha recompensado a dos periodistas y activistas por la democracia en Bielorrusia y Georgia y pone de relieve el difícil momento que atraviesa el periodismo independiente y la libertad de expresión en el vecindario inmediato de la UE.
[–>[–>[–>Dimitradze leyó una carta escrita por Amaglobeli que ha impactado profundamente en la Eurocámara, en unas particulares circunstancias históricas en las que la Unión se enfrenta sola, sin aliados fuera del continente, a las amenazas híbridas de los totalitarismos. Haciendo un repaso a la historia reciente de su país, ha recordado cómo los avances históricos hacia la democracia de las últimas décadas han sido destruidos en «un plazo» de un año por «un régimen» que «ha capturado «al Estado» y que sirve «a los intereses de Rusia» y ha pedido acciones decisivas a las autoridades europeas para que utilicen «todos los mecanismos posibles con los que ejercer presión sobre los gobernantes autócratas». Y ha concluido con una advertencia: si países como Ucrania o Georgia son «abandonados a su suerte ante la guerra híbrida o las agresiones militares será un error irreparable por el que ustedes y nosotros pagaremos un precio muy elevado».
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El caso de Georgia es particularmente significativo. Esta pequeña república del Cáucaso ha mantenido desde la disolución de la URSS importantes contenciosos con Moscú, empezando por la guerra de secesión de Abjasia, que culminó con la independencia ‘de facto’ del territorio en 1992, y un nuevo conflicto armado en 2008. Se trata de un país con una población tradicionalmente hostil hacia el Kremlin y que había realizado importantes avances en ámbitos como la libertad de expresión, la independencia de la judicatura, la protección de los ciudadanos y la lucha contra la corrupción, hasta el punto de ser reconocida como país candidato al ingreso en la UE en 2023. En una conversación con EL PERIÓDICO, Dimitradze ha recordado que la propaganda «se perfecciona» y en cada país adquiere formas distintas.
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En el caso de Georgia, la narrativa oficial de la que se vale el partido Sueño Georgiano, vencedor de unas cuestionadas elecciones legislativas bajo la sombra del fraude celebradas en 2024, es precisamente el temor a una nueva guerra con Rusia y la supuesta promesa de retomar el proceso de ingreso en la UE más tarde. Sin embargo, en todo este tiempo, con el partido en el poder, auspiciado por Bidzina Ivanishvili, un oligarca local con intereses económicos en Rusia, se han falsificado elecciones, se está presiona económicamente a los medios de comunicación independientes y hasta se ha aprobado una ‘ley del agente extranjero’ similar a la que se halla vigente en Rusia, generándose ya un buen número de presos de conciencia.
[–>[–>[–>El galardón al periodista Poczobut, asimismo activista en favor de los derechos de la minoría polaca en Bielorrusia, ha adquirido especial relevancia porque coincide justamente con la liberación de un buen número de presos políticos en las cárceles del régimen de Aleksándr Lukashenko desde las polémicas elecciones del verano de 2020, que desencadenaron una ola represiva contra los manifestantes que denunciaban el «fraude electoral», incluyendo a los líderes opositores Viktor Babariko y Maria Kolésnikova. Anna Klietlinska, amiga personal del galardonado, presente estos días en Estrasburgo, ha recordado en declaraciones a EL PERIÓDICO el especial vínculo que mantiene el periodista con la ciudad de Grodno y sus alrededores, donde reside una parte importante de la minoría polaca en este país, y la represión de los derechos culturales que lleva a cabo el régimen de Minsk.
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Klietlinska no ha querido especular acerca de las razones por las cuales el dictador Lukashenko considera a Poczobut como su «enemigo número uno«, ni si se trata de una suerte de carta que se guarda el presidente bielorruso en una eventual negociación con Polonia, el país vecino, habida cuenta del prestigio del que goza el periodista premiado en este Estado miembro de la UE. Simplemente, ha denunciado las condiciones de reclusión en el penal «más duro» de todo el país, la relativa frecuencia en la que es confinado en régimen de aislamiento y los «principios morales» que rigen sus actuaciones. Poczobut «nunca» dejará el lugar en el que le vio nacer ni abandonará a la comunidad que «confía en él», ha concluido.
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