La UE busca contra reloj un acuerdo para financiar a Ucrania, con su credibilidad en juego
Los líderes de la Unión Europea (UE) se reúnen este jueves en Bruselas con una larga agenda, pero una única decisión sobre la mesa: pactar qué instrumento utilizarán para garantizar ayuda financiera a Ucrania para los próximos dos años, con la credibilidad del bloque en juego.
[–>[–>[–>Según los cálculos de la Comisión Europea, Ucrania necesita unos 53.000 millones de euros en asistencia presupuestaria y unos 80.000 millones en apoyo militar para los próximos dos años. El pasado mes de octubre, los líderes de la UE se comprometieron a pagar la factura o, al menos, parte. Se harán cargo de unos 90.000 millones.
[–> [–>[–>Sin embargo, dos meses después, los Veintisiete continúan divididos sobre cómo hacerlo. Este jueves, tendrán que llegar a un acuerdo. «Si no lo logramos, la capacidad de acción de la Unión Europea se verá gravemente dañada durante años», advirtió el pasado lunes en Berlín el canciller alemán Friedrich Merz, que participó en las negociaciones de paz para Ucrania. El presidente Volodímir Zelenski participará en la cumbre en Bruselas.
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Una opción y media
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La Comisión puso dos opciones sobre la mesa hace dos semanas. La primera pasaría por utilizar el presupuesto como garantía para emitir deuda conjunta. Esa opción requiere unanimidad. Hungría se opone a cualquier tipo de financiación a Ucrania, lo que la hace imposible. Aunque una fuente diplomática ha dejado entrever que podrían buscarse fórmulas para permitir su aprobación por mayoría, esta opción se ha dejado a un lado. Al mismo tiempo, buena parte de los países cree que Rusia debería pagar lo destrozado.
[–>[–>[–>La segunda opción sería utilizar los 210.000 millones de euros en activos rusos inmovilizados por las sanciones contra el Kremlin en la UE. Bruselas propone utilizar la liquidez generada por los mismos para dar un préstamo a Ucrania, que solo tendría que devolver si Rusia acaba pagando por los daños causados durante la guerra.
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Legalmente, esta segunda opción podría aprobarse por mayoría cualificada, es decir, 17 países que representen al menos un 65% de la población europea. Políticamente, parece inviable sin el apoyo del país que alberga buena parte de esos activos y que, hasta ahora, se ha opuesto: Bélgica. Todos los esfuerzos en las últimas semanas se han puesto en dar suficientes garantías al gobierno belga para que dé el visto bueno.
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[–>Las peticiones de Bélgica
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De los 210.000 activos inmovilizados en la UE, 175.000 millones están bajo el control de Euroclear, un depósito con sede en Bélgica. Como depósito internacional de valores, Euroclear custodia activos en nombre de terceros, en este caso, del Banco Central de Rusia, que fueron congelados mediante sanciones al empezar la guerra. La Comisión quiere usar el efectivo que ha generado al estar inmovilizado para financiar a Ucrania, al entender que debe ser el Kremlin quien pague.
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Bruselas alega que no se trata de una confiscación, ilegal según el derecho internacional. El Gobierno belga tiene serias dudas sobre su legalidad y considera que el riesgo para el sistema financiero es importante. Por eso exige, por un lado, que no solo se pongan a disposición de la UE los activos de Euroclear sino todos, incluidos los de bancos privados, por otro, que los gobiernos europeos den garantías a Bélgica en caso de reclamaciones. Esas dos cuestiones, además del método de financiación, estarán en el corazón de las discusiones.
[–>[–>[–>Bélgica quiere garantías indefinidas e ilimitadas para hacer frente al riesgo financiero que supone hacer uso de los activos, como reclamaciones judiciales o confiscaciones en territorio ruso. Hace unos días, se inició un procedimiento en un tribunal de Moscú por un montante mayor al que alberga Euroclear. La decisión de los gobiernos europeos la pasada semana de prohibir las transferencias de activos a Rusia mientras dure la guerra, mediante un instrumento previsto para crisis, hace menos factible que estos casos prosperen. Sin embargo, según fuentes diplomáticas, Bélgica estaría exigiendo que las garantías que aporten los países en caso de que ocurra sean superiores al valor nominal del préstamo.
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En la práctica, esto implica que los gobiernos europeos tendrían que adelantar más dinero del que será necesario para ayudar a Ucrania, por si hay reclamaciones. Aunque la mayoría está dispuesta a dar garantías, entiende que tiene que haber un límite. Este será uno de los puntos calientes de la negociación.
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Las decisiones serán puramente europeas, pero en la práctica, lo que haga el resto de aliados influirá en la discusión. Bélgica quiere que los países del G7 también hagan uso de los activos para financiar a Ucrania si ellos tienen que hacerlo. Algunos, como el Reino Unido, se han mostrado dispuestos a explorar esta opción. Otros, como Japón, se niegan.
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Ahora o nunca
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Los líderes negocian a contrarreloj porque cualquiera de las opciones requiere un proceso legislativo que se alargará durante varias semanas. El dinero no estaría disponible de un día para otro, pero la decisión del Consejo Europeo es necesaria para que arranque ese trabajo. Además, los planes de otras instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional, o incluso inversores privados, dependen en gran medida de lo que hagan los principales donantes.
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La UE se encuentra ante una compleja disyuntiva y se juega su credibilidad. Si opta por utilizar los activos rusos, deberá garantizar que la propuesta legal es suficientemente sólida, especialmente si sigue adelante sin el respaldo de Bélgica. Si no consigue un acuerdo, la estabilidad financiera que estaría en juego es la de Kiev, en plenas negociaciones de paz con Rusia.
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El primer ministro belga, Bart de Wever, comparecerá ante su Parlamento federal antes de dirigirse a la cumbre. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se sentará a la mesa de los líderes en Bruselas. La presión sigue creciendo. Fuentes diplomáticas reconocen que es difícil saber cómo acabará la partida, que la última palabra la tendrán los líderes. En lo que insistían fuentes comunitarias es en que, esta vez, los Veintisiete no se levantarán de la mesa hasta que haya un acuerdo para mantener a flote a Ucrania.
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