La Unión Europea encalla en su presupuesto
La exigencia de los países ricos de la Unión Europea (UE) –Alemania, Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca– de obtener una devolución anual de 9.000 millones de su contribución al presupuesto comunitario bloquea el arranque de la negociación formal del marco presupuestario europeo 2028-2034 y ha obligado a rebajar las conclusiones de la cumbre europea concluida este 19 de diciembre de madrugada.
[–>[–>[–>La amenaza de veto alemán si no se aplica un drástico recorte de los fondos agrarios y de los fondos de cohesión regionales también envenena el clima negociador en un contexto de protestas agrarias. Los recortes de fondos agrarios y regionales, que reclama Alemania en aras de la eficacia económica y la reindustrialización e incluidos en el proyecto de la Comisión Europea, son rechazados tanto por países del Este como de Europa occidental (España, Italia, Francia, Irlanda y Grecia).
[–> [–>[–>La pretensión de Alemania, Francia, Países Bajos, Austria, Suecia y Finlandia de acaparar la mayor parte de los 234.000 millones del futuro fondo de reindustrialización, denominado Fondo Europeo de Competitividad, con un reparto en base al «mérito» y la «excelencia tecnológica» ha abierto otra fractura.
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Los países más pequeños y menos punteros reclaman una distribución más equilibrada geográficamente de esa partida estrella del presupuesto 2028-2034. Polonia, República Checa, Eslovaquia, Portugal, Letonia, entre otros, rechazan la maniobra del eje franco-alemán para excluir repartos geográficos en ese fondo y utilizar como criterio la «excelencia tecnológica» que anunció la ministra de Economía alemana, Katherina Reiche.
[–>[–>[–>El arranque de la negociación del presupuesto 2028-2034, que debía recibir un respaldo en las conclusiones del Consejo Europeo, se ha quedado en una mera mención de que los líderes de la UE «toman nota» de la presentación por parte de la presidencia semestral danesa del «borrador» del documento que debe servir de base para la negociación presupuestaria.
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La inclusión por la presidencia danesa como punto de partida del marco de negociación la devolución anual de 9.000 millones de las contribuciones presupuestarias de Alemania, Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca a partir de 2028 chocó con el rechazo frontal de Francia, Italia, España, Polonia, Portugal, Irlanda, Grecia, Republica Checa, Bulgaria, Rumania, Eslovenia y Luxemburgo. Por ello, en la cumbre sólo hubo la constatación de las profundas divergencias, reflejada en las conclusiones con la mención del «intercambio de opiniones» sobre el futuro marco presupuestario.
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[–>La tradición de reembolsar parte de la contribución presupuestaria de los países más ricos es criticada por los demás estados de la UE como una transferencia injustificada de fondos de los países más pobres a los más ricos. El Parlamento Europeo ya reclamó la abolición de esos reembolsos en sus resoluciones preparatorias del nuevo marco presupuestario, ya que dañan «los objetivos de simplicidad, transparencia y equidad» del presupuesto. El proyecto del marco presupuestario 2028-2034 presentado por Bruselas las había suprimido.
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La falta de transparencia y claridad en el cálculo de esas devoluciones ha sido criticado por el Tribunal de Cuentas de la UE y por diferentes expertos, como el think tank bruselense Bruegel. El sistema de reembolsos de las contribuciones presupuestarias de los países ricos se ha convertido en un mecanismo «injustificado«, destaca Bruegel en su informe Cómo renovar el presupuesto de la UE de 2025.
[–>[–>[–>Las múltiples fracturas de los Veintisiete sobre el presupuesto debilitan la cohesión interna de la UE. A ello, se suma el marcado malestar de los agricultores, como mostraron las protestas durante la cumbre en Bruselas, y el descontento de los ciudadanos por la desatención de los gobiernos a la crisis del coste de la vida causada por el disparo acumulado de los precios de los productos básicos y la vivienda, que es políticamente desestabilizador.
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El 71% de los alemanes y el 69% de los franceses consideran que los dirigentes políticos deberían hacer mucho más ante la crisis del coste de la vida, pero optan por no hacerlo, según un sondeo de Político centrado en los principales países occidentales. La confianza ciudadana en el presidente francés, Emmanuel Macron, ha caído al mínimo del 11%, según el sondeo de Verian para Le Figaro Magazine, mientras que la confianza en el canciller alemán, Friedrich Merz, ha bajado al 25% tras tan solo siete meses en el cargo.
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