Dos años y medio de espera para obtener cita en una clínica dental solidaria
Ir al dentista es, para muchos, un desembolso económico impensable. Lo dice Estefanía Herrera, desde Granollers, Barcelona. Madre de dos hijos y viuda desde muy joven, hoy tiene 52 años, empezó en la treintena a perder piezas dentales. Pero, cuenta, en aquel momento lo fue dejando. «Pensaba antes en los demás y en otras necesidades que tenía. No era una prioridad. Además, se te va un dineral. Vas a una de esas cadenas que se anuncian y te hacen presupuestos de miles y miles de euros. Y dices: ‘Guau, no puedo pagar'».
[–>[–>[–>Estefanía comenzó hace años a frecuentar la Fundación Odontología Solidaria, que nació en 1994, para «defender el derecho a la salud» de las personas en situación de vulnerabilidad. Tienen clínicas en Albacete, Badajoz, Burgos, Granollers, Madrid y Valencia y están adecuando otra en Zaragoza.
[–> [–>[–>Un recurso asequible
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No son «una clínica barata», matizan, sino un recurso asequible para quienes, como Estefanía, no pueden acudir a un dentista por más que lo necesiten. Los precios, simbólicos, no funcionan como en una clínica convencional: dependen de convenios específicos –con las administraciones o mutuas colaboradoras– o valoración social: en muchos casos, los pacientes son derivados a través de servicios sociales que determinan el nivel de asistencia o copago.
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A Estefanía la derivaron a la clínica de Granollers a través de la trabajadora social de su CAP
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A Estefanía la derivaron a la clínica de Granollers a través de la trabajadora social de su centro de salud. Empezó a ir hace años y ha vuelto recientemente. En la clínica no hacen implantes –»tampoco tratamientos que realiza la Seguridad Social» (extracciones, selladores, y ortopantomografía), aclaran– pero sí tratan las caries y llevan a cabo higienes, curetajes, endodoncias y prótesis removibles (un aparato dental que el paciente puede quitarse y ponerse para reemplazar dientes perdidos) como la que le pusieron a Estefanía.
[–>[–>[–>«Me han dado una vida increíble. Me faltaban muchas piezas y otras piezas perjudicadas que debía arreglar. Estaba fuera de mi alcance. Y así fui atrasándolo todo hasta el día que llegué aquí y volví a sonreír», cuenta.
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Pérdida de dientes
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La pérdida de piezas dentales es uno de los problemas que más afectan, sobre todo a los mayores. Según el Consejo General de Dentistas, más de 7,5 millones de personas entre los 65 y los 80 años se ven afectadas por caries y unos 2,5 millones padecen enfermedad periodontal. Ambas patologías son responsables de numerosas pérdidas dentarias, que reducen la calidad de vida, provocan dolor y dificultades para masticar. De hecho, un 21% de este colectivo presenta pérdida dental grave (16 dientes ausentes o más).
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[–>Además, los dentistas han observado un importante factor social, con mayor presencia de patologías y menos tratamientos en los mayores de menor nivel socioeconómico. Por ejemplo, el índice de restauración (proporción de dientes tratados del total de afectados) es del 41% en el grupo de nivel socioeconómico alto, descendiendo al 18% en los de nivel bajo.
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Calidad de vida
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El voluntariado que practica la Fundación Odontología Solidaria –con odontólogos, higienistas y protésicos– es la pieza angular de la entidad. Hasta 2024, cerca de 78.000 personas han sido atendidas y se han implicado más de 4.200 voluntarios, que han aportado más de 250.000 horas de dedicación altruista y han permitido realizar más de 216.000 tratamientos.
[–>[–>[–>Sin embargo, desde la pandemia, la fundación cuenta con menos voluntarios, al tiempo que crece el número de personas que piden atención. Ya hay listas de espera. Ante esta situación, hacen un llamamiento al colectivo de profesionales de la salud oral para que se sumen a sus proyectos.
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Estefanía Herrera / CEDIDA
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En Cataluña, la Clínica Odontología Solidaria Oriol Muntanya, ubicada en un espacio cedido por el Ayuntamiento de Granollers, ha atendido ya a más de 12.200 personas. Pero es el centro de la fundación que mayor tiempo de espera acumula: 2,5 años para un tratamiento conservador y 8 meses para prótesis removibles.
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Estefanía pide que todo el mundo tenga derecho a cuidar de su salud bucodental: «Todos necesitamos comer. Muchas enfermedades vienen por ahí, por no poder masticar. O por las infecciones de la boca. Por eso, ir al dentista no debería ser un lujo».
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