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Israel une fuerzas con Grecia y Chipre en el Mediterráneo para frenar a un Erdogan crecido por su sintonía con Putin y Trump

Israel une fuerzas con Grecia y Chipre en el Mediterráneo para frenar a un Erdogan crecido por su sintonía con Putin y Trump
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  • Publisheddiciembre 23, 2025



El Primer Ministro israelí, Benjamín NetanyahuSe reunió este lunes en Jerusalén con sus homólogos de Grecia y Chipre para profundizar en la relación entre los tres países, impulsar una alianza comercial en el Mediterráneo… y abordar la cuestión del expansionismo turco.

En definitiva, más allá de los acuerdos militares y energéticos, lo que une a los tres países es precisamente su resentimiento hacia Recep Tayyip Erdoganque se ha reunido en los últimos meses con donald triunfo y con Vladímir Putinademás de ser una pieza clave en el rompecabezas de Ucrania por su acceso al Mar Negro.

Cuando muchas cosas se mueven al mismo tiempo, es difícil seguir constantemente la misma narrativa. Es fácil decir que las relaciones entre Israel y Estados Unidos son excelentes porque la política exterior estadounidense siempre se ha centrado en la defensa del Estado judío. Ahora Netanyahu tiene motivos para desconfiar de la Casa Blanca.

Su relación con Trump está muy herida desde el primer mandato del multimillonario, cuando Israel intentó anexarse ​​buena parte de Cisjordania sin permiso de la Casa Blanca y obviando el llamado Plan Trump, encaminado a una solución de dos Estados a la cuestión palestina.

A esto hay que sumar, por un lado, la excelente relación de la actual Casa Blanca con las monarquías árabes y, por otro, el respeto total que, como decimos, Trump siente hacia Erdogan.

Aunque en los últimos días Israel viene insistiendo en la necesidad de volver a poner en primer plano la lucha contra Irán, lo cierto es que existe una enorme presión por parte de Estados Unidos y otros países occidentales y árabes para que Israel empiece a trabajar en la segunda parte del acuerdo con Hamás y dé paso a una fuerza internacional que desemboque en un gobierno provisional en la Franja.

Vínculos entre Hamás y Türkiye

El problema que tiene Netanyahu con esta segunda fase es que no le interesa en absoluto. Nunca lo ha hecho. De los famosos veinte puntos de Trump, Israel aceptó a regañadientes aquellos que tenían que ver con el alto el fuego a cambio de la liberación de los rehenes que aún retenía Hamás.

El resto es lo que más le importa a Estados Unidos, que quiere normalizar cuanto antes las relaciones en todo Oriente Medio, mantener a Arabia Saudí como aliado y convertir Gaza en un lugar próspero para invertir… pero es lo que menos interesa tanto al grupo terrorista como a Israel.

Israel, o concretamente su primer ministro, aunque es una postura bastante extendida en la sociedad hebrea, se muestra completamente opuesto a la solución de dos Estados en este momento… aunque no fue así en otras ocasiones.

Entienden que Gaza no puede ser independiente, obviamente, con Hamás al mando… pero también temen que la prosperidad en la zona palestina pueda conducir a la formación de su propio Estado. Por parte de Hamás, la explicación es lógica: no quieren ceder el poder bajo ninguna circunstancia.

El presidente de Türkiye, el islamista Recep Tayyip Erdogan.

El presidente de Türkiye, el islamista Recep Tayyip Erdogan.

Reuters

¿Qué tiene que ver Türkiye con esto? Bueno, junto con Qatar e Irán, el gobierno de Erdoğan ha sido uno de los principales patrocinadores de Hamás en la Franja de Gaza.

Türkiye actualmente no mantiene relaciones comerciales ni diplomáticas con Israel e incluso cerró su espacio aéreo y marítimo tras la respuesta a los ataques del 7 de octubre de 2023.

Esta misma semana, el gobierno israelí se negó a permitir que Ankara participara en las discusiones sobre la fuerza internacional que se supone impondrá el nuevo orden en Gaza.

El cable eléctrico y la «fuerza de reacción conjunta»

Lo ideal para Netanyahu sería encontrar una manera de debilitar a Turquía y frenar su deriva islamista, pero eso no será posible si Erdoğan cuenta con el apoyo tanto de Rusia como de Estados Unidos. Es el aliado ideal porque apenas crea problemas –por el momento– y no adopta una posición clara en ninguna disputa.

Estambul fue la sede que Rusia eligió para sus primeras negociaciones con Ucrania poco después de que comenzara la invasión de 2022… y, a su vez, Turquía es un país de la OTAN con lo que eso implica en términos de armamento y vínculos diplomáticos.

En ausencia de esa solución mágica, el acercamiento de Israel con Grecia y Chipre es una cuestión de pura necesidad.

Los dos Estados son miembros de la Unión Europea y ambos comparten el miedo a la amenaza turca: al fin y al cabo, Grecia no logró su independencia de Estambul hasta 1825, después de 400 años bajo el dominio del Imperio Otomano, y parte de la isla de Chipre se encuentra en la órbita directa de Turquía, aunque ahora mismo el Gobierno está presidido por el grecochipriota. Nikos Christodoulidis.

Por supuesto, más allá de la unión contra Türkiye, hay cuestiones de colaboración económica que son de vital importancia para los tres países; en particular, el cable de interconexión eléctrica que uniría Israel con Europa a través de estos países y que representaría una alternativa muy importante para el Estado judío a los siempre complicados negocios con sus vecinos árabes.

La cooperación militar también es fluida: los tres países han acordado una «fuerza de reacción conjunta» en caso de ataque a cualquiera de ellos, que cuenta con unos 2.500 hombres; Además, los pilotos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se entrenan en el espacio aéreo griego y sus soldados se entrenan en territorio chipriota.

En el caso de que, en algún momento, Estados Unidos -ya sea con esta Administración o con cualquier otra- deje de ser ese aliado preferido, Israel necesita caminos paralelos para no quedarse aislado.

No es precisamente un mensaje para Trump, pero sí la confirmación de que la ayuda estadounidense al menos se puede completar con otros aliados. Teniendo en cuenta la actual situación diplomática de Israel, incluso dentro de la propia Unión Europea, cualquier avance en este sentido es decisivo para el Gobierno de Tel Aviv.



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