La dependencia del cloud extranjero pone en jaque a Europa
La gran mayoría de los datos europeos alojados en la nube están en manos de empresas extranjeras. El Viejo Continente depende de las grandes empresas tecnológicas americanas para el funcionamiento de prácticamente todos los servicios que componen la vida moderna, desde el comercio electrónico hasta … operaciones bancarias, herramientas de inteligencia artificial, plataformas de streaming o videojuegos. Episodios como la caída que sufrió Amazon Web Services (AWS) el pasado mes de octubre y cuyos efectos se sintieron también en suelo europeo, han vuelto a poner sobre la mesa los riesgos de la falta de soberanía digital y la necesidad de que la región cuente con alternativas competitivas.
Un informe de la consultora Gartner revela que más del 61% de los CIO y responsables de TI de Europa Occidental planean aumentar su dependencia de proveedores de nube locales y regionales, impulsados por razones geopolíticas, pero no será una tarea fácil porque estos apenas representan el 15% del mercado de la nube en Europa, mientras que los gigantes norteamericanos (Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud) acaparan juntos alrededor del 70% del mercado regionalsegún datos del Synergy Research Group. A nivel mundial, AWS es el actor dominante, con una participación del 32%, según Canalys, seguido de Microsoft Azure y Google Cloud, que juntos poseen alrededor del 60%.
Como ocurre en otros ámbitos, el continente ha quedado relegado a un segundo plano. «Europa no construyó infraestructuras cuando tenía que hacerlo y no ha protegido su industria. El origen de la tecnología no prevalece en ningún caso en la contratación pública. Estados Unidos invirtió antes, a lo grande y sin complejos”, apunta Sancho Lerena, CEO de Pandora FMS y experto en gestión TI y seguridad, como principal causa de irrelevancia.
En este sentido, cree que Europa «llegó tarde, fragmentada y dependiente de tecnología extranjera incluso en sus propios proyectos», lo que se ha traducido en «Otros proporcionan la infraestructura y nosotros la utilizamos.». El experto advierte de que el peligro no es sólo político, sino sistémico: «No estamos hablando de conceptos ‘abstractos’ como protección de datos, concentración de proveedores o dependencia de monopolios tecnológicos, estamos hablando de estar a un decreto de volver a la edad de piedra en el peor de los casos, o de incrementos arbitrarios de costes sin tener alternativa». Establece un paralelo para ilustrar la gravedad de la situación: «¿Podríamos concebir que los recursos hídricos de España estuvieran en un 90% en manos de otro país? Esto es exactamente lo que estamos haciendo con las TIC”.
Retraso multicausal
Pablo Ruiz-Hidalgo, Cloud Director de Ingram Micro Iberia, pone el foco en la brecha financiera existente, con recursos ingeniosos por parte de las empresas americanas que ningún competidor europeo ha igualado. «Amazon Web Services, Microsoft Azure, Google Cloud y Oracle han intensificado su apuesta por el continente con inversiones históricas: nuevas regiones de nube soberana, centros de datos impulsados por energías renovables, acuerdos con gobiernos locales y telcos, e integración con sectores críticos. Estas iniciativas, sin duda, han potenciado la capacidad tecnológica europea, pero también han consolidado una dependencia estructural que requiere una respuesta estratégica», asegura. AWS, por ejemplo, ha creado una región soberana en Alemania con 7.800 millones de euros de inversión y Microsoft ya opera en más de 17 regiones europeas con la intención de alcanzar los 200 centros de datos en 2026.
Déficit
Como en otros campos, Europa es un mero consumidor de tecnología ajena.
A las empresas europeas les falta músculo y las regulaciones tampoco ayudan. Antonio Crespo, director general de la consultora Eraneos, aporta datos concretos: «Los hiperescaladores estadounidenses llevan más de una década invirtiendo decenas de millones de dólares al año en infraestructura global. En 2024, AWS, Google y Microsoft superarán conjuntamente los 130.000 millones de dólares en CAPEX, una cifra imposible de replicar en Europa a corto plazo. Frente a esto, el ecosistema europeo sigue fragmentado y la inversión nacional promedio apenas alcanza el 2-3% de esa cifra.
losa europea
Además, señala la regulación como uno de nuestros factores limitantes. «El mercado europeo – afirma – históricamente ha priorizado la protección de datos y la regulación en muchos sectores, mientras que los hiperescaladores se han movido con un enfoque innovador agresivo y de ‘time-to-market’, introduciendo servicios de IA generativa, ‘data lakes’ o ‘edge Computing’ mucho antes que los actores locales. Cuando trabajamos con clientes como Repsol, Iberostar o Seur vemos que lo determinante no es la nacionalidad del proveedor, sino la capacidad real de innovar a escala. Por último, cree que el talento también ha jugado un papel clave. “Los hiperescaladores han podido atraer a los mejores perfiles europeos de nube e ingeniería durante años, y esto les ha permitido acelerar aún más su ventaja competitiva”, señala.
Europa ha cedido el control de sus datos a terceros, por lo que o redoblará esfuerzos para desarrollar su propia infraestructura o seguirá vendiéndolos a las big tech, con las amenazas que ello supone. «La Cloud Act o la extraterritorialidad de las leyes estadounidenses pueden obligar a los proveedores a entregar datos bajo ciertas circunstanciasincluso si los datos están alojados en Europa. Esto preocupa especialmente a las entidades financieras, a los operadores críticos y a las administraciones públicas», explica Antonio Crespo, que lamenta que los riesgos de la concentración tecnológica empiezan a ser cada día más relevantes. «La dependencia excesiva de un único proveedor aumenta los costes y conduce a una pérdida de know-how», afirma. En tercer lugar, se centra en los riesgos económicos y estratégicos. »No es sólo la factura, es la pérdida de soberanía tecnológica. Para sectores como la energía o la defensa, delegar capacidades críticas a proveedores no europeos puede convertirse en un riesgo geopolítico real, no teórico».
los riesgos
Las preocupaciones jurídicas, operativas y geoestratégicas configuran un cóctel explosivo difícil de asumir para Europa. Para Pablo Ruiz-Hidalgo, de Ingram Micro Iberia, la respuesta del Viejo Continente a esta realidad no pasa por la confrontación, sino por la construcción de un ecosistema cloud propio, fuerte, seguro y competitivo aprovechando sus activos: “Europa tiene activos únicos, como un marco regulatorio sólido, una demanda creciente de servicios soberanos en sectores estratégicos y un tejido industrial capaz, por lo que ahora es el momento de combinar estos elementos en una visión coordinada”. Sostiene que para recuperar tracción en el mercado, la región debe trazar una hoja de ruta con diferentes acciones.
Una de las medidas que utiliza el experto es aumentar la capacidad de despliegue de proveedores locales a través de alianzas industriales, fondos europeos y la participación de capital privado, además de especializarse en soberanía y cumplimiento normativo, lo que supone ofrecer Soluciones nativas europeas con cifrado avanzadocontrol de claves exclusivo y residencia de datos garantizada. Asimismo, cree que sería positivo para Europa «centrarse en sectores regulados, es decir, promover nubes verticales para sanidad, banca, defensa e industria, donde Europa puede liderar por regulación y especialización».
Subirse al tren en movimiento de la nube pasa también por promover la innovación tecnológica o, lo que es lo mismo, «desarrollar soluciones propias en IA generativa, edge computing, 5G, IoT y computación cuántica, donde la demanda crece exponencialmente», sin olvidar el impulso de una estrategia de nube inteligente, basada en «combinar nubes globales para escalabilidad con nubes soberanas para cargas críticas, maximizando el control, el rendimiento y la resiliencia». En definitiva, se trata de explotar aquellos aspectos en los que Europa puede ser diferente.
Potencial
Existe una gran oportunidad en el desarrollo de soluciones para sectores regulados
Oportunidades
Y, según Antonio Crespo (Eraneos), los jugadores europeos no pueden competir replicando a AWS o Microsoft. Esa batalla está perdida, «más aún si pensamos en el futuro, y en el papel predominante que sin duda tendrá China antes de que termine esta década». Por ello, aboga por que Europa se comprometa a tres áreas donde puedes ganar. La primera, también señalada por Pablo Ruiz-Hidalgo, es la profunda especialización sectorial. «Los europeos podemos crear soluciones diseñadas para sectores regulados, como la banca, los servicios públicos, la sanidad, las administraciones públicas… En Eraneos lo vemos: las cargas de trabajo más sensibles de nuestros clientes requieren a menudo controles de soberanía avanzados, que los hiperescalares todavía no cubren del todo», comienza destacando.
La segunda es la idea de la interoperabilidad como una ventaja, no como una obligación. «Mientras los hiperescalares tienden al ‘vendor lock-in’ (dependencia del proveedor), Europa puede ganar apostando por estándares abiertos, API comunes, portabilidad y federación nativa. «Esto no sólo es más ético sino también un verdadero diferenciador competitivo para las empresas que no quieren casarse con un solo proveedor». Por último, exige la creación de verdaderas alianzas paneuropeas, no de consorcios simbólicos. «Quizás sea el aspecto más difícil, debido al modelo federal que tenemos… La cuestión aquí es que Europa no necesita 20 pequeños proveedores nacionales, sino tres o cuatro campeones continentales con fuerza, inversión y visión compartida». Una vieja asignatura pendiente que depende, en gran medida, del desempeño de Europa en el ámbito estratégico de la nube.
Estrategia futura
Desde el equipo de Adigital, la Asociación Española de la Economía Digital, lanzan un mensaje optimista: «Aunque la cuota del 15% puede parecer un poco baja, desde 2022 se mantiene estable, lo que confirma una apuesta continua por las opciones locales y europeas». Consideran que la demostración de capacidades técnicas y de gobernanza por parte de los actores locales está animando a más organizaciones a optar por soluciones europeas. Preguntados sobre qué deberían hacer para aumentar su competitividad en el futuro, optan por una «combinación de innovación tecnológica y transparencia, garantizando que sus servicios cumplen con el marco legal europeo y los estándares internacionales de interoperabilidad y seguridad».
Otro de los factores decisivos para la mejora, según Adigital, es la colaboración y establecimiento de alianzas con proveedores globales para ofrecer soluciones completas y escalables, sin descuidar la sostenibilidad. «Según la Agencia Internacional de la Energía -recuerdan-, los centros de datos representaron alrededor del 1,5% del consumo eléctrico mundial en 2024, por lo que es necesario desplegar infraestructuras de forma eficiente y sostenible. En definitiva, creen que el objetivo no es sólo que los proveedores europeos aumenten su cuota de mercado, sino que se posicionen como actores fiables, innovadores y plenamente integrados en la economía digital global.
momento crucial
La regulación europea va a crear una presión cada vez mayor para las empresas del sector
Creen que iniciativas como Gaia-X establecen un marco abierto y federado para gestionar datos en entornos confiables, basado en reglas comunes de transparencia e interoperabilidad. «Esto es muy positivo, pero el verdadero motor del cambio proviene del apoyo a través de incentivos fiscales, financiación de la I+D+i, programas de formación técnica y políticas industriales que impulsen el desarrollo de empresas tecnológicas europeas con capacidad de innovación y excelencia técnica».
El CEO de Eraneos señala que Gaia-X nació con exceso de teoría y poca implementación. «Pero en 2025-2026 estamos viendo proyectos que han cambiado el enfoque: concretamente en energía, sanidad y administración pública, empiezan a aterrizar servicios en la nube interoperables y auditables. Y la regulación europea (Ley de Datos, Ley de IA, Esquema Europeo de Ciberseguridad para la nube) va a crear una presión cada vez mayor para que las empresas demuestren dónde están sus datos, quién puede acceder a ellos, qué jurisdicción se aplica y qué grado de autonomía tecnológica tienen», indica. Esto no eliminará los hiperescalares, pero «abrirá espacio para proveedores europeos especializados, especialmente en cargas de trabajo sensibles». Parafraseando al CIO de una multinacional energética con la que trabajan, «no queremos una nube más pequeña, sino una nube más europea». Y Europa está inmersa en este gran desafío.
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