Para poner esto en perspectiva, todo comienza con la “fórmula” que se aplica cada inicio de año. Tiene que ver con la evolución media del IPC en los 12 meses anterioresajustado en base al tráfico real en cada autopista respecto a lo planificado. Con estos datos, el resultado para 2026 es un incremento medio del 2,61%, según fuentes del mercado.

Por supuesto, este porcentaje no será definitivo, porque A esto hay que sumarle la indemnización pendiente. En 2023, cuando la inflación se disparó, el gobierno decidió limitar los aumentos de peajes al 4%. Según esta fórmula, el aumento debería haber sido mucho mayor, entre el 8,4% y el 9,5%.

¿Y qué pasa con esa diferencia entre lo que fue y lo que debería haber sido? Hubo una promesa de compensar a las concesionarias entre 2023 y 2026 con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Eso sí, este sistema tiene fecha de caducidad y la subvención desaparecerá a finales de 2026. Por lo que la parte pendiente se repercutirá al usuario, aunque de forma escalonada.

No es la primera vez que esto sucede, ya que en 2024 las tarifas de las autopistas aumentaron entre un 5% y un 6,65%, cuando la fórmula del IPC indicaba un 4,03%. En 2025 el aumento estuvo entre el 3,84% y el 5,45%, frente al teórico 2,86%, también según datos del Ministerio de Transportes.

Con este precedente ya podemos adivinar que en 2026 no habrá un incremento del 2,61%, sino que el incremento final será superior para cerrar el ‘ciclo’ iniciado hace tres años.