Si haces una poda fuerte cuando aún no han bajado bien las temperaturas, la planta se te puede ‘desangrar’ y se queda sin energía para rebrotar




A los amantes de las plantas les gustaría que los expertos ofrecieran programas de poda específicos para cada especie. Sin embargo, no es tan simple. El experto en jardinería Ignacio Guío, conocido en las redes sociales como Chico Plantas (@ignacioguio), insiste en que la poda no debe hacerse únicamente según un calendario de poda, sino según las condición real de fábrica y el clima de la región.
Aunque el invierno ha comenzado, si las temperaturas se mantienen suaves, muchas especies Continúan con la savia activa, acumular y mover energía internamente. Si se hacen recortes importantes en este momento, la planta no interpreta que el tiempo de descanso está cerca, sino que continúa reaccionando como si necesitara crecer, germinar o sanar con intensidad. Y ahí es donde empiezan los problemas.
Los dos momentos más seguros para una cintura pesada
Según Guío, los periodos que recomienda generalmente para realizar podas importantes son dos transiciones muy concretas, del invierno a la primavera y del verano al otoño. En estos momentos, la planta está preparada para redistribuir su energía sin estrés excesivo.
Avanzar estos tamaños mientras todavía quedan semanas de temperaturas suaves puede causar exactamente lo contrario de lo que estás buscando. En lugar de controlar su crecimiento, la planta se ve obligada a gastar sus reservas en un momento inadecuado. “Si se hace una poda intensa cuando las temperaturas aún no han bajado significativamente, la planta puede ‘sangrar’ y carecer de energía, para luego volver a crecer”, advierte Ignacio.
¿Qué pasa cuando la savia todavía está muy activa?


Poda de rosales en otoño en el jardín.
Uno de los conceptos clave que explica Ignacio es algo que se llama “sangrado”. Cuando se poda una planta mientras la savia fluye intensamente, las heridas quedan abiertas y la planta comienza a perder energía continuamente a través de ellos.
En coníferas, cipreses, pinos y otras especies similares puede producirse este sangrado. en forma de resina. No es sólo una cuestión estética, es energía que la planta expulsa cuando debe conservarla para pasar el invierno.
El problema no sólo radica en el sangrado en sí, sino también en el momento del mismo. Si la planta pierde energía antes de entrar en la fase fría, el invierno llega debilitado, con menos reservas internas para resistir y, más tarde, retroceder con fuerza. El resultado puede ser un crecimiento primaveral deficiente o incluso un debilitamiento prolongado.
Por qué el clima local lo cambia todo
No todos los ámbitos tienen el mismo margen de actuación. Ignacio señala que en lugares con inviernos suaves, como algunas zonas del sur, algunos trabajos se pueden avanzar ligeramente sin consecuencias graves. De hecho, puede ser aconsejable no retrasar la poda “porque sino las plantas empezarán a germinar”, advierte Guío.
Sin embargo, incluso en estos casos es fundamental conocer bien cada especie y observe cómo responde cada planta al clima. No es lo mismo una poda ligera que una poda estructural intensa, y no todas las plantas responden de la misma manera ante un mismo corte.
En tallas grandes anticiparse sin prisas es la clave


Una cintura fuerte tiene como objetivo Dirigir el crecimiento futuro y evitar que la planta extraiga energía. por zonas que no son interesantes. Para que esto funcione hay que anticiparse, eso sí, pero sin prisas.
Ignacio explica que si se poda demasiado pronto, la planta puede comenzar a germinar prematuramente, justo lo contrario de lo que buscas. Esta esperada epidemia se verá frenada por el frío resultante, generando un estrés innecesario.
Coníferas y otras especies especialmente sensibles
En el caso concreto de cipreses, cedros, abetos y coníferas en general, Ignacio insiste en extremar la precaución. Son plantas que reaccionan muy claramente al flujo de savia y a las heridas abiertas.
Lo mismo puede ocurrir en frutales y otras especies leñosas., donde una poda inoportuna puede alterar el equilibrio entre raíces, ramas y reservas internas.
Qué hacer si el invierno aún no ha llegado
Si todavía tiene temperaturas suaves y no está seguro de si elegir la talla o no, opte por la observación y la precaución. Limítese, si es necesario, a quitar las ramas secas, dañadas o claramente problemáticas, y dejar la poda estructural hasta que el frío haya hecho su aparición.
Este pequeño gesto permite diferenciar una planta que entra con fuerza en primavera de otra que arrastra una desgaste innecesario durante meses. Podar bien no se trata de hacerlo antes, sino de hacerlo en el momento adecuado.
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