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El récord cotización marcan una nueva «Edad de los Metales»

El récord cotización marcan una nueva «Edad de los Metales»
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  • Publisheddiciembre 28, 2025




La metalurgia surgió aproximadamente en el año 6.000 a.C. C. Una revolución completa para la humanidad, que supuso el paso del Neolítico a la Edad de los Metales y marcó el inicio de una arcaica revolución industrial. Por primera vez, aprendimos no sólo a utilizar los recursos de la naturaleza, sino también a transformarlos. La fundición y moldeado de metales fue el primer gran salto industrial de la Humanidad, un punto de partida para la innovación que definiría el desarrollo económico y social de las civilizaciones.

Más de 8.000 años después, los metales vuelven a tomar protagonismo. Si esa primera revolución metalúrgica transformó la productividad y la organización de las sociedades primitivas, la actual La revaluación del oro, la plata, el cobre y otros metales estratégicos refleja un nuevo cambio de ciclo. En un contexto marcado por la incertidumbre geopolítica, la transición energética y la reconfiguración del orden económico global, los metales recuperan su papel de activos refugio, pilares industriales y termómetro de las tensiones del sistema.

Y 2025 ha sido excepcional para los metales preciosos e industriales. El oro ha superado esta semana los 4.500 dólares por onza troy en el mercado de futuros, lo que supone revalorizaciones en torno al 70% desde principios de año. La plata, por su parte, ha alcanzado máximos cercanos a los 69 dólares la onza, lo que supone un incremento de más del 130%.

Aunque menos mencionados, el platino y el paladio también han experimentado apreciaciones sorprendentes. El conocido como oro blanco cotiza por encima de los 2.200 dólares tras experimentar un crecimiento superior al 140%, mientras que el paladio ha duplicado su valor y ya roza los 1.900 dólares.

Pero no sólo los metales preciosos han sido los protagonistas de este año que estamos a punto de dejar atrás. Recursos industriales, comoo cobre, rozan los 12.000 dólares la tonelada, acumulando un beneficio anual en torno al 40%en lo que es su mejor desempeño en más de una década.

Asimismo, el aluminio va camino de los 3.000 dólares la tonelada (un 16% respecto a enero) y otros metales básicos, como el zinc, acumulan subas superiores al 7% y se consolidan por encima de los 3.000 dólares. Si bien los valores de principios de año son aproximados y dependen de la fuente, el patrón general es claro: grandes aumentos en todos los segmentos del mercado de metales.

¿A qué se debe esta fiebre por los metales? En 2025, los mercados han descontado una política monetaria más acomodaticia para 2026, lo que tiende a debilitar el dólar y aumentar el atractivo de los activos denominados en dólares, como el oro y la plata. Los metales preciosos funcionan tradicionalmente como refugio contra la depreciación de la moneda y la inflación, Por tanto, los bajos tipos y la incertidumbre económica han redirigido el capital hacia estos activos.

La década actual está marcada por tensiones geopolíticas persistentes, como conflictos en Europa del Este, tensiones en Medio Oriente y, recientemente, Venezuela, así como disputas comerciales globales, que aumentan la aversión al riesgo entre los inversores.

Si bien el oro se beneficia principalmente de su papel como activo de refugio seguro, la plata y el cobre también están siendo impulsados ​​por la demanda real en la economía global, especialmente en sectores estratégicos.. La plata, además de ser un refugio, tiene aplicaciones fundamentales en energías renovables, electrónica y vehículos eléctricos, lo que refuerza su dinámica alcista. Lo mismo ocurre con el platino y el paladio, componentes fundamentales en los catalizadores de vehículos, pero también en contactos eléctricos, sensores, condensadores y componentes electrónicos de alta precisión.

El cobre es esencial para la infraestructura eléctrica y las tecnologías limpias, como las redes eléctricas y los vehículos eléctricos.

La combinación de una demanda creciente y limitaciones de la oferta, debido a una inversión insuficiente en nuevas minas y presiones ambientales o regulatorias, ha provocado cuellos de botella. Estos factores estructurales mantienen los precios elevados incluso cuando algunos analistas esperaban una desaceleración a mediados de año. Los países muy dependientes de la minería, como Chile y Perú en el cobre, o Sudáfrica, están viendo vientos favorables para sus balanzas comerciales y presupuestos fiscales. Un cobre más caro, por ejemplo, significa mayores ingresos por exportaciones que pueden aliviar los déficits y financiar la inversión pública.

Las bolsas de valores de los sectores mineros han reflejado este impulso: Los índices de las empresas mineras y de metales están muy por delante de muchos sectores tradicionales, y los ETF vinculados a los metales muestran fuertes entradas de capital.

De esta manera, 2025 ha sido, en muchos sentidos, una nueva Era de los Metales. La combinación de incertidumbre geopolítica, demanda industrial y transición energética ha colocado estos elementos en el centro de la atención económica y financiera.



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