Oriente Próximo | Hamás se inclina por desmantelar su arsenal, pero sin entregar las armas como exige Israel
Al primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, le dominan las obsesiones. Una de ellas es conseguir que las milicias que rodean a Israel entreguen las armas. Mientras bombardea a diario territorio libanés para obligar a que Hizbulá se desarme, en la Franja de Gaza usa otra estrategia. Netanyahu da rodeos a cualquier alternativa planteada para que Hamás se deshaga de su armamento, e, incluso, rechaza cualquier negociación a las concesiones que da el grupo palestino. Simplemente quiere que pase. Aún sin una posición concreta, sus líderes confirmaron hace más de un mes a los mediadores egipcios y qataríes que están dispuestos a deponer y almacenar su arsenal de armas pesadas, pero solo como parte de un acuerdo que incluya la retirada de Israel de Gaza y una tregua a largo plazo, tal y como dijeron fuentes conocedoras de las negociaciones a The National.
[–>[–>[–>Hamás no quiere entregar sus armas a los israelíes ni tampoco a la supuesta fuerza de estabilización internacional que tiene previsto desplegarse sobre el terreno gazatí en enero. El grupo islamista ha afirmado estar dispuesto a traspasar su armamento al gobierno de un futuro Estado palestino con la condición de que termine la ocupación israelí. Israel, por su parte, ha dicho que no se retirará de Gaza hasta que se produzca el desarme. «Se puede hacer por las buenas o por las malas, pero al final se hará«, ha pronosticado Netanyahu, inamovible en su posición. «Hamás se encuentra en un punto en el que desea desesperadamente retirarse del gobierno para que se pueda llevar a cabo la reconstrucción y la retirada, pero Netanyahu lo veta, manteniéndolos, así, en el poder», constata Muhammad Shehada, escritor y analista político gazatí.
[–> [–>[–>El desarme de la milicia palestina es una de las condiciones de la segunda fase del plan de paz del presidente estadounidense, Donald Trump. Como la reconstrucción del enclave, la retirada de las tropas israelíes, o la entrada de más ayuda humanitaria, sigue siendo uno de los puntos de estancamiento para empezar esta etapa posterior del alto el fuego. Fuentes consultadas por el medio emiratí The National afirman que Hamás quiere que sus armas pesadas, como lanzacohetes y granadas manuales, sean desmanteladas y almacenadas dentro de Gaza bajo la supervisión de Egipto y la Autoridad Palestina. «Todo depende de la aprobación de Israel, y los mediadores buscarán que el presidente Trump presione a Tel Aviv para que acepte», añadió una de las fuentes.
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«El desarme significa doblegarse, rendirse, capitular. El desmantelamiento está ligado a un proceso político; es gradual y progresivo, e implica la transformación de Hamás en un grupo político»
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¿Desarme o desmantelamiento?
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La postura sigue sin estar del todo clara, ya que los líderes de Hamás han hecho declaraciones al respecto que van desde el rechazo rotundo, la congelación a largo plazo de su uso o el despliegue de armas y el almacenamiento del armamento pesado bajo la supervisión de la futura administración de Gaza. No hay una postura unificada sobre la desmilitarización. Además, la cúpula política de Hamás se encuentra en pleno debate por la elección del sucesor de Ismail Haniyeh como su presidente. Tampoco Washington ni los Estados árabes mediadores han presentado plan, calendario o mecanismo concreto para la transferencia o el desmantelamiento de las armas del grupo. «Ahora mismo, Hamás no cuenta con las capacidades para atacar ciudades israelíes, pero sí puede desafiar la presencia de las tropas en Gaza«, afirma Shehada a este diario.
[–>[–>[–>«Estamos abiertos a adoptar un enfoque integral para evitar más escaladas o más enfrentamientos o explosiones», declaró Bassem Naim, miembro de la oficina política de Hamás, en una entrevista con Associated Press en Qatar, donde tiene su base gran parte del liderazgo del grupo. Hamás está dispuesto a negociar sobre «congelar o almacenar» su arsenal de armas, insistió Naim. «Hamás ha aceptado el desmantelamiento, pero no el desarme: hay una gran diferencia entre ambos», señala Shehada. «El desarme significa doblegarse, rendirse, capitular, mientras que el desmantelamiento está ligado a un proceso político; es gradual, es progresivo, e implica la transformación en un grupo político en lugar de simplemente ser eliminado», añade el investigador visitante del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
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«Un derecho legítimo»
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Por el momento, Hamás se ha mostrado dispuesto a «un desmantelamiento inmediato de las capacidades ofensivas, es decir, los cohetes, los túneles y las zonas de protección, pero quieren mantener las capacidades defensivas«, según Shehada. «En caso de que el Ejército israelí regrese a Gaza, decida reocupar el enclave, asesinar a líderes y miembros [del grupo]desatar nuevas masacres y reanudar el genocidioHamás habría algo para reiniciar la insurgencia e intentar desafiar la presencia de tropas en Gaza», subraya. El domingo pasado, el líder del grupo, Khalil al Hayya, defendió su derecho a poseer armas. «Afirmamos que la resistencia y sus armas son un derecho legítimo garantizado por el derecho internacional a todas las naciones bajo ocupación», declaró en un discurso con motivo del 38º aniversario de la fundación de Hamás.
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[–>De nuevo, se presentó «abierto a estudiar cualquier propuesta para preservar este derecho, garantizando al mismo tiempo el establecimiento de un Estado palestino independiente y la autodeterminación de nuestra nación palestina». Desde la entrada en vigor del alto el fuego en octubre, el Ejército israelí ha matado a casi 400 palestinos. Uno de los cuales fue Raed Saad, un alto comandante de Hamás, asesinado el sábado, en lo que Washington está estudiando como una posible violación del alto el fuego por parte de su aliado. Aunque el plan de Trump prohíbe a Hamás jugar cualquier papel en el gobierno de Gaza, Al Hayya rechazó la fuerza internacional de estabilización (FIE), que fue consagrada en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU el mes pasado, pero dijo estar dispuesto a entregar sus autoridades y «facilitar el trabajo» de la comisión tecnocrática palestina apolítica que administraría la Franja a nivel civil bajo el plan.
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«El proceso de desarmar a un grupo como Hamás se reduce a cómo convencer al militante promedio con un arma de que la entregue y, para que esto funcione, el grupo debe contar con tres factores para poder persuadir a sus propios miembros; de lo contrario, esos militantes podrían simplemente desertar, escindirse, huir o crear un nuevo grupo»
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Tres factores claves
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Por su parte, Egipto y Turquía insisten en que la FIE debe centrarse primero en crear una zona de amortiguación entre las fuerzas israelíes y Hamás y solo después abordar el desarme. «El proceso de desarmar a un grupo como Hamás se reduce a cómo convencer al militante promedio con un arma de que la entregue y, para que esto funcione, el grupo debe contar con tres factores para poder persuadir a sus propios miembros; de lo contrario, esos militantes podrían simplemente desertar, escindirse, huir o crear un nuevo grupo», explica Shehada. «El primer factor es el humanitario: es necesario iniciar la reconstrucción para mejorar un entorno inherentemente desestabilizador y radicalizador, como es la situación actual en Gaza, y entonces la gente aceptaría mejor la idea de abandonar la lucha armada y acceder a una vida normal cuando vean que existe», enumera el analista.
[–>[–>[–>«En segundo lugar, necesitan una garantía de seguridad de que, por un lado, Israel no volverá a entrar en Gaza y reocuparla, y, por otro, que el nuevo gobierno no perseguirá a los líderes y miembros de Hamás, ni se permitirá una persecución social contra ellos», añade. «Y la vía más importante es la vía política, porque no se puede convencer a la gente de que se desarme sin ofrecer una mejor alternativa, para que la idea de la resistencia armada pase a un segundo plano o desaparezca», apunta. «Eso se logra avanzando hacia la creación de un Estado palestino, y la solución de dos Estados, que exista al menos un proceso de paz, o cualquier pretensión de una vía política, para que puedan decirles a los miembros que este no es el momento para la resistencia armada», concluye Shehada.
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