La discusión compartida entre el Gobierno y los nacionalistas hablaba entonces de reparación de una injusticia histórica, de una deuda ilegítima y de una alivio financiero necesario tras los años de inacción del gabinete de Rajoy, que habrían contribuido a que esta bola de nieve de deuda fuera cada vez mayor.

Un reciente informe difundido por el think tank Fedea y firmado por su director, Ángel de la Fuente, una de las voces más autorizadas del panorama nacional en temas de financiación autonómica, ha matizado sustancialmente ese relato.

Una de sus conclusiones revela que los extraordinarios mecanismos de liquidez establecidos por el Estado en aquellos años de supuesta inacción gubernamental y la condiciones de financiación muy favorables previstas en el mismo -con tipos de interés entre el 0% y el 1%- han permitido a las comunidades autónomas ahorrarse una factura de más de 26.000 millones en intereses desde que se activaron allá por 2010 (ver gráfico para comprobar su distribución por autonomías).

La Generalitat de Cataluña aparece como la gran beneficiaria de este salvavidas financiero financiados por el fondo común, que todavía está operativo y que durante los últimos 15 años ha garantizado una Subvención silenciosa de 8.133 millones. para ahorrarle la factura de intereses que habría tenido que asumir si no hubiera habido intervención estatal.

Para hacer una comparación, la celebrada reducción de deuda de más de 17.000 millones de euros comprometida por el Gobierno ahorrará a la Generalitat 3.226 millones de euros de aquí a 2030 según cálculos de la Airef, menos de la mitad de lo ya condonado hasta la fecha.

«Los mecanismos de liquidez han supuesto un ahorro considerable en intereses para las comunidades autónomas y un sobrecoste para el Estado», señala Ángel de la Fuente en su informe. «Este ahorro puede considerarse una ayuda o una subvención implícita.lo que en cierto sentido ha incrementado la financiación efectiva de las comunidades autónomas.

La nota del director de Fedea está lejos de ser irrelevante porque condiciona decisivamente la diagnóstico sobre financiación real que cada una de las autonomías recibe del Estado, más allá de lo que reflejan las cifras del sistema de financiación.

Una ‘expulsión’ desigual

Cataluña es, con diferencia, la comunidad autónoma que ha recibido un mayor volumen de financiación barata del Estado desde la entrada en vigor de los mecanismos extraordinarios de financiación, entre los que se encuentran el famoso FLA, el mecanismo extraordinario de pago a proveedores (ya extinto) y la Facilidad Financiera. En total ha recibido más de 140.000 millones de eurosmientras que la segunda autonomía beneficiaria de estos dispositivos, la Comunidad Valenciana, todavía se sitúa por debajo de los 100.000. La Comunidad de Madrid ha recibido algo más de 3.000 millones.

Cuanto más financiación barata se reciba, más subsidio implícito y más gastos por intereses ahorrados a expensas del Estado. Fedea ha realizado el ejercicio de sumar a los recursos ordinarios que reciben las autonomías del sistema de financiación los extraordinarios derivados de los mecanismos de liquidez.

El resultado cambia sustancialmente la historia de la Presunto trato discriminatorio que recibe Cataluñaa del sistema de financiación regional. Según cálculos de Fedea, que sitúan ya a Cataluña por encima de la media en términos de financiación ordinaria por habitante, cuando se suma el impacto financiero de la subvención implícita recibida del Estado, su financiación por habitante pasa a ser aproximadamente un 6% por encima del promedio y Cataluña pasa a ser la sexta autonomía mejor tratada por el sistema.

Andalucía y, sobre todo, la Comunidad Valenciana, que han sido las otras dos comunidades autónomas que más se han beneficiado de estos mecanismos extraordinarios, también mejoran su posición en el ranking, pero se mantienen muy por debajo de la media en financiación por habitante. Llamativo es el caso de la Comunidad de Madrid que pasa de estar prácticamente en la media a caer al grupo de autonomías con menor financiación por habitante con esa métrica alternativa.