Al ataque

La diplomacia europea sigue haciendo equilibrios para intentar salvar una ruptura total con EEUU.
Podíamos haber previsto que este podía ser un desenlace, porque desde que Bill Clinton abandonara la Casa Blanca, los sucesivos presidentes americanos han ido trasladando el eje de interés del Atlántico al Pacífico, y ahora con Trump nos hemos quedado solos. Todo ha saltado por los aires.
Lo primero en caer es la idea de que somos parte de un Occidente común con intereses económicos y de seguridad compartidos. Como sistema de defensa, la OTAN ha dejado de garantizar nuestra seguridad, mientras Trump juega con devolver a Rusia al poder de la Guerra Fría. Para Europa es un final de etapa. Está claro que ya no podemos confiar en el socio de viaje. EEUU ha optado por entregar el poder a una élite que desprecia los mecanismos de equilibrio democráticos, un gobierno depredador que dirige desde la coacción y la fuerza.
Podemos seguir contemporizando, pero Europa solo podrá salir de esta reforzando el proyecto común y ganando capacidad de liderar en el nuevo desorden creado. Reforzar la defensa es una parte. Necesaria, sí, pero no exclusiva. Con los recursos actuales, Rusia tiene muy difícil poner en jaque a toda la Unión. Es cierto que tanto Polonia como los países bálticos son blancos muy golosos, pero si en tres años apenas ha conseguido someter a Ucrania, militarmente muy inferior, la amenaza a la UE es una fantasía.
El debate no debería ser si hay que invertir en defensa o no. Hay que invertir, pero de manera estratégica para contener al fantasma ruso. Pero ni hay que volverse locos, ni la inversión puede ser solo en defensa. La guerra que afrontamos no es principalmente militar, es comercial, económica y estratégica. Y ahí hay que pasar al ataque, invirtiendo en desarrollo tecnológico, en un espacio que potencie el conocimiento global, venga de donde venga, en un continente comercialmente abierto y potente, para hacer frente a la piedra en el zapato de los aranceles. Porque el principal enemigo ya no es Rusia, es EEUU.
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