América Latina | Kast suma a Chile a la hoja de ruta de EEUU desplegada por Marco Rubio
En diciembre de 2021, poco antes de la segunda vuelta frente a Gabriel Boric, el ultraderechista José Antonio Kast aterrizó en Washington. Se reunió con empresarios y agitadores virtuales del espectro trumpista, replegado debido a la escandalosa derrota electoral. Kast tuvo a la vez un encuentro con el entonces senador republicano Marco Rubio. «Pudimos abordar distintos temas de interés internacional y muy interesantes para lo que puede ser el futuro de Chile«, dijo el candidato republicano. Aquella plática amistosa adquiere, cuatro años más tarde, un significado especial. Kast se ha convertido en el nuevo presidente chileno y recibió el entusiasta saludo del secretario de Estado norteamericano, el mismo Rubio que entonces le hizo lugar en su agenda cuando muchos eludían en Estados Unidos al pinochetista. El hecho de que los protagonistas de aquella conversación informal se encuentren actualmente en una situación completamente distinta da cuenta de los cambios que se han operado tanto en EEUU como en América Latina desde que Donald Trump retornó a la Casa Blanca. El año de Kast se cierra con su victoria personal. El de Rubio, también. Ahora coincidirán en Washington en situaciones inimaginables un lustro atrás.
[–>[–>[–>Con el acceso de la ultraderecha al Palacio de La Moneda a partir del 11 de marzo, el mapa regional experimenta un nuevo ordenamiento. El peso de la presencia del multimillonario republicano en el Salón Oval ha dejado su evidente marca al sur del río Bravo. A Rubio le ha tocado articular esa voluntad de transformación que forma parte de la disputa por la hegemonía que tiene Estados Unidos con China. Antes de asumir, solo Nayib Bukele en El Salvador era un aliado clave.
[–> [–>[–>En su discurso inaugural, Trump señaló a Panamá y su canal como primer objetivo de su política hacia Latinoamérica. Casi 12 meses más tarde la influencia política norteamericana se ha extendido a un ritmo trepidante. Rubio, el amigo de Kast, ha sido el responsable de ampliar la red de simpatías.
[–>[–>[–>
El verbo «intervenir»
[–>[–>[–>
La palabra «intervención» dejó de provocar estupor. Washington fue coprotagonista del triunfo en las urnas del ecuatoriano Daniel Noboa. Trump intervino de un modo sin precedentes en las elecciones legislativas argentinas. No solo salió a socorrer al ultraderechista Javier Milei cuando su suerte parecía estar echada: auguró una catástrofe económica en caso de derrota. Parte de la ciudadanía entendió el mensaje y votó por el partido del anarcocapitalista. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, fue el otro ganador de esa contienda y solo en esa oportunidad pareció opacar al cubano-norteamericano. Rubio fue más decisivo en el establecimiento de relaciones de camaradería con el nuevo gobierno de derechas en Bolivia. Tenía los contactos suficientes y necesarios tanto con Jorge Quiroga, un derechista tradicional, como Rodrigo Paz, quien terminó por vencer. El secretario de Estado exaltó el cambio en ese país que había sido gobernado dos décadas por la izquierda. Fue una manera de autoelogiarse.
[–>[–>[–>El siguiente capítulo, que no ha concluido, ha tenido lugar en Honduras. Tomaron la palabra Rubio y luego, de un modo altisonante, el magnate, quien pidió expresamente al electorado inclinarse a favor del empresario de la construcción Nasry Asfura. El escrutinio aun no ha terminado y la ventaja de Asfura sobre el presentador deportivo Salvador Nasralla es de unos pocos miles de votos. Si finalmente se llegar a imponer, la ecuación de Washington no cambiaría. Nasralla ya se declaró trumpista.
[–>[–>[–>
La escala siguiente fue Chile. En medio de la campaña electoral, Boric tuvo una controversia con Washington. Trump designó como embajador en Santiago a Brandon Judd, un exagente de la Patrulla Fronteriza. Al llegar a Chile, días atrás, Judd pidió a la ciudadanía que sea «capaz de decidir» bien entre Kast y la comunista Jeannette Jara. «Y al decidir sobre eso, ustedes van a decir con quién quieren ustedes que yo trabaje, porque yo quiero trabajar con la mejor persona posible». Esa persona no era otra que el ultraderechista. El embajador fue explícito: «Hay gobiernos que están ideológicamente en línea con nosotros y con ellos será más fácil trabajar». El Gobierno envió una nota de protesta a Washington que Rubio ni siquiera respondió. Su inquina con Boric era manifiesta desde sus críticas a la acción de Israel en la Franja de Gaza.
[–>[–>
[–>El protagonismo de Rubio en la región contrasta con su influencia en la política de Trump referente a Ucrania u Oriente Próximo. La única derrota que tuvo fue en Brasil, cuando empujó al multimillonario a salir en defensa de Jair Bolsonaro. EEUU impuso aranceles del 50% a las exportaciones brasileñas pero la presión no surtió efecto. Bolsonaro fue condenado, Luiz Inácio Lula da Silva y Trump encontraron su propio canal de diálogo y Bolsonaro fue a la cárcel. Ese traspié personal queda en 2025 como exepción a una regla expansiva que tiene por estas horas su centralidad en Venezuela y podría extenderse al país de sus padres: Cuba.
[–>[–>[–>
Corolario a la vieja doctrina
[–>[–>[–>
Con Kast en el poder, la geografía del trumpismo se muestra más cerca de las aspiraciones de tutelaje expuestas la semana pasada en la Estrategia de Seguridad Nacional, donde no solo se recupera la idea de «destino manifiesto» y la Doctrina Monroe, sino que se le añade un «corolario Trump» de inequívocas intencionalidades. «Estados Unidos reafirmará y aplicará la Doctrina Monroe para restaurar la preeminencia estadounidense en el Hemisferio Occidental y proteger nuestro territorio nacional y nuestro acceso a geografías clave en toda la región. Negaremos a competidores no hemisféricos la capacidad de posicionar fuerzas u otras capacidades amenazantes, o de poseer o controlar activos estratégicamente vitales». EEUU quiere un hemisferio «cuyos gobiernos cooperen con nosotros». Kast, como Milei, ha decidido hace mucho tiempo plegarse a ese anhelo. El Pacífico, salvo Colombia, se encamina a responder a Trump. El ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Hugo de Zela, que el magnate republicano ha notificado al Congreso su intención de nombrar a ese país «aliado principal no miembro de la OTAN». Rubio visitará Lima a comienzos del año venidero para sellar la alianza.
[–>[–>[–>
Suscríbete para seguir leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí