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Animaría a Barcelona con unos JJOO, pero en la vida es importante el don de la oportunidad

Animaría a Barcelona con unos JJOO, pero en la vida es importante el don de la oportunidad
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  • Publishedenero 20, 2025


«No tengo la impresión de haber vivido en mi casa con un superhéroe. Al final, era mi padre». Juan Antonio Samaranch Salisachs (Barcelona, 1959), ingeniero, financiero, y con 12 maratones en sus rodillas que hablan de una vida de perseverancia, es uno de los siete candidatos que entre el 18 y el 21 de marzo en Atenas aspirarán a la presidencia del Comité Olímpico Internacional que deja Thomas Bach. El mismo cargo que ocupó su padre entre 1980 y 2001. «Pero no estoy en una misión mesiánica», deja claro desde la oficina madrileña de su banco, GBS Finance.

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Cuando piensa en su padre, ¿qué es lo primero que le viene a la cabeza?

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Tuve una infancia y una relación con mi padre normal, muy sana. Con todo tipo de altibajos en la adolescencia, y luego con una colaboración y complicidad muy importante en los últimos años de su vida. Pienso muchas veces en qué haría él en ciertas situaciones y cómo reaccionaría.

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Cuando era joven y veía a su padre, ¿ya era consciente de la magnitud de un cargo como el de presidente del Comité Olímpico Internacional?

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Más que un cargo, era mi padre. No recuerdo esa imagen imponente. Recuerdo a un padre muy ocupado, ausente, con una pasión loca por el deporte. Yo, con las ganas que tenía de pasar tiempo con él, me incentivó a acompañarle a eventos deportivos de cualquier tipo. Pero no tengo la imagen de haber vivido en mi casa con un superhéroe. Al final, era mi padre. 

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Ser presidente del COI ¿se ha convertido para usted en un sueño vital?

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Tampoco. Creo que he tenido la suerte de poder participar en este gran sueño colectivo que es el mundo olímpico con una misión muy necesaria en el mundo de hoy, rivalista, excluyente, donde lo mío es bueno, lo tuyo es malo, mi religión es la correcta, la tuya no lo es. El haber podido participar de esto junto con mis compañeros del Comité Olímpico Internacional ha sido un grandísimo honor y privilegio. Llegado a este momento en mi vida, con la carrera profesional resuelta y habiendo dado un futuro a la empresa con la que comencé en finanzas hace ya tantos años, en 1991, y coincidiendo con que hay un cambio de presidente en el COI, creo que tengo ideas para darle una vuelta más a este gran proyecto que es el mundo olímpico. Pero, de verdad, no estoy en una misión mesiánica. Al igual que los otros candidatos tienen proyectos y propuestas concretas, yo creo en las mías, hay mucho que hacer. Creo que el Comité Olímpico funciona muy bien, que el mundo olímpico está sano, que nuestros valores son más apreciados y necesarios que nunca. Pero el mundo cambia tan rápido que cada año y cada momento requiere de un nivel fuerte de energía y de nuevas ideas, porque el mundo cambia. Y las recetas de ayer, no digo las de hace 20 años, ya no pueden servir. Creo que tengo la combinación de experiencia en el mundo de la ONG del COI, que es el servir al movimiento olímpico y el servir a la humanidad, junto con una muy sólida experiencia en el mundo empresarial y financiero. Y las dos son, en mi opinión, extremadamente necesarias y complementarias para lo que viene.

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Juan Antonio Samaranch Salisachs, candidato a la presidencia del COI, en su despacho de Madrid. / Xavier Amado

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¿Cree que los Juegos de París han sido los mejores de la historia hasta ahora? 

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Bueno, hablando de mi ciudad natal, Barcelona, es muy difícil decir que fueron los mejores. Pero desde luego, y yo he vivido los Juegos desde el año 72, cuando tenía 12 años, los de París han sido junto con los de Barcelona los mejores. Sin ninguna duda. 

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¿Animaría a Barcelona a que presentara una candidatura olímpica de cara a 2036 o 2040?

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Sí, bueno, yo puedo animar. Da igual lo que yo quiera o pueda pensar. Lo que en la vida hay realidades. En la vida debes tener buenos proyectos, hacerlos bien, trabajar duro, pero también suerte. Tienes que tener el don de la oportunidad. Y en España, pasados los Juegos de Barcelona, no hemos tenido ese don de la oportunidad. Nosotros, España más que Barcelona, presentamos tres candidaturas consecutivas para los Juegos de Madrid en el 12, 16 y 20. Estuvimos cerca de ganar alguna. Y siempre con unos proyectos maravillosos que se ajustaban perfectamente a lo que hacía falta en ese momento. Por motivos distintos, no es que se perdiera, es que otros ganaron porque también competían. En aquel momento, en España, en el Comité Olímpico Español, después de estas candidaturas excitando a todo el mundo, se nos acabó la energía. Y justo después de esos tres Juegos tan competidos que no pudimos ganar, los de París y Los Angeles, estamos hablando del 24 y el 28, y los de Brisbane en el 32, los hemos dado sin competencia. Y ahora empezamos a pensar… Hoy es en Madrid, hoy es en Barcelona, la posibilidad de volver a los Juegos… Pues ahora tenemos más de 12 precandidatos para el 36 o para el 40. ¿Animaría a Barcelona? Sí que la animaría. Pero cuando llegue el momento habrá que estudiarlo bien y ver qué posibilidades hay. Y no quiero dejar de hablar de la candidatura de los Juegos de Invierno de Barcelona-Pirineos…

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¿Todo parece más complicado después del fiasco que supuso ese intento de Barcelona-Pirineos?

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Bueno, yo no lo llamaría un fiasco. Si no hubiera habido un desencuentro político de primera magnitud entre dos regiones de España, Cataluña y Aragón, hoy tendríamos ya esos Juegos y estaríamos trabajando en su organización, sin ninguna duda. Cuando eso sucedió éramos los únicos que quedaban en la carrera para el 30. Tanto es así que cuando nuestra candidatura se disolvió, se retrasó un año la elección para tener nuevos candidatos. Por eso quiero decir que… ‘Bueno, ahora lo intentamos de nuevo’. Pero los de Invierno del 34 están dados, y los del 38 están en diálogo exclusivo de momento con Suiza. Por tanto, en la vida el don de la oportunidad es brutal, la necesidad de tener la suerte de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. 

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Es decir, ahora Barcelona no está en el momento adecuado.

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No digo eso. Pero los próximos Juegos de 2036, 2038 y 2040, de invierno y verano, van a ser altamente complicados. 

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La capacidad organizativa, ¿cree que se mantiene en Barcelona? 

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Barcelona dejó un recuerdo imborrable en todo el mundo olímpico. No sólo en quienes pudieron asistir, sino en las generaciones que no los vivieron y que han venido detrás. Y España tiene una credibilidad absoluta para organizar eventos, y Barcelona un atractivo infinito para que la gente quiera venir. Tenemos unos materiales maravillosos para poderlo hacer. 

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Siempre mantuvimos la puerta abierta para que los atletas rusos, como independientes neutrales, pudieran participar. Y vinieron unos cuantos [a los Juegos de París]. Y si no vinieron muchos más no fue culpa nuestra

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¿Puede permitirse el olimpismo que los atletas rusos no compitan en unos Juegos? 

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No es lo que nos podamos permitir o no. Este es un mundo muy complejo. Nosotros, en el Comité Olímpico, no somos políticos, somos apolíticos. No tomamos partido nunca. Porque el día que lo tomemos, no podremos cumplir con nuestra misión de unir a todo el mundo. Da igual de dónde vengan, de en qué régimen político vivan. Eso es igual. Pero en el momento en que nosotros no cumplamos con eso, tendremos serios problemas para justificar para qué estamos en este mundo. El tema de los atletas rusos no es una toma de posición del Comité Olímpico contra Rusia, faltaría más. Para nada. Nosotros no tomamos posición, ni podemos, ni debemos. Hay cuarenta y tantos conflictos armados en este momento en el mundo, mucho más sangrientos que los que vemos todos los días en las portadas de los periódicos. Pero nosotros tuvimos que cortar relaciones con Rusia porque invadió un país saltándose la tregua olímpica, que estaba en vigor en ese momento que ellos mismos habían firmado. No tenemos más remedio que cortar relaciones. No significa que les digamos lo que tienen que hacer. ¿Cómo va a decir el Comité Olímpico a un país soberano lo que tiene que hacer? No tiene ningún sentido. Pero sí que podemos decirle que el mundo olímpico no tendrá competiciones en su país, o que no invitaremos a oficiales de su gobierno ni les acreditaremos para competiciones o eventos deportivos en el resto del mundo. Y eso fue lo que hicimos. Luego fue el Comité Olímpico ruso que usurpó las responsabilidades del Comité Olímpico de Ucrania en el Donbass, y tomaron las responsabilidades de organizar el mundo deportivo en esos territorios. Y eso va contra la Carta Olímpica. Por tanto, tuvimos que suspenderles. Y siempre mantuvimos la puerta abierta para que los atletas rusos, como independientes neutrales, pudieran participar. Y vinieron unos cuantos [a París]. Y si no vinieron muchos más, no fue culpa nuestra. Fue porque Rusia no hizo todo lo posible para enviar más deportistas, sino todo lo contrario.

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¿De qué depende que regresen? 

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De que los motivos que han causado estas suspensiones, estas fracturas con la Carta Olímpica, desaparezcan o se subsanen. 

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Juan Antonio Samaranch Salisachs, candidato a la presidencia del COI, en su oficina de Madrid.

Juan Antonio Samaranch Salisachs, candidato a la presidencia del COI, en su despacho de Madrid. / Xavier Amado

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¿El movimiento olímpico debe defender a las mujeres transgénero? 

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Claro que sí. No el movimiento olímpico, la sociedad en general tiene que defender a las personas transgénero, sin ninguna duda. Son personas con derechos, son personas que sufren. No quiero ni pensar en la complejidad mental de sufrir, de tener que vivir en un cuerpo que no corresponde con el género con el que te sientes. Dicho eso, hay instancias distintas a la del Comité Olímpico para tratar con esos derechos. Nosotros somos una organización deportiva. Y hay otro derecho fundamental también, que en nuestro caso es fundamental para aguantar todo el entramado de lo que es el deporte competitivo mundial, que es el derecho a una competición justa. Si estos dos derechos entran en colisión, nosotros tenemos que primar el que afecta a nuestra área de actuación. No podemos irnos a otras áreas de actuación. Y en esa área de actuación, el COI tomó sus decisiones hace cinco años, que eran inteligentes, la verdad. Se han criticado mucho. La realidad es que las competiciones femeninas tienen que ser seguras para las mujeres y justas. Como el transgénero afecta distinto a atletas en un deporte u otro, no es lo mismo cómo te afecta en el tenis de mesa, que en deportes ecuestres o en boxeo, pues pasamos a las federaciones la implementación del principio. Está bien tirada, está bien pensada. No es: ‘Me escondo, no sé, no quiero tomar decisiones’. Pero la realidad, tozuda, está demostrando, y en París se demostró ampliamente, que la alarma social por este tema sigue creciendo. Y que nuestra medida, pasar a las federaciones esta responsabilidad, no ha sido suficiente. En mi manifiesto para la candidatura yo abogo por la defensa a ultranza del deporte femenino. Hemos tardado 100 años, entre los dos Juegos de París de 1924 a 2024, de pasar del 4% de mujeres al 50%. Ni un paso atrás con eso. Si las jóvenes, cuando están en la escuela, tienen que competir con otras mujeres que son transgénero, que tienen una ventaja física obvia, pues acabaremos con el deporte femenino. Creo que lo que tenemos que hacer es, por una parte, defender al 100% la equidad, la justicia y la seguridad del deporte femenino. Y tenemos que tomar la bandera y las decisiones nosotros mismos y ponernos al frente.

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¿Quitar las competencias a las federaciones y que sea el COI el que tome la determinación?

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Las federaciones tendrán que implementar, de acuerdo con las especificidades de cada uno de los deportes, las reglas generales, las grandes directrices, con apoyo científico, sin ninguna duda. Porque yo soy banquero e ingeniero. No voy a ser yo quien diga qué es un hombre y una mujer. A mí no me corresponde. Pero con todo el apoyo científico necesario, nosotros marcar cuáles son las líneas maestras y serias que hay que cumplir para poder competir en cada categoría. 

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¿Los casos de las boxeadoras intersexuales Imane Khelif y Lin Yu Ting se resolvieron bien en los JJOO de París? 

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Bueno, se resolvieron bien, pero es un tema que tiene muchas aristas. Estas dos atletas habían competido en campeonatos del mundo, regionales y desde siempre bajo la antigua federación internacional de boxeo, que está suspendida por el COI. Son atletas que nacieron mujeres, que se educaron como mujeres, que entrenaron como mujeres toda la vida, que están en el límite, están en DSD [siglas en inglés de trastorno del desarrollo sexual]son casos muy exclusivos, muy pequeños. No es un caso de transgénero, en absoluto. Por motivos políticos, la federación internacional de boxeo, que ya no está operativa ni reconocida, quiso poner esto en la picota para afectar ligeramente el funcionamiento de los Juegos. No solo estamos satisfechos con cómo se resolvió, sino que estoy orgulloso de que salimos con una defensa brutal de estas dos chicas, porque no solo fue en la competencia, sino que luego fue el acoso en redes sociales que sufrieron. Ninguno de los dos merecía eso y hay que defenderlos.

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Estábamos hablando de que la paridad se ha conseguido en los Juegos Olímpicos. En cambio, no en el COI. Tampoco ha habido nunca ninguna mujer presidenta en la historia.

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Bueno, ahora tenemos una candidata [la exnadadora Kirsty Coventry, de Zimbabue] y no es el primero. También tuvimos a Anita DeFrantz en 2001. Creo que se ha avanzado mucho. Tenemos un porcentaje, no del 50%, sino de más del 40% de miembros del Comité Olímpico que son mujeres. Lo más importante ha sido lograr que los deportes femeninos hayan llegado a ser completamente iguales en los Juegos.

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¿La victoria presidencial de Donald Trump en Estados Unidos, siempre con conflictos geopolíticos abiertos, puede condicionar de alguna manera el plan que hay de cara a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles? 

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Es muy difícil de decir, pero creo que el presidente Trump y los Estados Unidos tienen una grandísima responsabilidad con los Juegos de Los Angeles 2028 y luego los Juegos de Invierno del 34 en Salt Lake City. Son grandes ocasiones para los Estados Unidos para hacer grandes cosas en el mundo del deporte y aprovecharse de este subidón de valores olímpicos al traer los dos grandes eventos a su territorio. Ellos lo saben. Quizá es uno de los países con más lealtad a los ideales olímpicos y que más los siguen, y lo van a aprovechar. Además, en ese país tan cortado ahora políticamente entre demócratas y republicanos, los Juegos son de las pocas cosas que hay en el país que son compartidas por los dos partidos. Tenemos mucha confianza en que van a darnos lo mejor de ellos y que van a ser unos grandísimos Juegos.

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No estoy de acuerdo en que los deportistas cobren de los Juegos Olímpicos. Una de las misiones que tenemos es intentar dar más oportunidades a los que menos tienen.

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En el programa de su candidatura incluye la creación de un fondo de inversión. ¿Hay algún tipo de riesgo en ese modo de financiación para el COI? 

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La tesis es que, en estos momentos, el invertir en deporte es una nueva clase de activo. Se están creando fondos de inversión por parte de los grandes constantemente. En estos momentos hay bastantes fondos de inversión que buscan inversiones en temas de deporte, sean en equipos, en competiciones, en tecnología, en salud pública, salud y deporte… Hay muchísimo dinero yendo hacia allí. Nosotros, si nos aliáramos con alguno de los mejores fondos de capital riesgo que hay en el mundo y nos asociáramos conjuntamente con su capacidad de gestión de inversiones, y nuestra capacidad de aportar valor e identificar oportunidades, creo que seríamos uno de los sitios donde más dinero institucional vendría para invertir. No creo que sea nuestra misión invertir directamente. Ese fondo no es dinero que distraeríamos en financiar comités olímpicos nacionales, federaciones internacionales, a la base de la pirámide. Serían inversiones terceros, que se llaman socios limitados. Nosotros seríamos el socio general, el ‘general partner’, junto con un gestor profesional, y al Comité Olímpico le generaría una nueva fuente de ingresos muy recurrente y muy importante en los próximos años. No entraríamos en riesgo financiero. 

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¿Los deportistas olímpicos deberían cobrar? 

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Los deportistas olímpicos deberían cobrar, claro que sí, deberían cobrar y cobran.

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Por parte del COI.

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En casi todos los países del mundo ya tienen sistemas de financiación. Tienen espónsors, cobran de ellos toda la temporada para los campeonatos de sus deportes, donde también están remunerados. Pero [que cobren] en los Juegos Olímpicos, no estoy de acuerdo. Una de las misiones que tenemos, en nuestros valores, es intentar dar más oportunidades a quienes menos tienen. El dinero que se genera en los Juegos Olímpicos, que es mucho, 7.600 millones en los últimos cuatro años, sirve para pagar una parte importante de la organización de los Juegos y otra parte, la gran mayoría, para financiar la base de la pirámide. a través de federaciones internacionales y comités olímpicos nacionales. Tienes que sacar de ahí el dinero que le diste a los campeones olímpicos. Y los campeones olímpicos, cuando regresan a sus países, reciben bonificaciones por haber ganado. Y sus patrocinadores les pagan otras bonificaciones. Y tienen una serie de grandes ventajas por ser campeones olímpicos. Creo que sería redundante e iría en contra de nuestra misión quitar recursos a los campeones del futuro, crear campeones del futuro, crear aquellos que vendrán después de ellos para financiar a los que lo son ahora. Son lo que son porque otros campeones olímpicos, hace 15 años, hace 20 años, no recibieron premios en metálico, porque ese dinero sirvió para financiarlos cuando tenían que coger un autobús o un tren e ir de Barcelona a Montpellier para competir en algunos campeonatos. de cadetes de balonmano. Eso hay que pagarlo y alguien tiene que pagarlo. Los Juegos Olímpicos pagan eso hoy. Voy a seguir defendiendo ese modelo.

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