Duodécimo en la clasificación del torneo, a sólo un punto del octavo y a tres jornadas del final (aparte del PSV, aún debe viajar a Galatasaray y recibir a Bodo Glimt, en ese orden), el Atlético suma nueve puntos, uno más que su rival, el líder de la Eredivisie, imbatible en sus últimos 14 partidos y ganador de 10 de los últimos 11.

Pero más que todo eso, el equipo madrileño compite consigo mismo como visitante. Casi infalible en casa (diez victorias y un empate en once partidos esta temporada), fuera de casa es un equipo impredecible e irregular, capaz de ganar sólo dos de sus diez desplazamientos.

En la Liga de Campeones no es diferente, incluso el contraste es aún más expresivo. Sus nueve puntos los consiguió en casa, con victorias contra el Eintracht Frankfurt (5-1), el Union Saint-Gilloise (3-1) y el Inter de Milán (2-1).

Los otros seis se alejaron volando del Metropolitano, derrotados por 3-2 ante el Liverpool en Anfield (el PSV ganó allí 1-4, comparativamente) y 4-0 ante el Arsenal, en una tendencia creciente desde hace tiempo.