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Bielorrusia, una revolución silenciada

Bielorrusia, una revolución silenciada
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  • Publishedenero 24, 2025




2020 fue un año extraño. El mundo paró por la pandemia del covid 19 y el estable régimen bielorruso se tambaleó llegando a temer lo peor. Tanto a Aleksander Lukashenko como a su homólogo ruso, Vladímir Putin, les saltaron las alarmas: parecía que empezaba una ‘revolución de colores‘ en Bielorrusia. Este tipo de protestas (que Moscú señala que son obra de Occidente) son las que alejaron a Georgia y a Ucrania de Moscú y el Kremlin no quería perder a su aliado más fiel, algo que le dejaría más indefenso pero que sobretodo le asestaría un fuerte golpe moral por la simbólica pérdida de otro «país hermano» de Rusia. La propaganda de la época zarista hablaba de las tres Rusias, la pequeña (Ucrania), la blanca (Bielorrusia) y la grande, la que hoy en día es la Federación Rusa, y esa idea ha perdurado en la psique de los gobernantes del país, que ven con malos ojos que los países exsoviéticos huyan de Moscú, en especial aquellos que consideran cercanos.



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