Bruselas mantiene la agenda de negociaciones con EEUU a pesar del incremento al 50% de los aranceles al acero y el aluminio
La misma semana que entrará en vigor la subida al 50% de los aranceles a las importaciones al acero y el aluminio impuesta por Estados Unidos, un equipo de negociadores europeos viaja a Washington para tratar de lograr un acuerdo, al tiempo que Bruselas se muestra dispuesta a acelerar la entrada en vigor de las represalias si el diálogo fracasa.
Desde que Estados Unidos iniciara una guerra comercial mundial al imponer aranceles globales a las importaciones de acero, aluminio, coches, recambios de coche y a cualquier producto en general, Bruselas y Washington dan dos pasos hacia atrás por cada acercamiento en la negociación. Tras una breve llamada entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ambos decidieron acelerar las negociaciones. Apenas unos días después, Trump anunció que subía del 25% al 50% los aranceles sobre el acero y el alumnio.
«Lamentamos profundamente el anunciado aumento de los aranceles sobre el acero del 25% al 50% por parte de Estados Unidos», ha dicho este lunes el portavoz de política comercial de la Comisión, Olof Gill. Para Gill, esta decisión no solo «añade añade más incertidumbre a la economía mundial y aumenta los costes para los consumidores y las empresas a ambos lados del Atlántico», sino que además «socava nuestros esfuerzos en curso para llegar a una solución negociada con EEUU».
Bruselas sigue manteniendo esta semana su agenda de reuniones. La prioridad es lograr un acuerdo. «Equipos técnicos están de camino a Washington mientras hablamos, y el Comisario de Comercio [Maros] Sefcovic se reunirá en persona con su contraparte estadounidense, El secretario de comercio [Jamieson] Greer en París Miércoles «, explicó Gill.
Pero si esas negociaciones no dan sus frutos, la Comisión también se plantea acelerar su respuesta. «Tras la llamada entre los dos presidentes, nos comprometimos a acelerar las conversaciones. Esa es nuestra prioridad ahora mismo», ha subrayado el portavoz de la Comisión. Pero «si esas conversaciones no conducen al resultado que creemos justo y equilibrado», ha advertido Gill, «también estamos preparados para acelerar nuestro trabajo en el lado defensivo«.
Contramedidas
Los Veintisiete dieron el visto bueno el pasado 9 de abril a una batería de contramedidas por valor de 21.000 millones de euros en respuesta a los aranceles sobre el aluminio y el acero del 25%. En cuestión de horas, Bruselas frenó su entrada en vigor. Lo hizo como muestra de buena voluntad después de que Trump anunciara una tregua y redujera los aranceles a las importaciones globales, los llamados recíprocos, a un 10% durante 90 días.
Aquella pausa no afectaba a los gravámenes sobre el acero que entraron en vigor el pasado mes de marzo y ahora el presidente de Estados Unidos ha decidido aumentar. Pero la Comisión pospuso su entrada en vigor hasta mediados de julio. Ante la falta de avances, el Ejecutivo comunitario puso sobre la mesa una nueva batería de represalias en forma de aranceles a productos estadounidenses que afectan a 95.000 millones en exportaciones. Estas están aún por aprobar.
«La Comisión ha sido clara en todo momento sobre su disposición a actuar en defensa de los intereses de la UE, protegiendo a nuestros trabajadores, consumidores e industria», ha dicho Gill. El portavoz ha insistido este lunes que si no logran un acuerdo con Estados Unidos, tanto el paquete por valor de 22.000 millones como el de 95.000 podrían entrar en vigor el 14 de julio, «o antes si las circunstancias lo requieren».
Cumbre bilateral
Más allá de un apretón de manos en el funeral del papa Francisco, Von der Leyen y Trump solo han hablado por teléfono desde que comenzó la guerra comercial. La presidenta de la Comisión aseguró que no se reuniría con el republicano a menos que hubiera un paquete concreto de medidas que negociar. Ese paquete no ha llegado, pero la fecha límite para la tregua se acerca.
Los líderes de la OTAN se reúnen apenas unos días antes del 9 de julio, cuando concluye el plazo. Preguntada por si habría posibilidad de que Von der Leyen y Trump se vean las caras en La Haya, la portavoz de la alemana, Paula Pinho, se ha limitado a señalar que podría ser «una ocasión», pero también que habrá que si las conversaciones están «suficientemente maduras» para un encuentro que podría ser «decisivo».
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