Capitán recluta un ejército en Lena para dar una lección de vida a los escolares de las Cuencas
«La ELA es peor que la Cueña les Cabres, pero algún día tiene que haber la primera persona curada de la enfermedad». José Luis Capitán solo puede mover los ojos y ligeramente la boca, pero sigue siendo el deportista que mantiene el récord de subida al Angliru corriendo. Nadie, y son muchos los que lo han intentado, ha logrado bajar el crono de esa hora y 36 segundos que Capitán estableció en 2005.
Ahora, diez años después, el profesor, deportista y padre de familia, disputa su particular carrera de fondo, la de la lucha contra la enfermedad, pero no sólo la propia. Es consciente de que él ya llega tarde para ser ese primer paciente que se cure de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), pero no se le van de la cabeza unas palabras que le dijo un médico en San Sebastián: «En los 80, los pacientes de sida se morían por los pasillos del hospital, alguien dio con la tecla y ahora es una enfermedad crónica». Capitán está convencido de que llegará el día que se encuentre la cura de la ELA e insiste en que «si tienes un sueño, hay que cumplirlo». Su mayor sueño como corredor de montaña eran subir los agónicos dos kilómetros de Sancti Espiritu, ese muro de la prueba de trail más importante del mundo, la Zegama-Aizkorri. Lo hizo en la última edición, el pasado verano, con amigos y familiares tirando de su silla de ruedas. Allí estaban dos iconos como Kilian Jornet, que acabaría ganando la prueba, y Manuel Merillas, entre miles y miles de personas, para aplaudir a Capitán.
La Zegama es el sueño de miles de corredores y Capitán lo pudo cumplir. No importa que fuese en una silla de ruedas. Al atleta que sigue siendo le saltaron las lágrimas igual que a todos los que son capaces de acabar la prueba.
Con su silla y sus amigos y familiares. Con su esposa, Teresa Pérez tirando del carro, de la silla y de lo que haga falta, Capitán ha subido al Angliru, a Covadonga o al santuario de Peña Francia.
Su faceta de deportista semiprofesional centró parte de la clase magistral que el profesor José Luis Capitán ofreció este martes a los alumnos de los colegios Jesús Neira, Vital Aza, CRA de Lena, el colegio de La Pereda (Mieres) y el instituto de Pola de Lena. Capitán, acompañado por el profesor de música del Jesús Neira Imanol Núñez, volvió a ser el profe que fue en el colegio de Rioturbio (Mieres) y Colloto (Oviedo), que ahora lleva su nombre. Compartió con los escolares una de las lecciones más importantes de su vida: que, «como dijo Pau Donés, ‘vivir es urgente’».
La visita de José Luis Capitán a Lena se enmarca dentro del proyecto «Enamorados de la vida», que cuenta con el apoyo del Principado y que busca dar visibilidad a la enfermedad a través de esos encuentros con escolares. Cada uno de ellos es una lucha más para «Capi», como todo el mundo conoce al atleta, pero para un tipo que corrió la Behobia-San Sebastián cuando la ELA ya hacía de las suyas en su cuerpo, lo de los retos es una forma de vida. Lo explica Tere, su compañera más fiel: «Si él se empeña en hacer algo y lo hace estando así, los demás no podemos decirle que no». Da igual cuál sea la próxima aventura, que ya hay alguna rondándole por la cabeza, porque él «sigue siendo el capitán de este cuerpo hecho pedazos», como reza la canción con la que inició su exposición.
Nunca un profesor se había llevado tantos aplausos de los alumnos. Los 300 escolares que acudieron al Vital Aza para escuchar a Capi, que habla a través de una tablet que maneja con la mirada, interrumpían cada poco de manera espontánea los vídeos y las intervenciones del profe. Le jalearon, le aplaudieron y, como él mismo reconoció al final, «me llenaron de vida» . Que así sea, para seguir cumpliendo sueños.
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