China presiona a la UE para aliarse contra el unilateralismo de Trump

El presidente chino, Xi Jinping, lanzó un nuevo llamado a los líderes de la Unión Europea para unirse a unilateralismo, señalando directamente a los hostiles políticos de Donald Trump que desafían el orden mundial establecido. En una carta con motivo del 50 aniversario de las relaciones entre la UE y China, Xi enfatizó la necesidad de gestionar las diferencias y fortalecer el diálogo estratégico. «Debemos oponernos al acoso unilateral», dijo, destacando la urgencia de colaborar para abordar los desafíos globales y promover un mundo multipolar más equitativo.
El mensaje se produjo después del anuncio de Beijing sobre la suspensión simultáneamente de restricciones mutuas acordadas junto al parlamento europeo, lo que sugiere un esfuerzo renovado para impulsar las relaciones con Bruselas. Según Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, ha llegado el momento de reanudar la cooperación, a pesar de los «altibajos recientes».
Este gesto, que tiene como objetivo allanar el camino hacia un diálogo más constructivo, subraya la creciente necesidad de ambos lados de fortalecer sus conexiones en un contexto global volátil y lleno de incertidumbre. Sin embargo, la verdadera prueba radica en la capacidad de convertir estas intenciones en acciones efectivas. Hasta ahora se ha demostrado que las palabras sin soporte tangible pueden resultar en nuevas frustraciones. Estas relaciones han estado marcadas por tensiones y desconfianza, y el desafío será navegar estas complejidades para lograr una comprensión duradera.
Sin embargo, el Jefe de Estado chino instó a establecer relaciones «saludables y estables» con la UE en el marco de la creciente Guerra Arancelaria con Washington. En un contexto global caracterizado por transformaciones profundas y a largo plazo, Xi enfatizó que la humanidad se encuentra en una encrucijada crítica. «Enfrentar una relación sana y estable conducirá al éxito mutuo y servirá como faro para el mundo», dijo, subrayando la «importancia» que le otorga al fortalecimiento con el bloque europeo.
Estas declaraciones ocurrieron durante un intercambio con el Presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y el Presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con motivo del 50 aniversario de tales relaciones diplomáticas, según informes de los medios estatales chinos.
Xi también expresó su disposición a «profundizar la comunicación estratégica, mejorar la comprensión y la confianza mutua, consolidar la posición de los socios, expandir la apertura recíproca y administrar adecuadamente la fricción y las diferencias». La búsqueda de un futuro más brillante para estos enlaces podría, para el régimen comunista, tener implicaciones significativas para la dinámica comercial global y el equilibrio de poder económico.
Debe recordarse que, dado que la imposición de sanciones de China a cinco eurodiputs en 2021, el Parlamento Europeo mantuvo un veto de facto hacia el país, exigiendo la eliminación de estas medidas como condición para cualquier contacto diplomático. Esta posición reflejó un enfoque cauteloso y un descontento creciente con las políticas comerciales e industriales agresivas de Beijing, así como con las graves violaciones de los derechos humanos que han caracterizado al régimen chino.
Por lo tanto, los legisladores europeos intensificaron sus críticas, argumentando que el comportamiento chino no puede pasar desapercibido. Bernd Lange, principal responsable del comercio internacional en Eurocamara, advirtió que, a pesar de la autorización de reanudar contactos con homólogos chinos, los obstáculos significativos persisten que obstaculizan una relación comercial fluida. Lange destacó la preocupación por la política industrial china, que distorsiona el mercado y genera un exceso de capacidad que inunda el comercio global. El Eurodiputee Raphaël Glucksmann, uno de los sancionados, también estaba abrumado por afirmar que «los hechos no cambian con el levantamiento de las sanciones». Glucksmann enfatizó las atrocidades que ocurren bajo el régimen XI, incluidas las deportaciones masivas, el trabajo forzado sistemático y la represión brutal en Hong Kong.
Ahora, China está enviando un signo contundente en el contexto del implacable concurso comercial, expresando su intención de acercarse a Europa. La realidad es que, dado el colapso del mercado estadounidense de productos chinos debido a tarifas significativamente altas, se encuentra en una situación que requiere la búsqueda de alternativas en otros grandes mercados. Esto es esencial para que los productores chinos mantengan un flujo constante de exportaciones. En este sentido, la UE se presenta como la opción más viable. Xi continúa lanzando una ofensiva diplomática hacia Bruselas, buscando fortalecer la cooperación y establecer un marco estratégico que permite mitigar los efectos adversos de las restricciones estadounidenses.
Según datos del Ministerio de Comercio de China, las relaciones económicas entre la economía del Segundo Mundo y la UE han mostrado un crecimiento exponencial en los últimos 50 años. El volumen de intercambios ha aumentado de 2.400 millones de dólares a 780,000 millones, un aumento que refleja la integración cada vez más profunda. Paralelamente, la inversión recíproca ha evolucionado de cifras casi insignificantes a aproximadamente 260,000 millones de dólares, lo que indica un aumento significativo en la confianza mutua y la búsqueda de oportunidades comerciales.
Un elemento clave en esta relación es el ferrocarril chino-europa, que ha realizado más de 100,000 viajes y se ha convertido en un auténtico «corredor de oro» para el intercambio de bienes entre Asia y Europa. Este sistema logístico ha facilitado el tráfico de bienes y ha promovido la conectividad y la eficiencia en las cadenas de suministro, contribuyendo a la competitividad de ambas regiones en el mercado global.
En la actualidad, el producto interno bruto (PIB) de China y la UE representa más de un tercio de la economía mundial, lo que subraya la relevancia estratégica de esta asociación. Este dinamismo destaca el aumento de la interdependencia, y también abre la puerta a colaboraciones en sectores clave como tecnología, sostenibilidad e infraestructura. El futuro dependerá de su capacidad para gestionar desafíos comunes, como las tensiones geopolíticas y las diferencias normativas.
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