Crónica desde Moscú, capital gastronómica mundial

Los habitantes de la capital rusa, cuando tienen tiempo, disfrutan del buen comer y sobretodo, de tener muchas opciones para elegir. A los habitantes del corazón de Rusia les gusta tener muchas opciones a la hora de comer y algunas de las disponibles para los moscovitas no es fácil encontrarlas fuera. En Moscú hay desde restaurantes que copian la estética de la Unión Soviética, pasando por restaurantes que ofrecen manjares como carne de oso, incluso restaurantes norcoreanos y ‘foodcourts’ con comida de toda Rusia. Además, más allá de las gastronomías más globales como la china, la japonesa o la italiana, también están presentes en Moscú otras menos conocidas.
Varechnaya Nomer 1 es un monumento a la nostalgia soviética. En los televisores que hay en sus diferentes locales de Moscú se emiten en bucle algunos de los mayores éxitos cinematográficos de la era soviética mientras los altavoces ponen canciones de esa época. En la decoración hay muebles antiguos e incluso en algunos de ellos hay una sala de reuniones donde hay abrigos y máscaras de la era soviética con las que los turistas pueden tomarse fotos. Pelmeni y vareniki (platos similares a los ravioli italianos), ensaladas y sopa variadas son algunas de las opciones que tendrán los que quieran tener un toque nostálgico.
Otro restaurante que también tiene una estética ‘vintage’ es Oblomov, aunque su estilo es más de la época zarista que de la de la URSS. En él se puede degustar cocina tradicional rusa y destaca su oferta de diferentes animales de caza, entre ellos el más temido: el oso pardo, de carne dura y cara. Uno de los camareros del local lamenta que en el momento en el que este periodista acude al restaurante no tienen carne de oso, uno de sus manjares estrella, aunque tienen otros muchos platos tradicionales.
Un restaurante en el restaurante de Oblomov / Àlex Bustos
A diferencia de en otros lugares, él cuenta que el oso que compran se cría y como no es fácil hacerlo no hay la misma disponibilidad que con la ternera o el cerdo. Explica Anastasia, una clienta habitual en el local, que “la cocina es muy tradicional, como se solía hacer antes”. “Se siente como hecho en casa” asegura. El camarero recomienda a los comensales trucos para disfrutar mejor de la comida, como verter algo de caldo de sopa a un ‘pirog’ (parecido a una empanada) para mejorar el sabor.
Nacionalismo y mantel
Especialmente desde que empezó la guerra contra Ucrania, las autoridades rusas han buscado promover el turismo interno en Rusia y el “conocerse a uno mismo” aplicado. Esa idea también se extendió a la gastronomía y el moscovita medio ahora tiene más opciones para poder experimentar platos de cualquier rincón de su propio país. Con esta idea nacieron algunos ‘food courts’ en Moscú. Se pueden comer platos de las regiones árticas, como carne de ciervo y salsas de bayas típicas de regiones polares; quesos y veduras del Cáucaso y variedades de maricos, así como los platos tradicionales rusos.
Otro restaurante con esa idea está en el parque VDNKh, l llamado “Casa de la Cocina rusa”. Es otro ‘foodcourt’ que viaja por todos los rincones de Rusia para mostrar una gastronomía variada. Cuenta con diferentes mostradores que representan diferentes regiones, como la comida de Chechenia y Daguestán (Cáucaso); de Carelia, Murmansk y Yakutia (Ártico); y Kamchatka y Buriatia (Siberia y Lejano Este).
La estepa mongol
Donde también resuenan los ecos de la estepa mongol es en Sansar. Este local de comida buriato-mongol presenta los platos estrella de dichas gastronomías. En ellas está muy presente la carne y la harina, los principales ingredientes de muchos platos de estos pueblos que fueron nómadas durante la mayor parte de su historia. Aunque representan fielmente la comida de Mongolia y Buriatia, se adaptó a los moscovitas e incluye platos con ingredientes tan poco tradicionales como aguacate.
De algo más lejos vienen los cocineros y camareras de Koryo, el único restaurante norcoreano de Moscú. El local, con ambientación en este país, cuenta con un menú con platos tanto coreanos como de otros países asiáticos. En la barra luce una gran bandera norcoreana pintada en el mostrador y suenan canciones de este país. Aunque los trabajadores hablan ruso, por lo menos los que están de cara al público, rechazan responder a cualquier pregunta que no sea del menú. Este es uno de los pocos lugares donde los norcoreanos de Moscú trabajan en contacto con los moscovitas.
Pero hay muchímas más opciones. La época soviética fue una época de mucha mezcla entre las diferentes repúblicas y eso impregnó también la gastronomía. Es por ello que hay restaurantes ucranianos, georgianos, uzbekos y armenios. Pero también hay restaurantes nórdicos, peruanos, franceses, sirios, entre muchas otras nacionalidades. Entre ellas también está España. Papaella, en pleno centro, es una de las opciones más populares para quiénes quieren disfrutar de paellas, bravas o croquetas.
También está El Asador, que es más conocido entre la comunidad hispanoparlante por sus fiestas con música española/latina que por su comida, aunque cuentan con muchos productos españoles y una ambientación vasca. También hay otros que no están tan informados. Es el caso del restaurante El Pimpi, que aunque se anuncia como restaurante de comida española y en su marketing incluye platos en forma de cabeza de toro. Sin embargo, muchos de sus platos estrella no son de este país e incluso en su promoción hablan de la tarta de queso vasca que proviene de Valencia, algo que le hizo ganarse las críticas de rusos que sí conocen España.
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