Cuando mi batería está en menos de un 20% sale mi peor versión
Llegas a casa, después de pasarte todo el día apagando incendios en el trabajo, solucionando cada problema que surge, y cuando cruzas la puerta, ahí estás: tu pareja, tu hijo, tu compañero de piso, tu padre, tu hermana o cualquiera. otra persona con quien compartes tu vida. Y lo que ven no es exactamente tu mejor versión.. Estás agotado, no te queda paciencia y lo único que quieres es descansar.
Marian Rojas Estapé describe con abrumadora claridad lo que nos está pasando en esta situación. Según el famoso psiquiatra, cuando nuestra batería está por debajo del 20% sale nuestra peor versión. “Abro el frigorífico y ya no quiero brócoli”, explica el famoso psiquiatra, “allí ya quiero este carbohidrato poco saludable con sal y azúcar. O pedir comida a domicilio. También nos hace “más impacientes, más sensibles, con menos capacidad de hablar”.. Y, en definitiva, condenamos a nuestro pueblo a vivir con “nuestra peor versión”. Porque sí, este agotamiento no sólo te concierne a ti. También afecta a quienes te rodean.
Nuestra peor versión
No hay duda de que cuando estamos agotados manejamos peor las cosas (la vida misma). La pregunta es: ¿por qué sucede esto? La verdad es que cuando estamos agotados, La capacidad de nuestro lóbulo prefrontal, responsable de funciones como el autocontrol, la planificación y la toma consciente de decisiones, disminuye significativamente. Esto nos lleva a optar por soluciones fáciles y rápidas, como comer alimentos poco saludables o no controlar nuestras reacciones impulsivas. O que toleramos menos la frustración y somos más irritables, lo que dificulta la gestión de conflictos o tensiones.
A esto hay que añadir que el agotamiento aumenta la actividad de la amígdala, esa parte del cerebro que regula las reacciones emocionales. Debido a esta amígdala hiperactiva, reaccionamos exageradamente ante cualquier pequeño conflicto, pareciendo impacientes, enojados y tristes sin razón aparente.. En definitiva, estamos lanzando nuestra peor versión. Y por supuesto afecta a nuestra familia.
Cuando llegamos al límite de nuestra energía, toda esta irritabilidad, falta de paciencia y cansancio afecta a quienes comparten nuestra vida diaria. Y sobre todo, afecta a nuestros hijos. Son ellos los que esperan impacientes nuestra llegada a casa, para contarnos cómo les ha ido.. O nuestros compañeros de vida, que buscan apoyo, una buena conversación, un gesto de cariño. Y son estas personas, que constituyen nuestra familia y deben ser nuestra prioridad, las que reciben el reflejo constante de nuestro cansancio.
Cuidarse: la solución al problema
Está claro que no puedes dejar de trabajar, ni tampoco puedes dejar de solucionar los problemas que surgen en tu vida diaria. Pero Marian Rojas Estapé nos deja una reflexión importante tras esta cuestión de cansancio: “Tenemos que cuidarnos y decir: tengo que irme a casa no tan débil«. Y es que, como explica el psiquiatra, estas son las “gotas de padre” que reciben a diario nuestros hijos, las gotas de “pareja”, “hija”, “amiga” o “compañera” que aquellos con la misma hemos decidido compartir. nuestra vida.
¿Pero cómo hacerlo? ¿Qué puede hacer todos los días para reducir su agotamiento sin perder su trabajo o sacrificar su productividad? La psicología nos ofrece los siguientes consejos para conseguirlo:
Escucha las señales de tu cuerpo
Para empezar, aprende a identificar cuando te estás acercando a tu límite. Algunos indicadores de fatiga que generalmente se manifiestan a nivel físico y mental son los siguientes:
- Irritabilidad o impaciencia constante.
- Sensación persistente de fatiga física o mental.
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
Cuando notes cualquiera de estos signos, Es hora de empezar a priorizar el descanso, para desconectarse y reducir la velocidad. Esforzarse hasta el agotamiento no le servirá de nada y no es una práctica sostenible a largo plazo.
Establecer límites claros
El tiempo y la energía que tienes son limitados, así que Establece límites claros en todos los aspectos de tu vida.. Pero sobre todo en estos dos ámbitos: el trabajo y las relaciones.
Esto significa que No te vas a llevar las tareas pendientes a casa. Definirás tu horario de trabajo fijo y lo respetarás, porque los tiempos de descanso y desconexión son tan importantes (si no más) que los tiempos de productividad.
Cuando se trata de relaciones, comience a comunicar claramente sus necesidades a su pareja, hijos y familia. Pide ayuda cuando la necesites y empieza a delegar. Quizás regresarías a casa de mejor humor si supieras que tu pareja, que llegó antes, ya tiene preparada la cena. O puedes estar de mejor humor si, antes de escuchar con cariño los cuentos de tus hijos, puedes darte un baño caliente.
Crea rituales de desconexión
No sólo el cuerpo necesita descanso, sino también la mente. Por eso, a lo largo del día buscarás momentos para despejar tu mente. Si es posible, Integra esta idea de ritual de desconexión antes de volver a casa o a tu llegada. Algunas ideas efectivas, según la psicología, son:
- Escuche música relajante durante el viaje.
- Haz ejercicios de respiración o una breve meditación durante tus descansos.
- Cuando llegues a casa, date un baño caliente y ponte el pijama. O cambiarte de ropa, para desactivar mentalmente el “modo trabajo”.
- Si tienes un teléfono del trabajo, apágalo antes de irte a casa.
Priorizar el autocuidado diario
Para tener una mente sana, necesitas un cuerpo sano. Todo es cuestión de equilibrio. Entonces, para preservar mejor tu fuerza física y mental, asegúrate de cuidarte durante todo el día. Para ello, priorice especialmente estos tres aspectos.
- Alimento. Busca siempre alimentos que te aporten energía sostenida, Evite el exceso de azúcares o carbohidratos refinados.. Puede que te den una sensación inmediata de energía, pero tienen un efecto rebote.
- Ejercicio. Reserva 20 o 30 minutos realiza una caminata diaria o cualquier otra rutina de ejercicio que disfrutes y que te motive. Esto reducirá su nivel de estrés y mejorará su estado de ánimo.
- Sueño. Al menos intenta dormir 7 u 8 horas un día para que tu mente y cuerpo se regeneren. Las siestas de 20 minutos durante el día también son muy efectivas para recuperar algo de energía para afrontar la tarde con fuerzas.
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