Don Joaquín, el maestro de unos cuantos «miles de alumnos, de Oviedo a Las Regueras»
En el fútbol inglés hay especial admiración por los «One club man», aquellos jugadores que han desarrollado toda su carrera futbolística en el mismo equipo. Joaquín Vázquez Martínez o don Joaquín, como le siguen recordando muchos de los que fueron sus alumnos, dedicó toda su vida como profesor al colegio y a la academia que fundó Mateo Llana, una institución en la enseñanza del Oviedo del siglo XX. «Más de cuarenta y seis años de profesor entre el colegio y la Academia Llana, fui director de las dos», detalla el profesor que impartió «sobre todo matemáticas» a muchos, miles, de niños y adolescentes que hicieron la Enseñanza General Básica (EGB) en aquel colegio del final de la Argañosa, cruce de caminos con Fuente de la Plata y La Florida.
[–>[–>[–>El vínculo de don Joaquín con el oeste de Oviedo era mucho anterior, casi desde que vio la luz el 2 de abril de 1941. «Nací en Santa Cruz de Mieres por accidente porque mis padres vivían en Oviedo, en Vázquez de Mella, que de aquella se llamaba la Primera Travesía de Ramiro I, pero mi madre quiso que mi hermana y yo, los dos, naciéramos en casa de los abuelos, en Mieres». Todavía pequeño, a los cinco años, a su padre lo nombraron gerente de una empresa de carbones vinculada a Renfe y lo destinaron a Monforte de Lemos (Lugo), «el nudo ferroviario más importante del norte de España». Pero la familia volvió a Oviedo a los diez años por la muerte repentina del progenitor y tras un tiempo en Pontón de Vaqueros, «porque no había un piso aquí en la zona nuestra», regresó a la Argañosa, a la calle Comandante Vallespín, la actual Miguel Ángel Blanco. Primo carnal de Niti Colsa, «jugué con él bastante al fútbol en el prao de las Tres, donde hoy están las casas de la Sindical», en Vallobín, «que también lo llamaban el prao del sebo».
[–> [–>[–>«Bares por todos los sitios»
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Joaquín Vázquez cambió de calle, pero ya no dejaría el barrio. «Me casé en 1968 y fuimos a vivir a la calle Marcos Peña Royo (después Lola Mateos y ahora María Neira) y luego en 1984 compramos el piso donde vivo, en la calle Joaquín Manzanares», resume Vázquez, conciso, un periplo vital y residencial ligado siempre a la Argañosa. «Un barrio que era entrañable, con la gente muy integrada y con bares por todos los sitios, desde el cine Roxy hasta San Antonio. Me acuerdo de decirle a don Mateo que tantos bares no podían funcionar y el me respondía que ‘sí, porque los que beben vino entran en un bar, salen y van al de enfrente y así hasta llegar al Choque, que estaba en San Antonio».
[–>[–>[–>Don Mateo se apellidaba Llana. Toda una marca en la enseñanza ovetense del siglo XX. Se había iniciado en la docencia en las escuelas de La Corredoria, en 1941 fundó sus escuelas del final de la Argañosa y luego tuvo el colegio y la academia primero en la calle Santa Susana y a partir de 1962 en la calle Santa Teresa, «hasta que en 1972 desmembramos el colegio y la academia. Arriba quedó la academia para lo que era la formación profesional administrativa, y el colegio pasó para la Argañosa», precisa Joaquín Vázquez que desarrolló toda su carrera profesional en ambos centros. En aquel reparto, Julita Ibáñez Llana, «que era sobrina de don Mateo quedó de directora de la academia y yo fui de director para el colegio; al principio me pareció un paso atrás, pero fue lo mejor que me pasó porque en la Argañosa encontré muy buena gente y muy buenos compañeros», confiesa don Joaquín. Por sus clases pasaron unos cuantos «miles de alumnos de la Argañosa a Las Regueras», sin olvidar a los procedentes de barrios vecinos, como «Vallobín o a los que venían, chicos y chicas de Granda y de Colloto, en el autocar del Chabolero, lleno hasta arriba».
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Maestro de unas cuantas asignaturas, «sobre todo de matemáticas», recuerda que por aquel colegio de la Argañosa pasaron alumnos que hicieron carrera en el fútbol como «Arias, Velázquez; Mata; Ondina; Joaquín Cabrera, Quini el del Oviedo», precisa, «y dos internacionales, Joaquín Alonso y Quique Morán, los dos del Sporting, aunque Morán también jugó en el Atlético de Madrid, el Barcelona y el Betis; con los padres de Joaquín, que vivían en Fuente de la Plata, tenía mucha amistad», asegura el profesor. Una época «cuando las clases podían llegar a ser de sesenta o setenta alumnos» y «te veías en la calle, a diario, con muchos padres de niños y niñas a las que dabas clase; tuve la suerte de llevarme muy bien con los alumnos y con las familias, era cuando los padres te hacían caso». Una profesión de la que se siente orgulloso: «Me gustaba la enseñanza y puedo decir que siendo duro, tengo muchos amigos que fueron mis alumnos». El colegio cerró en 1996 tras la muerte de Mateo Llana pocos años antes. «Sus herederos no quisieron seguir con el colegio y después volví a la Academia cuando se retiró Julita, como director hasta que me jubilé».
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[–>Las vivencias de Joaquín Vázquez con la Argañosa se remontan también a su juventud futbolera, siempre de portero: «De crío jugué en el campo de La Florida en el Tradecol, el acrónimo de Travesía de Colón, donde estaba de presidente y entrenador Tamargo del Tío, que luego entrenó al Cibeles de hockey; después jugué en el Confecciones Aro, donde fui suplente del Pilu, Lombardía, y nos entrenaba Eduardo Barredo, el Gemelo, con el que aprendí muchas cosas». Una carrera que seguiría en el equipo de La Salle de Santa Cruz de Mieres y que tuvo que dejar para dedicarse por entero a la enseñanza. «Quise hacer mis pinitos en el San Martín de Sotrondio, pero no pude porque de aquella ya trabajaba y don Mateo me ponía verde por marchar los días de entreno, los martes y los viernes», cuenta. La afición por el fútbol pasó a otro estadio. «Soy un aficionado acérrimo del Oviedo, no un fanático, eh», avisa Joaquín Vázquez, que siguió a los azules por campos de toda España y era cuñado de Javier Vallina, directivo del Real Oviedo con José Manuel Bango, «cuando subimos a Primera en 1988».
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Joaquín Vázquez con Luis de Carlos, el presidente del Real Madrid que sucedió al Santiago Bernabéu / LNE
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Una pasión que le llevó a conocer a Luis de Carlos, el presidente que sucedió a Santiago Bernabéu al frente del Real Madrid. «El veraneaba en Foz y lo fui a buscar para que viniera a Tapia de Casariego a pasar el día con nosotros, con Velasco, una especie de delegado del Madrid en Asturias y con Ramón Sánchez Ocaña», recuerda Joaquín Vázquez, uno de los primeros veraneantes de la localidad costera del Occidente. «Empezamos a veranear en Tapia en 1970, cuando se tardaba casi cuatro horas de carretera en llegar en un Gordini que tuve , y fuimos todos los veranos hasta que mi mujer enfermó». Y un oviedismo presente en el ADN familiar de los Vázquez porque «tengo tres hijos y tres nietos socios del Oviedo desde que nacieron». n
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