EEUU e Irán se instan a continuar negociando tras una primera reunión «constructiva y basada en el respeto mutuo»

La reunión, de dos horas y media, había acaparado todas las miradas, y tras una semana de amenazas, declaraciones belicosas y malas palabras, sobre todo del presidente estadounidense, Donald Trump, el encuentro de este sábado entre Irán y Estados Unidos ha resultado en unas charlas “constructivas y basadas en un clima de respeto mutuo”.
Así lo ha confirmado en un comunicado publicado tras el fin de la reunión el Ministerio de Exteriores iraní. “Las conversaciones han versado sobre el programa nuclear iraní y sobre un alivio de las sanciones, todo a través de la mediación del ministro de Exteriores de Omán”, ha continuado el comunicado persa.
En un principio, las conversaciones han sido plenamente indirectas: las delegaciones iraní y estadounidense han sido situadas en dos salas distintas, y su huésped omaní ha intercambiado, entre habitaciones, papeles, documentos, puntos, líneas rojas y propuestas.
Los enviados iranís han sido liderados por el ministro de Exteriores persa, Abbás Araghchi; los estadounidenses, por Steve Witkoff, hombre de confianza de Trump —como él, multimillonario estadounidense sin apenas experiencia política—, que ha llegado a Omán después de una visita a San Petersburgo, donde el estadounidense estuvo reunido este viernes con el presidente ruso, Vladímir Putin. Witkoff es quien lidera las conversaciones internacionales de la administración de Trump.
Justo al término de la reunión, Witkoff y Araghchi han “coincidido y conversado en persona durante unos minutos, y han acordado continuar con las charlas la semana que viene”, ha asegurado la delegación iraní.
Un país casi nuclear
En la actualidad, Irán es reconocido como un país casi nuclear: aún no forma parte del club de los Estados que poseen la bomba —EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia, China, Pakistán, India, China, Corea del Norte e Israel— pero podría entrar en este grupo, con todo el uranio enriquecido al 60% que posee, en pocas semanas o meses. La decisión de no hacerlo, según los expertos, es un cálculo político: Teherán lo ve como un riesgo, algo que podría provocar un ataque israelí y estadounidense, como ha amenazado constantemente Trump en las últimas semanas.
Irán, hasta la fecha, ha priorizado llegar a un acuerdo, y tan solo ha usado su programa nuclear y su enriquecimiento de uranio, constantemente anunciado con bombos y platillos, como una herramienta de negociación; algo con lo que fortalecer su mano en la mesa de conversaciones.
Trump, en sus declaraciones constantes a la prensa durante los últimos días, ha anunciado que su intención, por la vía diplomática o militar, es evitar que Irán desarrolle su propia bomba nuclear. La intención de la República Islámica es tomar un respiro económico: que Washington levante parte o todas las sanciones que impuso Trump en 2018, cuando rompió el primer acuerdo nuclear, e Irán pueda salir del aislamiento internacional —y enorme crisis inflacionaria— en el que se encuentra ahora.
En 2018, por ejemplo un dólar estadounidense equivalía a 40.000 riales iranís. Ahora, el cambio se sitúa por encima del millón de riales: los iranís han visto como su poder adquisitivo se ha dividido por 25 en estos siete años.
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