El biogás como oportunidad estratégica
La independencia de la energía ya no es solo un objetivo deseable para España: es una necesidad urgente. Las tensiones geopolíticas de los últimos años, amplificadas por la invasión rusa de Ucrania, han expuesto la vulnerabilidad de los países que dependen de fuentes fósiles importadas.
En este contexto, El biogás emerge como más que una energía renovable: Es una herramienta estratégica, manejable y local, con un enorme potencial para transformar el modelo de energía, promover el desarrollo de las áreas rurales y fortalecer la resistencia de España contra futuras crisis.
Tanto el biogás como el biometano son clave para alcanzar la cuota mínima de energía renovable establecida para los Estados miembros de la Unión Europea. Representan un vector de energía esencial para la transición de energía y se colocan como una alternativa efectiva para descarbonizar los sectores de electrificación difíciles.
Casi la mitad del gas que importamos hoy podría ser reemplazado por gas renovable producido internamente a partir de desechos que apenas se aprovechan de
Los objetivos de desarrollo están claramente estipulados tanto en el plan de la UE de la UE como en el PNIEC, así como en la llamada «Hoja de ruta de Biogás»que plantea un objetivo mínimo de 20 biogás por año en 2030, de los cuales 12 twh son biometano.
Nuestro país tiene ante él una oportunidad única. Estudios recientes indican que, si el potencial del biogás se usara por completo, podríamos cubrir hasta el 45% del consumo actual de gas natural.
Es decir, casi la mitad del gas que importamos podría ser reemplazado por gas renovable producido internamente, de ganado, desechos agrícolas, urbanos e industriales. Hablamos de recursos que ya existen, que apenas se usan Y eso, en algunos casos, representa un problema ambiental.
Pero mientras que países como Francia, Alemania o Italia han estado decidiendo sobre el sector de biogás durante años, España todavía está atrasada. Y no debido a la falta de tecnología: las soluciones técnicas son maduras, existen capacidades de conocimiento disponible, industrial e inversor.
El freno no es técnico, es político y normativo. Es necesario una visión estratégica que coloca biogás en el centro de las políticas energéticas y una voluntad decidida de desbloquear obstáculos regulatorios que impiden su despegue.
Es necesaria una estrategia de país que permita unificar los criterios en todo el territorio y reducir los tiempos de procesamiento de los proyectos, para favorecer su llegada al mercado y transmitir confianza a los inversores.
Un motor de soberanía energética y desarrollo rural
El biogás no solo proporciona independencia energética, sino que tiene un profundo impacto en el desarrollo territorial. Las materias primas necesarias para su producción se concentran en gran medida en las zonas rurales.: Los desechos de ganado, agrícolas o agroindustriales que, tratados adecuadamente, pueden transformarse en energía limpia, manejable y continua.
Las plantas de biogás generan empleo local, atraen nuevas actividades económicas vinculadas a la bioeconomía, fomentan la innovación tecnológica y permiten materiales de revaluación que de otro modo terminarían desaprobados o convertidos en desechos.
Además, el proceso de digestión anaeróbica produce un digestato como CO -Product, que puede usarse, de acuerdo con la legislación actual y siempre que ciertos requisitos cumplan, como un fertilizante natural que permite reducir el uso de productos químicos y cerrar el ciclo de nutrientes en el suelo, contribuyendo a una agricultura más sostenible.
Por lo tanto, el biogás no es solo una apuesta de energía: Es un motor de economía circular, con impactos positivos en el medio ambiente, el social y económico.
En algunas de nuestras comunidades autónomas, se están desarrollando estrategias de gestión de digestato, adaptadas a las diferentes áreas agrícolas de ellas, lo que sin duda permitirá las regulaciones de la mejor alternativa para usar Digestate en cada proyecto.
Por lo tanto, es necesario implementar o adaptar estas iniciativas a todo el país para establecer un marco estable.
Es esencial establecer mecanismos que permitan a los productores comercializar biometano con seguridad, transparencia y rentabilidad, como en otros mercados europeos
Hoy, el sector privado está preparado para liderar este cambio. Las empresas con experiencia, conocimiento técnico y capacidad de inversión están listas para mostrar proyectos de escala que permiten transformar la promesa de biometano en una realidad tangible.
Estas empresas actúan como facilitadores del cambio, conectan productores, operadores de redes, industrias, municipios y consumidores, y construyen Las alianzas necesarias para hacer del biometano un pilar estratégico de la transición energética.
En España, a diferencia de otros países en nuestro entorno, no existe un incentivo de tasa de tasa para la venta de biometano que estimula la inversión privada, y los inversores deben, por lo tanto, proponer proyectos muy optimizados en todos los aspectos, acompañados por un socio con experiencia y visión global del proyecto desde el diseño hasta su explotación.
Sin embargo, el progreso requiere un marco adecuado. Las inversiones necesarias son significativas y solo se movilizarán si hay certeza regulatoria que las respalda. Es esencial establecer mecanismos que permitan a los productores Biometano de mercado con seguridad, transparencia y rentabilidad, como en otros mercados europeos.
También es necesario simplificar los procesos administrativos para facilitar la implementación de plantas de biometano, eliminando los cuellos de botella que detienen su expansión hoy.
Un compromiso determinado de liderar el cambio
El biogás no compite con otras soluciones energéticas, sino que las complementa. La transición energética no puede confiar en una sola tecnología: necesitamos Una combinación inteligente de electrificación, hidrógeno, eficiencia y gases renovables.
Cada vector tiene su papel, y el biogás, debido a su capacidad de almacenamiento y su carácter manejable, es clave para equilibrar el sistema y garantizar el suministro en momentos críticos.
No aprovechar este recurso sería un grave error. Cada tonelada de residuos orgánicos que hoy se desperdicia sin generar valor energético es una oportunidad perdida para avanzar hacia la independencia de la energía, reducir las emisiones y activar las economías locales.
España no puede permitirse perder el tiempo mientras que otros países europeos consolidan su liderazgo en esta área.
Por lo tanto, es hora de actuar. Las administraciones tienen la llave en sus manos para desbloquear esta oportunidad. Es necesario establecer, tan pronto como sea posible una visión estratégica del país que colocara biogás en el centro del futuro de la energía nacional. España tiene los recursos, la tecnología y las empresas comprometidas a liderar este cambio.
Ha llegado el momento de dejar la inercia y apostar, con una decisión, por una energía que puede transformar nuestro modelo de energía, reactivar el entorno rural y construir un país más autónomo, resistente y sostenible. El tiempo es apremiante y la oportunidad está frente a nosotros. No podemos dejar que escape.
*** Héctor Sánchez, Director de Proyectos Especiales en Vini Energies España
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