El campo europeo bloquea Bruselas para protestar contra los recortes de la nueva PAC y el acuerdo comercial con Mercosur
Cientos de tractores y miles de agricultores de toda Europa bloquean el centro de Bruselas desde primera hora de este jueves en «rebelión» contra Ursula Von der Leyen para pedir que no se recorten las ayudas de la PAC para el periodo 2028-2034 y para protestar contra el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), que la Comisión Europea quiere firmar el próximo sábado.
Los manifestantes comenzaron a llegar a la capital belga el miércoles por la noche, y desde la madrugada del jueves bloquearon algunas de las entradas por carretera a la capital y provocaron congestión del tráfico en gran parte de la ciudad.
La protesta, en la que se espera que participen unos 10.000 agricultores con 500 de sus tractores, tiene lugar el mismo día en que los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la UE se reúnen en Bruselas para una cumbre europea.
El campo español estará presente este jueves en Bruselas con 500 agricultores y ganaderos de Asaja, COAG y UPA en una primera gran protesta a la que podrían seguir muchas otras movilizaciones, advierten los representantes españoles del sector. La manifestación oficial, convocada por COPA-COGECA, comenzará a las 12.00 horas desde el Boulevard Roi Albert II y recorrerá, durante tres horas y media y de forma estratégica, las sedes de las tres principales instituciones comunitarias: la Comisión Europea, el Consejo y el Parlamento Europeo.
En cuanto a la PAC, El campo critica que la propuesta de la Comisión supone un recorte del 22% en el presupuesto (hasta el 32% si se tiene en cuenta la inflación) mientras la UE multiplica por cinco el gasto militar. Según cálculos de COAG, esto supondría una pérdida de 900 millones de euros al año para España y un incremento del precio de la cesta de la compra de entre 350 euros y 500 euros por hogar al año debido a un incremento de costes de entre el 6,5%, en el mejor de los casos, o el 9,5%, en el peor.
Por su parte, Mercosur no está en la agenda de la reunión, pero fuentes europeas indicaron que los líderes podrían abordar el acuerdo de asociación con Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, que en principio se firmará el sábado en Iguazú (Brasil). Pero esto requiere el apoyo de una mayoría cualificada en el Consejo de la UE, y tanto Francia como -en menor medida- Italia mantienen su reticencia. Por ello, las negociaciones sobre este tema continúan a contrarreloj en Bruselas.
La víspera, la Unión Europea acordó el diseño final de las cláusulas de salvaguardia del acuerdo comercial con Mercosur para proteger a los agricultores del potencial impacto negativo del aumento de las importaciones latinoamericanas y tratar de superar las dudas de países reacios al pacto, como Francia o Italia.
Estas permiten a la Comisión Europea investigar y actuar si las importaciones de productos agrícolas sensibles aumentan significativamente o entran a precios claramente inferiores a los europeos, e incluyen la posible suspensión temporal de beneficios comerciales si se detecta daño, entre otras.
El Los países de la Unión Europea tienen que dar luz verde al pacto en su conjunto para que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pueda viajar a Brasil el sábado firmar definitivamente el pacto con los líderes del Mercosur después de 25 años de negociaciones.
Para facilitar su aprobación, a principios de curso, la Comisión Europea dividió el acuerdo con Mercosur y separó la parte política para ratificarlo sin el visto bueno de todos los Estados. La política comercial en la UE está exclusivamente en manos comunitarias y este pilar de los acuerdos puede salir adelante con una mayoría cualificada en el Consejo (55% de los Estados miembros, lo que significa al menos 15 países que representen al menos el 65% de la población de la Unión) y el consentimiento del Parlamento Europeo. Sin embargo, los acuerdos de asociación, que entran tanto en el ámbito político como en el comercial, deben recibir la aprobación de los parlamentos nacionales, lo que viene retrasando la entrada en vigor de este tipo de pactos en los últimos años.
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