Son las cinco de la tarde y en la calle Bellmunt es imposible tomar una siesta. Los Porrazos, los martillos y los gritos no dejan de salir de las entrañas de uno de los puntos negros del urbanismo ovetenso. "Tres pandillas de ladrones"Los vecinos explican que se apresuren a devaluar las ventanas y los techos del tercer piso de lo que alguna vez fueron consultas externas. A pesar de la cerca perimetral y los anuncios del inminente comienzo de la demolición, el viejo Huca sigue siendo el objeto de un saqueo continuo que desconcierta a los vecinos. "Es indignante, están robando lo que es nuestro, pagado con impuestos y nadie hace nada"Explica Ana Álvarez, una ovetensa cuyos padres viven justo en frente del complejo sanitario abandonado.



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