El escalador zamorano Martín Ramos lleva en la mochila 10 de los 14 ochomiles del mundo
Recién llegado desde Zamora, Martín Ramos conversa mientras camina. Con serenidad, pero como si nunca pudiera estar parado alguien que tiene en la mochila 10 de los 14 ochomiles del mundo. “Es mi primera vez en Grado. Estuve en Oviedo y otros lugares de Asturias pero, la verdad es que participar en estas jornadas, que ya van por más de treinta ediciones, abruma un poco”, contaba el escalador, a su llegada a la villa.
La suya era una de las ponencias más esperadas de las Jornadas de Montaña organizadas por el Grupo Montañero Moscón (GMM), que han acercado al público, estos días, desde la historia de las olvidadas pirineistas hasta cuestiones de astronomía. Tras hacer un repaso por su trayectoria en la conquista de cumbres alrededor del mundo, el zamorano detalló así su última expedición en el Himalaya.
“Fue un viaje relámpago, lo decidimos en poco más de una semana, porque coincidió que quitaron el confinamiento y ya no había que pasar la cuarentena encerrado cuando llegabas a Nepal. Ahora ya no nos acordamos pero fue un periodo muy oscuro. Si ibas con la vacuna ya te dejaban entrar, así que lo decidimos y en menos de diez días, estábamos volando para Nepal”, explicó el escalador, sobre el inicio de la aventura en Manaslu.
Para tal gesta, coronar la octava montaña más alta del mundo, la expedición “duró poco, sobre un mes”. “Hay gente que, a mi vuelta en Zamora, ni se había enterado de que ya fuera y ya volviera”, ríe el escalador. Afortunadamente, “todo salió perfecto, rodado”.
Con nuevas responsabilidades en el trabajo, que dificultan el encontrar el tiempo para organizar una nueva subida, Ramos no renuncia, sin embargo, a nuevos proyectos. “La última expedición fue hace ya dos años. Mi intención es, en primavera del próximo año, intentar ir a Dhaulagiri, uno de los ochomiles a los que no he ido nunca”, cuenta el deportista, un enamorado de la montaña, que es “muy sufrida” pero da “mucha satisfacción personal”. Su primera cumbre fue Peña Trevinca, en la sierra sanabresa, y la coronó con apenas 10 años.
“Creo que lo más impresionante y lo mejor es la visión que tiene desde allí el ser humano. Poca gente, que no va en un aparato, puede tener esa vista de la tierra desde las alturas, pero con los pies en la tierra. Para mí es esa visión, después de lo que cuesta subir”, confesó el escalador, que se metió en el bolsillo, desde el primer momento, a los moscones.
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Las Jornadas de Montaña de Grado terminarán esta tarde a las 19:30 horas con la ponencia de otro de los grandes nombres patrios de la escalada: Rosa Fernández. “Una montañera excepcional cuya trayectoria está marcada por el coraje, la perseverancia y un profundo amor por las cumbres. Ha enfrentado y superado enormes desafíos tanto en la montaña como en la vida, demostrando una fuerza inspiradora. Y compartirá con nosotros su historia”, explican en el Grupo Montañero Moscón.
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