El estrecho de Ormuz, un paso estratégico para el petróleo mundial y ¿as en la manga de Irán?
La escalada bélica entre Israel e Irán, iniciada el viernes de madrugada con un ataque sin precedentes del Ejército israelí contra el país persa y la contundente répica posterior de este último, ha puesto en el punto de mira un paso estratégico de transporte marítimo que puede poner en jaque el comercio mundial de petróleo y el gas natural licuado: el estrecho de Ormuz.
El mismo viernes, los mercados ya dieron la voz de alarma disparando el valor del crudo ante el riesgo de que Teherán decida bloquear su paso. El precio del barril de Brent del Mar del Norte para entrega en agosto subió un 7,02% hasta los 74,23 dólares, con un pico durante la sesión de más del 13%. Su equivalente estadounidense, el barril de West Texas se elevó un 7,26% hasta los 72,98 dólares.
Este sábado, un diputado iraní miembro de la Comisión de Seguridad del Parlamento, Esmail Kosari, ha asegurado que el Gobierno se está planteando seriamente cerrar el estrecho, según informó el canal de noticias iraní IRINN. No es una novedad, pues el régimen islámico ha utilizado en más de una ocasión esta amenaza aunque sin cumplirla. Si finalmente se materializa la idea, la afectación al comercio mundial de petróleo y gas natural licuado tendrá unas consecuencias impredecibles.
Ubicación privilegiada
El paso de Ormuz es una lengua de agua que unos 160 kilómetros que une el golfo Pérsico con el de Omán y el mar Arábigo, y baña las costas de Irán (al norte) y Emiratos Árabes Unidos y Omán (al sur). Su anchura oscila entre los 33 kilómetros en su punto más angosto hasta los 100 kilómetros, y cuenta con dos vías de navegación de 3 kilómetros de ancho cada una, que permiten el paso simultáneo de barcos en ambas direcciones.
Se trata de uno de los seis puntos de estrangulamiento marítimo (‘choke points’) que hay en el mundo, pasos muy estrechos pero cruciales para el comercio marítimo global, como el estrecho de Bab-el-Mandeb, el canal de Suez o el de Panamá.
En el caso del estrecho de Ormuz, su ubicación privilegiada, como única puerta de salida para el crudo de grandes productores como son las monarquías del Golfo, le convierte en un canal de tránsito fundamental para el 20% del suministro mundial de petróleo y una proporción aún mayor del transporte de gas natural licuado.
Pero si Teherán opta por este cierre, se expone también a importantes pérdidas. En 2024, Irán ingresó unos 56.000 millones de dólares por sus exportaciones de petróleo, cuyo principal destinatario es China debido a las sanciones occidentales, y una cantidad indeterminada pero más relevante si cabe por el gas natural licuado, pues es el tercer mayor productor del planeta y posee las segundas reservas más grandes del mundo tras Rusia. Gran parte de estos ingresos se verían interrumpidos, con las devastadoras consecuencias que eso tendría para una economía muy tocada ya por años de sanciones.
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