El Gobierno de Alemania se agrieta por el férreo apoyo de Merz a Israel
¿A qué espera Friedrich Merz para abandonar el apoyo prácticamente incondicional a Israel? El anuncio de Emmanuel Macron de que Francia reconocerá el estado de Palestina, expresado un día después de su encuentro con el líder alemán en Berlín, ha aumentado las presiones sobre el canciller. La respuesta inmediata de Merz ha sido la esperada: Alemania no se plantea ‘a corto plazo’ tal reconocimiento.
Tras esta previsible reacción hay un sinfín de síntomas del agrietamiento en la postura oficial de Berlín. Un grupo de 130 funcionarios del ministerio de Exteriores han exigido por carta un ‘replanteamiento’ de ese apoyo incondicional a Israel; también lo reclama el grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata, socio de gobierno del bloque conservador de Merz. Las grietas se plasman asimismo día a día en portadas como la del semanario de referencia ‘Der Spiegel’, que se suma al clamor de otros medios nacionales o internacionales para denunciar el «crimen» de la guerra sobre Gaza. Ya no son solo las expresiones de rechazo de manifestaciones pro-palestinas como las que salpican cada semana las ciudades de todo el país. Un 80% de la población, según una encuesta reciente, considera «ilegítimo» el proceder de Israel, aun teniendo en cuenta que es en respuesta al terror de Hamás.
Merz rechaza el término de «guerra de exterminio» aplicado a Israel. Entre el conjunto de la clase política germana, con excepción de la opositora izquierda, es un tabú hablar de «genocidio«. Las denuncias desde organismos internacionales, sea la ONU o oenegés, o la orden de arresto de la Corte Internacional de La Haya contra el primer ministro, Benjamin Netanyahu, no alteran más que milimétricamente la postura oficial de Berlín.
A la pregunta de por qué no juntó Alemania su firma a la de los 28 países que, como España y la mayoría de socios europeos, piden el fin inmediato de la guerra en Gaza y la entrada de ayuda humanitaria responde Merz o su portavoz, Stefan Kornelius, con explicaciones tibias. Al anuncio de Macron siguió este viernes otro comunicado de Kornelius, insistiendo en lo consabido: Alemania está comprometida con una solución de los «dos estados» y no se plantea «a corto plazo» reconocer al Estado de Palestina. Reitera, eso sí, su apremio a que Israel «mejore drásticamente» la entrada de ayuda humanitaria, que ofrezca una «perspectiva política» a la Franja y que no dé pasos «hacia una anexión de Cisjordania«. Todo ello, tras exigir a Hamás que libere a sus rehenes y que entregue las armas.
Críticas tibias a crímenes de guerra
«El canciller ha dejado claro su rechazo a lo que ocurre en la Franja de Gaza», afirma Kornelius, ante la insistente pregunta sobre la negativa alemana a suscribir el llamamiento de los 28 países. Menos convincente aún es el argumento de que Merz ya ha calificado de «inaceptable» que Israel no permita el acceso «suficiente» a la ayuda humanitaria o expresado su «total identificación» con la última declaración del Consejo Europeo sobre ese conflicto, del 26 de junio. El canciller asegura que el contenido de ésta es «prácticamente idéntico al de la carta» de los 28 países. Su respuesta no hace más que acentuar la incomprensión ante el rechazo a suscribir el documento, puesto que es tan «idéntico» a sus propios postulados.
La cuestión persigue Merz en sus comparecencias ante los medios, mientras entre los funcionarios de Exteriores crece el temor a que el término «genocidio» aplicado a Israel deje de ser un tabú. La explicación de la razón de Estado o responsabilidad «especial» alemana hacia Israel por razones históricas no evitará a Berlín que, tras los monstruosos genocidios de la Alemania nazi, pase ahora a ser vista como cómplice de los de Israel.
La existencia de la carta de los funcionarios de Exteriores salió a relucir a través de ‘Der Spiegel’. Se trata, según este medio, de un grupo de jóvenes diplomáticos «horrorizados» por la inmovilidad alemana. El nerviosismo entre el gobierno crece. La exigencia de un cambio de rumbo se ha extendido entre los diputados socialdemócratas del Bundestag, la cámara baja. «Hay que actuar con consecuencia cuando el derecho internacional es sistemáticamente violado», escribió el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Matthias Miersch.
Frente a eso, Merz sigue rechazando medidas de presión sobre Tel Aviv, sean sanciones, embargo de armas o la suspensión del Acuerdo de Asociación UE-Israel, que reclaman cada vez más socios del bloque comunitario. A la «razón de Estado» o al peso de la culpa alemana por el asesinato de seis millones de judíos bajo el nazismo se añade otro obstáculo: la sumisión de la política exterior alemana a Estados Unidos. Es una regla mantenida desde hace décadas hacia su gran aliado transatlántico. Se recuerda, sin embargo, la excepción en tiempos del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, cuando en 2003 se negó a secundar la invasión «preventiva» de Irak comandada por el entonces presidente George W. Bush.
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