El papa León XIV tuvo un papel imprescindible

A los pocos minutos del anuncio de la elección de León XIV como nuevo pontífice de Roma, como era de esperar, algunos sectores ultras de la Iglesia Católica iniciaron una importante campaña para acusarle de encubrir abusos sexuales y de poder en su época como obispo de Chiclayo (Perú). La historia se remonta a hace una década pero lo cierto es que fue durante las últimas semanas del pontificado de Francisco, cuando el todavía cardenal Robert Francis Prevost suprimió, por orden del papa, una vertiente de la iglesia ramificada internacionalmente y con forma de secta: el Sodalicio de Vida Cristiana, ubicada en Latinoamérica pero, principalmente, en Perú.
«El papel del nuevo papa León XIV en la supresión del Sodalicio es imprescindible: fue él mismo, como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, quién estudió y valoró nuestras investigaciones y, en nombre de Francisco, exigió la renuncia del arzobispo José Antonio Eguren», declara a EL PERIÓDICO el investigador Jordi Bertomeu, natural de Tortosa y colaborador de Francisco en América Latina. Bertomeu explica en una entrevista con este medio como Bergoglio lo destinó como enviado especial a Lima para la realización de varios estudios, uno de los cuales terminó el pasado mes de abril con la disolución del Sodalicio de Vida Cristiana.
En este sentido, Bertomeu y el entonces cardenal de Chiclayo, actual papa León XIV, trabajaron conjuntamente para la desarticulación de esta secta ultracatólica. José Antonio Eguren Anselmi, arzobispo metropolitano de Piura (Perú), fue despojado por Prevost de sus privilegios eclesiásticos el pasado abril en probarse, según las investigaciones de Bertomeu y el arzobispo de Malta, Mario Grech, unos casos de abusos en Latinoamérica. Prevost era, desde enero de 2023, el Prefecto del Dicasterio para los Obispos, cargo que le había obligado a abandonar su diócesis en Chiclayo y que le había acercado todavía más a Francisco.
El Sodalicio, la primera secta abolida por el Vaticano
Fundado en 1971 por un laico, Luis Fernando Figari, el Sodalicio de Vida Cristiana era un grupo eclesial ultracatólico que nació en el Perú con la intención de convertirse en un partido político de extrema derecha, a imagen de lo que había sido la Falange española. Pronto se radicalizó, a medida que jóvenes de raza blanca, muchos de ellos de familias desestructuradas, entraban en el grupo, y ese Sodalicio «que había sido fundado con principios de apostolados, acabó cogiendo un componente sectario muy claro» explicaba Jordi Bertomeu hace unos días.
A finales de 2022 y principios de 2023, el papa Francisco envió una misión especial, compuesta principalmente por Bertomeu y Grech, a Lima. En la capital peruana y tras largos estudios, los investigadores descubrieron que los componentes del Sodalicio de Vida Cristiana habían practicado abusos sexuales y de poder de manera sistemática durante años. «Eso tenía todas las características de una secta abusiva», comenta Bertomeu, lo que sirvió para realizar informes que llegaron al Vaticano. Una vez en Roma y con la investigación sobre la mesa, el cardenal Prevost inició la supresión de la secta católica y la destitución de todos sus miembros, una de las últimas órdenes del papa Francisco.
El exterminio de uno de sus sectores no tenía precedentes en la historia de la Iglesia Católica, un hecho con el que Bergoglio marcó perfil y carácter, gracias a Prevost desde la sombra. La tarea de Bertomeu y la misión, desde la supresión de la secta, se ha centrado en la eliminación de todas las ramificaciones de la organización y la liquidación de sus bienes. «Ahora ayudo a los miembros del Sodalicio, unos 500 consagrados, a rehacer sus vidas; veremos si continúan en algún tipo de consagración o si se tienen que inserir directamente en la sociedad civil», explica Bertomeu. Detrás dejan cerca de un centenar de víctimas de abusos y un rastro de corrupción económica, un dolor que sigue muy presente en el día a día del Perú.
Monseñor Jordi Bertomeu, en la nunciatura apostólica de Lima, Perú, durante sus investigaciones para el Vaticano. / Fotos cedidas por Jordi Bertomeu.
El «compromiso absoluto» de Prevost con la justicia
De este modo, el Perú y Latinoamérica, el Papa León XIV y la supresión del Sodalicio tienen una relación «definitiva», según explica Bertomeu, que cuenta la larga lucha contra los abusos sexuales y de poder que mantuvo Prevost mientras era obispo de Chiclayo. Una lucha que, en realidad, era la de Francisco, ya que el cardenal actuaba como sus ojos, sus oídos y sus brazos ejecutores en América Latina. «Desde el primer momento en el que fue escogido obispo, Prevost apoyó totalmente a las víctimas del Sodalicio, a víctimas de abusos y a los periodistas que estaban siendo atacados por sacar a la luz las investigaciones», asegura el tortosino. Un apoyo que el futuro papa realizó junto con tres prelados más: Pedro Barreto, Carlos Castillo y Reinhold Nann, obispos de Huancayo, Lima y Caravelí, respectivamente.
«Si Prevost destacó por algo fue precisamente por esos abusos, por su compromiso con la justicia canónica», ratifica Bertomeu, que revela que las acciones del prelado estadounidense-peruano, además del apoyo a las víctimas, fueron las indagaciones de cada caso de abusos que salía y siempre «siguiendo los protocolos de la Santa Sede«. Por eso ahora, critica el investigador, «se están haciendo correr bulos intencionadamente, como venganza, por unos presuntos casos de encubrimiento que en realidad no lo fueron». Se trata precisamente de esta campaña en contra de Prevost, iniciada hace meses, que quiere «manchar la imagen del nuevo papa León XIV». «Hizo todo lo que pudo y más para tutelar a las víctimas e impulsar los proyectos de investigación, por eso ahora se lo reconocen muchas víctimas en las redes sociales», remarca Bertomeu.
Eso que se inició con Francisco, ahora lo continuará León XIV, asegura el misionero de Tortosa. «El compromiso del nuevo papa contra los abusos y a favor de la justicia es absoluto, yo mismo lo he experimentado», revela Bertomeu con toda firmeza. A lo largo de estos años, el investigador afirma haberse sentido «muy apoyado por Prevost», en especial «cuando las investigaciones sobre el Sodalicio me ponían en compromisos o me amenazaban con denuncias». Ahora, con el nuevo papa, Bertomeu espera continuar «allí donde más me necesiten».
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