El pobre meritorio que se creía como Larra; por Antonio Maestre
El Partido Popular está descubriendo de primera mano cuáles son los costes de pervertir esa supuesta cultura del mérito y la capacidad que dicen defender en la Comisión de Investigación del Senado sobre el caso Ábalos y utilizar la institución como medio para conceder sueldos suntuosos a quienes se han quedado sin un puesto en otra administración o deberían ser protegidos en caso de juicios. El Senado es un caramelo para el PP, especialmente el de Madrid, porque permite detener a quienes sospechen que pueden tener problemas con la justicia por su actividad como funcionario público en la gestión de la Comunidad. Y esas son muchas posiciones y muchas posturas.
Alejo Miranda de Larra fue el responsable de la construcción del Hospital del Zendal (sin quirófanos) y Llegó a Senador de la misma manera que Enrique Ruiz Escuderoex Ministro de Salud, en caso de que las denuncias y las detenciones. No busquemos la casualidad de que los responsables de la gestión de la pandemia en Madrid acaben sin capacidad, es precaución y costumbre. Pero comprendan que esto es incompatible con buscar buenos cuadros que hagan bien su trabajo en el parlamentarismo de la Cámara Alta. Estos meses de comisión hemos visto como los senadores, que lo único que tienen que hacer es prepararse para el interrogatorio con sueldos importantes y asesores de todo tipo, acaban convirtiendo la sesión en un espectáculo dantesco que no se ha visto ni siquiera en la reunión más contagiosa de misteriosos nazis. Si se pusieron sobre sus hombros a gente con graves causas de corrupción a sus espaldas, imagínense lo que le iba a pasar al presidente del Gobierno que, aparte de insidios y bulos, no tiene ninguna causa detrás.
Alejo Miranda de Larra cree que los genes le van a dar el talento de su antepasado Mariano José y que la misma locuacidad y finura del columnista y escritor le aparecerían a través de la ciencia infusa. No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas, viendo su agresividad interviniente, de que los días previos al interrogatorio El popular senador vio vídeos de Tom Cruise interrogando al coronel Nathan R. Jessup en ‘A Few Good Men’ buscando el momento para decirle a Pedro Sánchez con voz dominante si ordenó el código rojo. Su verborrea, agresividad y constantes interrupciones, impidiendo al presidente responder incluso cuando contestaba, dejaron en claro que no había ningún proceso de escucha posible. No buscaban respuestas porque las traje de casa.
«Mientras los demás robaban, él se moría de Covid». Dicen fuentes populares y así inició su intervención el senador, haciéndonos pensar en el silencio cómplice del paciente intubado cuando quien llevaba las mascarillas era el hermano de su jefe. El interrogatorio transcurrió según lo previsto: incomprensible, ruidoso y engorroso.siendo consciente de que como no hay mucho que rascar, era necesario hacer hablar de cualquier cosa menos del tema de la comisión, llegando incluso a preguntarle si estaba a favor de Nicolás Maduro o si consideraba al régimen venezolano una dictadura. Si no quieren que se hable del circo, que eviten salir vestidos de malabaristas.
No ha sido un día especialmente lúcido para el presidente del Gobierno más allá de los momentos en los que se lo pusieron fácil con el nivel parlamentario de la oposición. Lo obvio es que no había mucha intención de saber nada de nada y El único motivo de la comparecencia lo dejó claro Alberto Núñez Feijóo, buscar algún argumento para interponer una denuncia por falso testimonio. que ya estaba preparado antes de la aparición. La prudencia del presidente es comprensible sabiendo que todos los recursos judiciales están preparados para poner en su contra a un Antonio Costa. No sé qué más necesita para sacar los cañones y responder al estado profundo con la misma virulencia con la que te están masacrando. Si tienes que morir, al menos hazlo llevando contigo a muchos de los que creen que quedan impunes. La derecha utiliza instituciones sin el más mínimo decoro, responder con el mismo descaro y utilizar la estrategia de Gavin Newsom contra Donald Trump. Al fuego se responde con fuego.
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