La luz artificial nocturna, o la contaminación lumínica nocturna, es prácticamente común en la mayoría de las ciudades. «Sabemos que los factores ambientales, como el ruido y la contaminación del aire, pueden provocar enfermedades cardíacas al afectar nuestros nervios y vasos sanguíneos a través del estrés. La contaminación lumínica es muy común; sin embargo, no sabemos cuánto afecta esto al corazón», dice el autor principal del estudio, Shady Abohashem, del Hospital General de Massachusetts.

Todos los participantes se sometieron al mismo estudio combinado: ttomografía por emisión de positrones/tomografía computarizada (PET/TC). El estudio de 466 adultos evaluó la exposición a la luz artificial durante la noche, el estrés cerebral y la inflamación arterial.

Las investigaciones han confirmado que la exposición nocturna a la luz artificial se asocia con un mayor estrés cerebral, inflamación vascular y riesgo de enfermedad cardíaca, con un 17% de los participantes afectados durante 10 años, y los riesgos son mayores en entornos con estrés social o ambiental adicional, incluso cuando se tienen en cuenta los factores de riesgo tradicionales y socioambientales.

«Detectamos una relación casi lineal entre la luz nocturna y las enfermedades cardíacas: cuanto mayor es la exposición a la luz nocturna, mayor es el riesgo. Incluso aumentos modestos de la luz nocturna se relacionaron con niveles más altos de estrés cerebral y sanguíneo», dice Abohashem. Cuando el cerebro detecta estrés, activa señales que pueden desencadenar una respuesta inmune e inflamar los vasos sanguíneos.. «Con el tiempo, este proceso puede contribuir al endurecimiento de las arterias y aumentar el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares».

«Sabemos que una exposición excesiva a la luz artificial durante la noche puede perjudicar la salud y, en particular, aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas. Sin embargo, no sabíamos cómo se producía este daño. Este estudio investigó una de las muchas posibles causas, es decir, cómo responde nuestro cerebro al estrés. «Esta respuesta aparentemente juega un papel clave en el vínculo entre la luz artificial nocturna y las enfermedades cardíacas», explica Julio Fernández-Mendoza, de la Facultad de Medicina de Pensilvania (Estados Unidos), que no participó en la investigación.

Sin embargo, se debe tener en cuenta que este es un estudio de observación, un análisis de información previamente recopilada; por lo tanto, no puede demostrar una relación directa de causa y efecto entre cualquiera de las variables examinadas.

“La contaminación lumínica es más que una simple molestia; También podría aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas. Esperamos que los médicos y los responsables políticos tengan en cuenta la exposición a la luz nocturna al desarrollar estrategias de prevención”, concluye Abohashem.