Galicia, a la cabeza de las comunidades donde se consumen más ansiolíticos
Ya no parece extraño oír hablar de la salud mentalya sea a los profesionales sanitarios o incluso a los políticos que ponen sobre la mesa el debate y el problema en España. En los últimos años, el tema ha adquirido una importancia crucial, debido al creciente interés por el reconocimiento de los trastornos mentales y la necesidad de prestarles atención. Un estudio realizado por el Universidad de Santiago de Compostela (USC) acaba de confirmar, a través de cifras reveladoras, que efectivamente existe un problema en este ámbito de la salud que no se puede ignorar. Este informe, publicado en la prestigiosa revista científica de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), aporta datos sobre el preocupante uso de hipnosedantes o ansiolíticos, fármacos utilizados para combatir trastornos de salud mental como la ansiedad, la depresión o el insomnio.
El estudio revela que en En España, una de cada cinco personas entre 15 y 64 años toma algún tipo de hipnosedante.. En 2022, casi el diez por ciento de la población afirmaba tomar ansiolíticos habitualmente, mientras que en 2005 sólo el 3,7% confirmó este caso. Estos alarmantes datos también están vinculados al aumento de los diagnósticos de enfermedades mentales, muchas de las cuales son provocadas por la crisis financiera global y la posterior pospandemia, que han dejado consecuencias emocionales y psicológicas en miles de personas. La pandemia en particular ha sido un factor determinante que ha afectado la salud mental de gran parte de la población.
Un problema particularmente femenino
hay un perfil claro afectados por esta situación: mujeres entre 55 y 64 añosya que el 21,4% de las mujeres españolas de esta edad toman habitualmente estos medicamentos, siendo también las que tienen más diagnósticos de ansiedad y depresión. Esto también tiene un contexto social y cultural relevante. En el estudio, los investigadores señalan que las mujeres experimentan más síntomas porque son más conscientes de su salud mental y están más dispuestas a recibir apoyo profesional cuando lo necesitan. Además, también señalan que los profesionales de la salud suelen asociar ciertos síntomas en las mujeres con aspectos psicológicos y condiciones físicas en los hombres, lo que puede contribuir a que estos últimos no reciban el mismo nivel de atención o diagnóstico.
Comunidades que más consumen y las que menos consumen
Además del perfil demográfico, los investigadores también distinguen una clara diferencia territorial. En poblaciones con más diagnósticos de enfermedades mentales o con mayor población anciana y/o vulnerable, el consumo de ansiolíticos es mayor, lo que también está vinculado a una creciente demanda de asistencia médica y psicológica en estas regiones.
ENTONCES, Galicia, Canarias y Andalucía duplican el consumo medio nacional con 14,1%, 13,6% y 12,5% respectivamente. En qué se consumen menos hipnosedantes: País Vasco y Cataluña, ambos con un 7,7% y Madrid con un 5,2%. Las regiones donde más ha aumentado este consumo desde 2005 son Cantabria y La Rioja, donde se ha multiplicado por siete y seis respectivamente. Este aumento refleja no sólo un aumento en la prevalencia de los trastornos mentales, sino también un mejor acceso y diagnóstico de los mismos, lo que podría significar una mayor conciencia sobre la importancia de tratar estos trastornos.
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