Sólo hay 14,4 kilómetros entre Tarifa y Punta Cires, ya en la costa de Marruecos. Es la frontera natural entre Europa y África y al mismo tiempo uno de los corredores más transitados del mundo. Al fin y al cabo, desde hace años existen muchas formas de desplazarse de un continente a otro, y prueba de ello son las rutas comerciales, los flujos humanos, la energía, los cables submarinos y las mercancías que hemos visto durante siglos.

Hoy en día, ambos países tienen la suerte de contar con un tráfico marítimo bastante bien organizado, principalmente a través de transbordadores. Y aquí va Elena para subrayarlo. El Estrecho de Gibraltar ya está muy bien conectado con barcos, buenos horarios, infraestructura portuaria y logística que funcione. Lógicamente, no al mismo ritmo que una autopista, pero sí de forma bastante constante.

Por ejemplo, este verano más de 800.000 vehículos cruzaron el Estrecho, lo que supone un incremento del 2,9% respecto a las cifras del mismo periodo de 2024. La Operación Paso del Estrecho, en palabras de la Dirección General de Tráfico (DGT), «sigue siendo la mayor operación de tránsito entre dos continentes en el mundo y su éxito fue posible gracias a la buena coordinación entre Rabat y Madrid.

Elena reconoce que este viaje ya está bastante bien integrado en la movilidad actual, por lo que cree que no es tan necesario como parece construir un túnel submarino de tanta profundidad. Básicamente porque llevará mucho tiempo recuperar esa inversión.