Historias del fuera de juego
El Real Madrid ha caído esta noche en 22 fueras de juego.
-¿Sólo?
Esa fue la respuesta a la Prensa del técnico galés John Benjamin Toshack el 1 de noviembre de 1989 después de que su equipo sucumbiera de nuevo ante el Milan en una eliminatoria de Copa de Europa. El Real Madrid había vencido por 1-0, insuficiente tras el 2-0 de la ida en San Siro. Una vez más el equipo blanco había caído en la emboscada favorita de Arrigo Sacchi, el fuera de juego, la táctica de moda impuesta por el Barça de Hansi Flick en esta campaña.
Sacchi, a pesar de su pericia, no fue un inventor. No existe una notaría del fútbol donde se recoja quién fue el primer entrenador que hizo del fuera de juego una forma de vida. Sin embargo, algo se estaba cociendo en los años 60 en Centroeuropa.
El ‘efecto Sinibaldi’
El retrovisor lleva hasta el Anderlecht y un entrenador corso, Pierre Sinibaldi, que luego entrenaría a Las Palmas y Sporting de Gijón. En el fútbol sesentero Bélgica no daba mucho ruido hasta que llegó en 1962 una eliminatoria de Copa de Europa del Real Madrid de Di Stéfano contra el Anderlecht. Se presumía una goleada. En la ida en el Bernabéu, el resultado sorpresa fue de 3-3. En Bruselas, en la vuelta, 1-0. El Anderlecht había dado un porrazo en la puerta con un Sinibaldi que defendía una revolución de presión alta y fuera de juego.
Y eso que el fuera de juego del siglo XX no es el de ahora. Sin VAR, tirar el fuera de juego era una ruleta rusa en la que el banderín del linier y los ambientes en las gradas espoleaban sentencias. Eso no impedía que un puñado de temerarios soñaran con dejar al rival sin respuesta.
Arrigo Sacchi es un genio del fútbol, marcó una época, cuidaba todos los detalles, nos decía hasta cómo había que colocar el pie. La línea del Barça es casi perfecta, da gusto verlos
Tras Sinibaldi, en el radar aparecen dos entrenadores belgas, Raymond Goethals y Guy Thys, que promoverán la misma filosofía. El primero empieza a tronar desde un modesto, el St. Truiden. El segundo lo hace en el banquillo del Beveren. Desde Bélgica se forma así un tridente influyente que lanza una semilla que brota en Holanda.
El fútbol total de Rinus Michels
En el territorio neerlandés se fabrica el llamado fútbol total. Es la patria del intercambio de posiciones y el adelantamiento de la defensa. El libro lo empieza a escribir Rinus Michels, artífice del primer Ajax glorioso hasta 1971, cuando aterriza en el Barça, cargo que combina con la selección holandesa. En el Mundial del 74 Holanda enseña por televisión cómo se ejecuta el fuera de juego.
Aquellos melenudos de genio y talento comandados por Johan Cruyff asombran al mundo porque cuando pierden el balón se lanzan en manada a por el rival que una y otra vez sucumbe en la malla del fuera de juego.
Jugadas en el Mundial del 74 contra Uruguay, Argentina o Brasil se convierten en manuales que no han envejecido. Hay acciones en las que seis y siete jugadores caen en posición ilegal ante la destreza naranja. Michels simplificaba aquello: «Lo que hacemos es defender hacia adelante».
El objetivo de todos los fanáticos de aquella disposición táctica era dejar al rival sin tiempo para pensar, lo que en Argentina se articuló como achique de espacios con otro inspirador, César Luis Menotti, un entrenador destinado a dejar un legado.
La revolución de Arrigo Sacchi
Toda teoría alberga alguien que la lleve al extremo. En ese almacén hay que situar a Arrigo Sacchi, un entrenador sin pedigrí futbolero que llegó al Milan en 1987 para revolucionar la forma de mirar el fútbol. Jugar contra aquella escuadra era una tortura táctica. Al grito de ‘Milan’, expresado por Franco Baresi, el equipo se adelantaba para neutralizar el ataque del rival. A su lado operaban Tassotti, Costacurta y Maldini, un cuarteto que se recitaba de carrerilla.
Van Basten, uno de los legionarios que nunca entendió al jefe de aquel plan suicida, recoge en sus memorias que en los hoteles algunos compañeros oían de madrugada desde la habitación de Sacchi gritos de «fuera de juego, fuera de juego».
El Real Madrid sufrió aquella explosión táctica en dos temporadas consecutivas en la Copa de Europa, la 88-89 y la 89-90, en esta con Toshack, el día que el Real Madrid cayó en 22 fueras de juego, el primero de ellos a los 30 segundos. Sólo en la primera mitad tropezó en la emboscada en los minutos uno, tres, cuatro, ocho, veintiuno, veintiséis, treinta y nueve, cuarenta y uno, cuarenta y cuatro y cuarenta y cinco.
Butragueño resumió la sensación de aquellos choques: «Ellos parecían 20, y nosotros, diez». Gullit expresaba en MARCA recientemente que aquel Milan «hacía muy pequeño el campo».
Mientras, los antídotos y secuelas se extendían por el universo del balón. En Colombia emergía la figura de Pacho Maturana, otro doctor del achique que con el Nacional de Medellín se hacía un nombre en la pasarela de técnicos. El equipo colombiano apretó al Milan al máximo en la final de la Intercontinental de 1989, en la que sólo cedió por 1-0. Maturana resumía así la partitura de aquel equipo: «Defendemos para hacer de la defensa el arte de atacar».
El antídoto de Goethals y el ataque a la bandera
Ese Milan conquistó las Copas de Europa de 1989 y 1990. En la edición de 1991, cuando parecía un equipo blindado, se emparejó en cuartos de final contra el pujante Olympique de Marsella… de Raymond Goethals, aquel druida belga. El duelo fue un pizarreo de principio a fin con dos equipos entregados al fuera de juego. 1-1 en Milan y 1-0 en Marsella.
El partido aplastó el juego limpio. En el minuto 87 el estadio Velodrome sufrió un apagón. El Milan optó por no volver al terreno de juego buscando la descalificación gala. La argucia salió mal y la UEFA sancionó al Milan con un año sin jugar en Europa. Goethals fue el cerrajero de la era Sacchi, que pasó a la selección italiana.
Años más tarde, en 1998, Sacchi extendió su teoría sobre el Atlético de Madrid. El italiano sólo duró en el cargo hasta febrero, tiempo suficiente para que no se olvidaran sus métodos. Uno de sus ejercicios más repetidos fue el llamado ‘Ataque a la bandera’. Consistía en situar a los once jugadores en una mitad del campo en la que había colocado banderas de distintos colores.
Fueras de juego provocados en esta temporada
El Barça lidera en las 5 grandes Ligas el número de veces que hace caer a los rivales en posición ilegal. Equipos como Real Madrid y Atlético sólo han logrado 16 fueras de juego de los equipos adversarios.
Un líder sin rivales cerca.
- Barcelona – 86
- Parma – 43
- Osasuna – 39
- Brighton – 37
- Ol. Marsella – 36
- Milan – 35
- Stuttgart – 35
- Fulham – 34
- Chelsea – 33
- Auxerre – 32
- Las Palmas – 32
El técnico gritaba ‘amarillo’, ‘rojo’, ‘azul’ etc. y el bloque basculaba para asfixiar a esa bandera que ocupaba un espacio en una zona del campo. Sacchi presenciaba el ejercicio y corregía la posición de los jugadores. Cuando se entrenaba con balón y el equipo no lo robaba la línea de cuatro defensas hacía el acordeón, subía y bajaba la línea.
El trabajo de la posición del pie
Santi Denia, actual seleccionador sub 21 y olímpico de España, integraba como central aquella plantilla rojiblanca con Sacchi, al que considera «un genio del fútbol, como Cruyff o Guardiola. Iba al detalle. Marcó una época y de él aprendí mucho. Nos decía cómo había que girar y cuándo había que reducir espacios».
De ese método de trabajo Santi Denia destaca cómo «a Sacchi le gustaba que el equipo estuviera junto, priorizaba el trabajo defensivo. Hasta nos decía cómo colocar los pies. Todo eso requiere de mucho entrenamiento.También con Antic íbamos con la línea adelantada. Con Solozábal me entendía con una mirada y además sabíamos que detrás estaba Molina, si adelantábamos la línea él también salía mucho».
Santi Denia, que operaba como central en una defensa con Chamot, Aguilera, Njegus, Torrisi, Serena o Toni Muñoz, entre otros, recuerda que los de esa posición «son los que más concentrados deben estar. Si hay un error hay una ocasión clara en contra. La clave es reducir el espacio. Saber que hay que hacerlo, saber cómo hay que moverse en el momento en el que haya un pase hacia atrás del rival o si un contrario ha hecho un mal control».
El Barça sorprende por lo bien que lo hace; el mejor fue el Milan de Sacchi, no lo hacía en todas las jugadas sino cuando decidía Baresi y eso a un rival le incomoda mucho, no sabe cómo afrontar la jugada
El entrenador estima que el fuera de juego «es complicado tanto al ejecutarlo como al evitar caer en ello. En el Barça se nota que creen en eso y ven que funciona. Eso se consigue con horas de entrenamiento. La línea está casi perfecta. Se perfilan bien. Da gusto verlos. Y cuando han sufrido algún problema siguen creyendo en ello. Lo importante es trabajarlo y que te crean, que no haya dudas».
Kiko, delantero del Atlético en esa época de Sacchi, reconocía haber aprendido «más con Sacchi en cinco meses que en mis siete años anteriores de profesional». El delantero desveló que había mantenido conversaciones con el italiano casi de madrugada.
Van Basten ha pedido varias veces la abolición
La leyenda holandesa defiende la retirada del fuera de juego
- Después de ser uno de los soldados de Sacchi en el Milan que extremó el uso del fuera de juego, Marco Van Basten ha apadrinado la corriente que pide su abolición en el fútbol. El holandés ha defendido su teoría desde diferentes posiciones. De 2016 a 2018 la FIFA le nombró director de Desarrollo técnico. Dentro y fuera de ese cometido, Van Basten ha explicado por qué pide la eliminación del fuera de juego:
“Sigo teniendo mis dudas con el fuera de juego, porque estoy convencido de que no es una buena norma. Al menos me gustaría hacer una prueba para mostrar que el fútbol es también posible sin el fuera de juego. Estoy seguro de que sería mejor sin él. Si no tuviéramos fuera de juego, tendríamos muchos menos problemas y los equipos tendrían otras soluciones para ofrecer un buen juego. Los equipos encontrarían una forma de jugar sin el fuera de juego”.
Pichi Alonso, ex jugador y entrenador, y ahora comentarista de Movistar, admite que el fuera de juego del Barça de Flick le «ha sorprendido por lo bien que lo están haciendo. No es fácil coordinar la salida, que no se quede nadie descolgado, que los laterales estén ordenados, pero para avanzar la línea lo fundamental es que haya presión sobre el pasador rival. La diferencia de este Barça con el de otros años es que todos corren y presionan».
Algunos remedios para evitar la emboscada
Alonso repasa formas de estudiar esa estrategia para superarla: «Los rivales van pensando y estudiando cómo evitarla. Por ejemplo, para los delanteros no hay que hacer desmarques verticales, sino recorrer su línea defensiva en horizontal y luego romper. Eso, el que lo hacía de forma extraordinaria era Hugo Sánchez. Y también, que entren los de la segunda línea».
En su carrera Pichi Alonso fue dirigido por técnicos de esa escuela: «Menotti lo llamaba el achique de espacios. Recuerdo el partido inaugural del Mundial 82 en el Camp Nou entre Argentina y Bélgica y lo que hacían los belgas, con Guy Thys, era todavía más descarado que lo que hace el Barça ahora».
Para un futbolista enfrentarse a un equipo entregado al fuera de juego es una especie de aventura. Pichi Alonso desvela que «el día que me sentí más incómodo como jugador fue en la final de la UEFA del Espanyol contra el Leverkusen. En la ida en Sarriá no jugaron atrás como habíamos visto en otros partidos. Nos tiraron el fuera de juego. Si no te lo esperas estás más pendiente de los movimientos del rival que del tuyo. Ni lo habíamos hablado y cambiamos sobre la marcha».
Baresi y la importancia de un líder
Pichi tiene claro que el equipo que mejor lo ha hecho «es sin duda el Milan de Sacchi. Además, contaba con Baresi como líder. El Milan no lo hacía en todas las jugadas, lo hacía cuando decidía Baresi. Eso para un jugador rival es muy incómodo. No sabes cómo afrontar la jugada. ¿Qué hago? ¿Me desmarco, no me desmarco?».
El fuera de juego persigue a los directores de orquesta hasta el salón. En 1997 se celebró el homenaje a Franco Baresi con un partido en San Siro entre el Milan y una selección internacional que terminó con 5-1 para los locales. En una cita para el entretenimiento, el líbero del Milan de Sacchi se ocupó de ordenar el fuera de juego como si fuera una cita oficial ante la sorpresa y el asombro de los testigos.
Lo que hace el Barça habla muy bien de su entrenador; sin centrales rápidos no puedes poner la línea en el mediocampo y con jugadores perezosos en la presión tras pérdida, tampoco
Javi Gracia, ex jugador y actual entrenador, estima que aplicar el fuera de juego «depende del equipo que tengas y sus características. Todos los entrenadores diremos que queremos ser un equipo dominante, valiente, ofensivo, todo eso, pero el objetivo es sacar el rendimiento a la plantilla. Si tienes centrales que no son demasiado rápidos no puedes poner la línea en el mediocampo. O si tienes jugadores perezosos en la presión tras pérdida, tampoco».
La sincronización con el pasador
La estrategia del Barcelona entra en el análisis y Javi Gracia cree que ahí «se ve mucho trabajo detrás. La mayoría de aficionados esperaba los partidos ante el Bayern y el Madrid, que tenían jugadores muy rápidos, y mira, lo hicieron igual de bien. Eso habla muy bien de su entrenador. Lo hacen bien hasta jugadores que no tienen experiencia en Primera. Para lograr esa coordinación en la línea no hay otro secreto que el trabajo».
Para Javi Gracia, el antídoto contra esa estrategia «en la teoría no es tan difícil. Todos vemos el partido y cómo el rival ha caído. Pero luego, en la realidad del partido, hay que lograr la sincronización entre el pasador y el que rompe el espacio, o cambiar la orientación del juego, o buscar una diagonal. Y si buscas la espalda de la defensa ahí está el portero, que también está adelantado».
En los referentes en esa táctica, Gracia también apunta hacia «el Milan de Sacchi. Es el primer equipo que recuerdo que lo hiciera tanto y con ese atrevimiento. El Barça ahora lo lleva a un nivel de mucha valentía. A veces no se sabe si el riesgo es correr hacia adelante o al contrario, tener que correr hacia atrás».
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