Israel avisa al ayatolá Jameneí de que podría correr «la misma suerte que Sadam Husein» mientras siguen los ataques cruzados
Mientras los ataques israelís y las respuestas y bombardeos de Irán continúan, el ministro de Defensa del Estado hebreo, Israel Katz, ha asegurado este martes que el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí va camino de «correr el mismo destino» que Sadam Husein, presidente iraquí hasta 2003.
Husein, derrocado y capturado ese año tras la invasión estadounidense de Irak, fue ejecutado en 2006. «Aviso al dictador iraní de que no continúe con sus crímenes de guerra lanzando misiles a los ciudadanos israelís. [Jameneí] Debo recordar lo que pasó con el dictador vecino de Irán, que se abrió paso contra IsraelKatz dijo, antes de asegurarse de que sus fuerzas estén «golpeando al país persa con gran fuerza y en todos los niveles, según aquellos con los planes que hemos tomado».
Desde el viernes, la escalada bélica entre Tel Aviv y Teherán ha causado ya la muerte de al menos 248 personas, aunque la cifra podría ser mayor: la gran mayoría de los fallecidos son civiles y, de todos los muertos, 224 son iranís. Katz —uno de los ministros israelís más belicistas e incendiarios en sus discursos— ha asegurado durante los últimos días que los ciudadanos iranís y en especial los habitantes de Teherán «pagarán por los crímenes» cometidos por la República Islámica.
Israel —como Irán en sus respuestas— ha bombardeado edificios de viviendas y objetivos civiles y este martes por la mañana, horas después de que Israel ordenase la evacuación de Teherán —algo imposible, ya que la capital iraní tiene más de 13 millones de habitantes y las vías de salida están colapsadas— Tel Aviv ha continuado con sus bombardeos contra el oeste del país persa. La víspera, el Ejército israelí atacó la sede de la televisión estatal iraní IRIB TV mientras emitía en directo.
Cerco a Jameneí
Con sus ataques desde el pasado viernes contra Irán, Israel ha conseguido acabar con gran parte de la cúpula de poder iraní que rodea al ayatolá Jameneí, y a los altos cargos de la Guardia Revolucionaria, el cuerpo de élite político-militar creado tras la victoria de la revolución verde en 1979.
Este cuerpo, en la actualidad, dispone de más poder y recursos que el propio Ejército, y es visto como el gran valedor y protector ideológico del sistema de la República islámica. Su líder, Huseín Salamí, fue asesinado por Israel en los primeros bombardeos del viernes pasado, junto con otros altos cargos militares. Tel Aviv, de hecho, asegura haber también asesinado al sustituto de Salamí, Mohammad Pakpur. Teherán no ha confirmado su muerte.
Esta no es la primera vez que Israel apunta directamente a acabar con Jameneí y su Gobierno como el objetivo final de sus ataques y bombardeos aéreos, a pesar de que en primera instancia el Ejecutivo del primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, aseguró que lo que buscaba era acabar con el programa nuclear iraní y con la posibilidad de que Irán desarrollase la bomba nuclear. De hecho, el propio Netanyahu ha reiterado en distintas entrevistas en las últimas horas que matar a Jameneí «pondría fin al conflicto».
Irán, a pesar de haber enriquecido uranio al 60% —niveles cercanos al 90% necesario para crear la bomba atómica—, mantiene que nunca ha buscado desarrollar el arma, sino que intentaba utilizar su programa nuclear para llegar a un acuerdo con Estados Unidos. El presidente estadounidense, Donald Trump —que de hecho culpa a Irán por los ataques de Israel—, ha asegurado que lo que él quiere es un «acuerdo real» sobre la capacidad nuclear de Irán.
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