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Jara se mide a las derechas chilenas en una primera vuelta con cinco millones de nuevos electores ‘obligados’

Jara se mide a las derechas chilenas en una primera vuelta con cinco millones de nuevos electores ‘obligados’
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  • Publishednoviembre 15, 2025



MADRID, 15 de noviembre (EUROPA PRESS)-

Los chilenos acuden este domingo a votar en una primera vuelta de las elecciones presidenciales con hasta ocho candidatos -con la apuesta del oficialismo Jeannette Jara y el ultraderechista José Antonio Kast como virtuales contrincantes en la segunda vuelta-, así como a renovar la Cámara de Diputados y la mitad del Senado.

Las elecciones de este domingo también están marcadas por un aumento del censo, luego de que el Congreso estableciera que acudir a las urnas en 2022 es obligatorio. Si en comicios anteriores se estima que participaron entre siete y ocho millones de electores, desde que se estableció la nueva norma la cifra ha superado los trece millones, como lo demuestran las elecciones locales de 2024.

Según la ley electoral, desde hace dos semanas no hay elecciones en Chile, pero sí debates televisados ​​y diversos actos de campaña, que cerraron este jueves con actos multitudinarios, como los de Jara y Kast, quienes aprovecharon para defender sus modelos y lanzar algún que otro ataque a su previsible gran rival en esta primera vuelta, para el que dos más tienen opciones: Johannes Kaiser y Evelyn Matthei.

La papeleta electoral está repleta de candidatos de derecha -algunos tradicionales como el de Matthei y otros como el representado por el antivacunas Kaiser, que elogia abiertamente la dictadura militar-, algunos independientes y entre ellos todos Jara, ex ministro de Trabajo hasta abril.

CANDIDATOS

Jara, la primera militante del Partido Comunista que aspira a gobernar el país, encabeza la candidatura de Unidad por Chile tras ganar con claridad las primarias del oficialismo, impulsada por su gestión en el Gobierno de Gabriel Boric, donde su papel fue clave para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales.

En esa segunda vuelta que se da por segura -fijada para el 14 de diciembre- Jara se toparía con uno de esos tres candidatos de derecha mencionados anteriormente, contra los cuales no tendría nada que hacer, según las encuestas y la más que previsible convocatoria entre la derecha al voto por quien sea rival del ex ministro.

A diferencia de Jara, los candidatos de derecha no han pasado por primarias, por lo que esta primera vuelta parece una de esas. El mejor colocado para la segunda ronda es Kast, un viejo conocido en este tipo de batallas. El ahora candidato del Partido Republicano ha intentado llegar a La Moneda hasta en tres ocasiones.

Kast ha optado en la campaña por hablar de economía, de la lucha contra la inmigración irregular y de la inseguridad hasta convertirla en el eje principal, obviando los puntos de la llamada guerra cultural que tanto mermó sus aspiraciones pasadas. Un guante que ha recogido Kaiser, que aspira a ser el chileno Javier Milei.

Kaiser dirige el Partido Nacional Libertario, escindido del partido de Kast, al que incluso reprocha haber moderado. Se define a sí mismo como reaccionario, es un entusiasta de las armas y representa una extrema derecha muy neoliberal, económica y socialmente conservadora.

Matthei, representante del conservadurismo clásico y con apoyo en el centro, ha sido penalizado tanto por sus errores -justificó el golpe de Augusto Pinochet- como por el empuje de Kast y Kaiser, que le ha obligado a defender, por ejemplo, políticas duras contra la inmigración para no perder votos en la derecha.

HORIZONTE A LA DERECHA

Si bien Jara tiene posibilidades de ganar en primera vuelta, por el contrario, tiene un escenario mucho menos favorable en diciembre. Pese a haber sido uno de los miembros más destacados del gabinete de Boric, en otra paradoja, haber formado parte del mismo también le ha mermado por el desgaste del Gobierno.

No así las derechas, que han sabido capitalizar los que han sido los grandes retos, casi desde el principio, del Gobierno de Boric: la delincuencia, pese a ser uno de los países más seguros de la región, y la inmigración irregular.

Unos 337.000 extranjeros viven irregularmente en Chile, en su mayoría procedentes de Venezuela. La derecha no ha tenido reparos a la hora de relacionar este tipo de migraciones con la delincuencia, para cuya solución proponen mano de hierro, una dinámica que se repite en toda la región, rehén de una desigualdad histórica y endémica.

Kast ha propuesto la construcción de cárceles de máxima seguridad al estilo Nayib Bukele en El Salvador, Matthei apuesta por reforzar la presencia de la Policía en las calles y Kaiser, además de la expulsión masiva de extranjeros, se ha mostrado partidario de replicar políticas de seguridad como las de Donald Trump, como el traslado de delincuentes condenados de otros países a prisiones fuera del territorio chileno.

Jara también ha hablado de inversiones millonarias para reforzar la seguridad y las fronteras, aunque, como el actual Gobierno, apuesta por programas de integración para extranjeros y ha insistido en apuntar a las finanzas del crimen organizado en pos del blanqueo de capitales.

LOS CINCO MILLONES ‘OBLIGADOS’

Se trata de las primeras elecciones presidenciales en las que entre cinco y seis millones de chilenos que no votaban habitualmente tendrán que hacerlo bajo pena de multas económicas, que oscilarán entre los 30 y los 100 euros, aunque hay excepciones, como enfermedad o invalidez comprobada, o estar fuera del país.

Desde la reforma aprobada por el Congreso en 2022, han sido cuatro las votaciones y fueron trece millones los que pusieron la papeleta en las urnas de los 15,6 millones que quedan registrados automáticamente en el censo.

El perfil de este nuevo elector aún no está claro, aunque impredecible por su desinterés por la política, derivaría hacia la derecha, según algunos análisis que sugieren que fue clave para tumbar la propuesta constitucional de Boric y para la clara victoria del partido de Kast en las elecciones al Consejo Constitucional, órgano que se encargó de discutir una nueva propuesta de la Carta Magna.



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